El concepto del hombre en el judaísmo (y 5)

Se mencionará ahora el tema de la estima del hombre y del trabajo y en este contexto, el Shabat, el día del descanso obligatorio, es decir el hecho de que todos los seres humanos, todos los que trabajan, tienen el derecho de descansar una vez a la semana. Se sabe, que los pueblos de la Antigüedad no estimaban el trabajo y consideraron, que sólo los siervos debían trabajar. El judaísmo enseña que uno de los deberes humanos es el trabajo, porque el mundo, la humanidad, espera nuestro trabajo y tenemos que construir con nuestra labor, con nuestras actividades, un mejor futuro. Vivimos mucho mejor en la sociedad humana, si todos trabajan en pro de la sociedad, aún aquellos que tengan bastantes bienes. Todo trabajo, realizado con dignidad, ennoblece al trabajador.
Es conocido que la religión judía insistió en la necesidad del trabajo. Los mismos rabinos y los maestros también trabajaron y sentían que no sólo el sacrificio, la oración o el estudio, sino también el trabajo, las actividades sociales, sirven a la gloria del Eterno. El trabajo se transformó en bendición, en consuelo, en liberación de las preocupaciones, dando al hombre una finalidad en su vida.
Celebrando Shabat
Hubo quienes dijeron que el trabajo es un servicio religioso. El idioma hebreo utiliza la misma expresión «avodá» para el trabajo y al servicio religioso. De aquí surgió el concepto moderno que el trabajo, tanto físico como intelectual, crea el fundamento y la riqueza de un país. Todas las formas de gobiernos consideran que hay que apreciar el trabajo, como el judaísmo lo estimaba ya treinta siglos atrás. En aquellos lugares, donde se valora el trabajo y también el trabajador, es comprensible que consideran necesario un día de descanso en la semana, para el deleite, para estudiar, para renovar la energía y elevar los pensamientos hacia Dios. Al considerar cuántos siglos tuvieron que pasar en lucha perpetua entre trabajador y empresario, para que los trabajadores alcanzaran el derecho de tener un día de descanso semanal y todavía hay quienes no pueden obtener este descanso, se puede valorar la contribución de la Escritura Sagrada al desarrollo de la humanidad al declarar, que el descanso del Shabat es válido para todos.
El propósito del Shabat no ha sido sólo recomponer las fuerzas físicas, sino también refrescar el alma. Así que fuera de su importancia social, al Shabat ha servido también para el desarrollo de la cultura, porque si el hombre no tiene un día para el descanso, tampoco puede preocuparse por la cultura y el desarrollo personal.
Lo que esencialmente caracteriza el concepto del hombre en el judaísmo a la luz del enfoque humanista, es su búsqueda de Dios, pero esta búsqueda no se cumple sólo como movimiento introspectivo, es decir, buscar a Dios en si mismo. Es mucho más importante, intentar y encontrarlo en el prójimo, en los demás seres humanos, y establecer relaciones con ellos. De acuerdo a esa orientación, el hombre está aliado con el mundo. No para transformarlo, contra la voluntad de Dios, sino entendiendo esta transformación como meta última de la vida, a fin de ser cada vez más «hombre» mediante esta transformación, a fin de poder ayudar al prójimo.
La interpretación humanista del judaísmo trae consigo, y entiende, que la exageración forzada de la bondad de la naturaleza humana, a costa de la separación de la sociedad y vivir solo, lleva necesariamente al mal. La esencia del hombre se ve falseada, cuando se excluyen los componentes negativos. Aún las más grandes personalidades del Antiguo Testamento no fueron libres de calidades negativas.
La misma Biblia recuerda al hombre sus limitaciones y que sólo mediante ese reconocimiento podrá emprender con autenticidad la búsqueda de Dios y podrá participar del bien.
Ya en la época de la Biblia se hizo evidente, que al vivir en una sociedad determinada, el individuo se amolda a las normas establecidas de aquel grupo humano, a fin de posibilitar la convivencia. El concepto humanista de la Biblia trae consigo no proponer la destrucción de esta sociedad, tampoco la abolición de la conciencia social, pero sí exige que la persona, que cree en Dios, y como tal, conoce sus posibilidades, trascienda del terreno societario convencional. Para el humanismo bíblico, el hombre es un sistema abierto y sólo como tal, puede aproximarse a Dios.
Cuando el hombre se aleja de Dios, cae en la idolatría. Se debe subrayar, dando énfasis al problema, que los objetos de la idolatría no son siempre los dioses, sino también normas culturales vigentes, como la fama, el poder, el dinero, el Estado, etc.
Por su misma naturaleza la idolatría exige sumisión, la búsqueda de Dios exige independencia. Para ello resulta imprescindible, no caer en idolatría, con respecto a Dios: actitud que consiste en convertir a Dios en un SER con el cual se relaciona mediante la sumisión. La humildad exigida por el profeta Miqueas no es sumisión. Obedecer a Dios es obedecer como un ser