Persiguiendo a guardias de Campos de Concentración con nuevas herramientas
Después de años de relativa inactividad, los fiscales alemanes han abierto decenas de nuevas investigaciones de hombres y mujeres sospechadas de haber servido como guardias en los campos de concentración nazis, en una carrera contra reloj para llevar ante la justicia a los sospechosos que han envejecido.
Desde finales de la Segunda Guerra Mundial que no se han tenido tantos casos juntos. El aumento de éstos está impulsado por una nueva generación de fiscales, la «generación de los nietos«, como se los conoce aquí — que tiene una visión menos conflictiva por la culpabilidad de los delitos cometidos durante la guerra. Por esa razón es que encontraron una nueva manera de juzgar a sospechosos que permanecían impunes. Como sucedió con el caso de John Demjanjuk en el 2011, un ex guardia del campo de exterminio de Sobibor y que pasó años viviendo tranquilamente en Ohio (EEUU).
Los fiscales están ahora aplicando métodos modernos a crímenes históricos, como son los modelos virtuales tridimensionales de los campos para demostrar lo que podían haber visto los guardias desde sus puestos, así como hojas de cálculo y bases de datos para recoger evidencia crítica de materiales de los archivos nazis. Solo desde marzo, los fiscales desde Stuttgart a Schwerin y desde Hamburgo a Francfort han abierto investigaciones contra hombres y mujeres sospechosos de haber desempeñado un papel importante en el funcionamiento del campo de Auschwitz-Birkenau. Estos son casos que eventualmente podrían conducir a cargos de complicidad en el asesinato de decenas de miles de los más de un millón de judíos y otros que perecieron allí.
El más joven de los sospechosos tiene 80 años y ha vivido libremente en Alemania durante décadas. Entre ellos se encuentra una mujer de Hamburgo de 90 años, que sirvió como guardia en Auschwitz-Birkenau entre septiembre y octubre de 1944, dicen los fiscales. Otro es un hombre de 93 años de edad que trabajaba como paramédico en el campo en 1944. Fue arrestado en marzo en el norteño estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. La edad avanzada de los sospechosos ha provocado la simpatía de algunos en Alemania, que plantean interrogantes tales como si es necesario proseguir con los juicios ahora, después de haber vivido tantos años en paz. Pero el sentimiento prevaleciente en los medios de comunicación alemanes y debates públicos es que juzgar los crímenes de la época del nazismo es mejor hacerlo tarde que nunca.
«Se afirma a menudo y es cierto y ha sido dado por hecho como algo inevitable, que la mayoría de los autores del Holocausto nunca rinden cuentas por sus crímenes o incluso ni han sido llamados ante un tribunal«, dijo Paul A. Shapiro, Director del Centro de Estudios Avanzados del Holocausto en el Holocaust Memorial Museum de Estados Unidos en Washington. «La imposibilidad de enjuiciar a más responsables del Holocausto no era inevitable«, añadió, «pero en ese momento la ley no estaba preparada para lidiar con crímenes cometidos en una escala monumental. Ha tomado décadas de arduo trabajo desarrollar leyes y los precedentes legaesl necesarios para solucionarlo.» El precedente crucial fue proporcionado por el Caso Demjanjuk, al que un tribunal del Estado de Munich condenó por complicidad en el asesinato de 28.060 personas. Estas víctimas fueron las que murieron durante el tiempo que trabajó allí. El fallo revocó un precedente que había eximido por falta de pruebas que vinculara a los sospechosos con una matanza específica.
Además, el juez determinó que era imposible que quien hubiera trabajado en Sobibor, un campo relativamente pequeño, no fuera considerado como parte de la maquinaria de exterminio de los nazis. Desde entonces, los fiscales federales alemanes, encargados de investigar crímenes de guerra nazis han reabierto decenas de archivos de ex guardias cuyo paradero había sido conocido por las autoridades. Los casos se filtraron constantemente a través del sistema de justicia descentralizado de Alemania hasta septiembre, cuando la Fiscalía Federal recomendó que las autoridades en 11 de los 16 Estados de Alemania presentaran cargos contra 30 ex guardias. Pero mientras el fallo de Demjanjuk elimina la carga de vincular a los guardias a una muerte específica, los fiscales continúan enfrentando el peso de la prueba sobre lo que los sospechosos sabían acerca de la matanza a escala industrial que estaba teniendo lugar allí.
Empezaron con Auschwitz-Birkenau, donde poder probar que los guardias sabían sobre los asesinatos era legalmente más difícil que en el caso de Demjanjuk porque Auschwitz era mucho más grande que Sobibor. «En un campo de muerte como Sobibor era claro que nadie que llegara hubiera podido salir de allí» dijo Doris Möller-Scheu, vocera de los fiscales en Frankfurt que investigan a dos hombres, identificados sólo por sus edades, 89 y 92. años «Tenemos que demostrar que realmente sirvieron en los lugares de exterminio en Auschwitz».
El primer caso de los fiscales estatales implicó a Hans Lipschis, de 94 años, quien fue deportado de Estados Unidos en 1983. Al tiempo, las autoridades de la R.F. A dijeron que no había motivos para procesarlo. Tres décadas después, Ralf Dietrich, fiscal del Estado,de 37 años de edad, en Stuttgart, le pidieron que investigara los cargos que existieran contra él. Dietrich dijo que mientras revisaba el testimonio en los tribunales de Frankfurt sobre Auschwitz de la década de 1960, se dio cuenta que no era suficiente para continuar con el caso. En cambio, tomó la investigación desde otro lugar, como lo haría en un juicio penal más reciente. Usando la tecnología digital, creó un modelo tridimensional de Auschwitz-Birkenau, con la ayuda de funcionarios en Baden-Württemberg y Baviera, que permite una vista de 360 grados del campamento. Puede ser programado para mostrar lo que un guardia individual hubiera podido ver desde un punto específico, incluso la ventana de la cocina donde Lipschis dijo que trabajó como cocinero. «Teníamos que demostrar mejor que estuvo presente«, dijo Dietrich. «Muchos ex guardias dicen que no sabían nada porque no podían ver desde donde trabajaban«, agregó Dietrich. «Esto nos permite entrar y ver si eso es cierto. ¿Qué se puede ver desde una atalaya? ¿Pudo ver las chimeneas de los hornos crematorios? ¿Podía ver humo? »
La investigación de archivo, dijo, también fue importante. Usó hojas de cálculo para registrar datos de los libros de los nazis y los diarios oficiales para calcular estimaciones más precisas de la cantidad de víctimas. En concreto, Dietrich extrajo los datos del minucioso diario mantenido por el comandante de la unidad de Lipschis que le permitieron establecer la exacta cantidad de veces en que el sospechoso hizo la guardia. Armado con estos datos, Dietrich pudo saber, de acuerdo a la lista de prisioneros transportados, cuantos habían llegado a Auschwitz-Birkenau bajo la vigilancia de Lipschis. Restando los nombres de los sobrevivientes conocidos, fue capaz de establecer un posible número de víctimas — 10.510 — que fueron asesinados ante la vista de Lipschis, ofreciendo un vínculo legal para acusar a Lipschis como cómplice de los asesinatos. Un obstáculo que Dietrich no pudo eludir, sin embargo, fue la avanzada edad del acusado, que estaba atacado por un principio de demencia, haciéndolo incapaz de comprender los «duros cargos individuales» que había contra él.
El 28 de febrero, el Tribunal del Estado en la ciudad alemana de Ellwangen sobreseyó el caso. La decisión fue una medida que cerraba la posibilidad del tiempo con que contaban los fiscales por el envejecimiento de los sospechosos. Mientras Dietrich nunca sabrá si su modelo hubiera podido llegar a condenar a Lipschis, las técnicas que utilizó, están sirviendo como modelo para otros fiscales en todo el país que están compartiendo información, intercambiando notas y consejos sobre la estrategia a utilizar en estos casos.
«Por supuesto intercambiamos ideas y tratamos de ayudarnos y apoyarnos mutuamente«,dijo Stefan Urbanek, de 52 años, un fiscal en Schwerin, donde el paramédico de 93 años de edad fue arrestado bajo la sospecha de complicidad en los asesinatos de más de 1.700 personas en Auschwitz. Este enfoque refleja el cambio generacional en el sistema jurídico de Alemania, durante décadas no parecían dispuestos a buscar nuevas maneras de procesar a los ex guardias. Nathan Stoltzfus, profesor de historia en la Universidad Estatal de Florida dijo que esto «Demuestra lo que puedes hacer con un esfuerzo concertado para conseguir una condena.
Autoría: Melissa Eddymay. Fuente: New York Times, mayo 2014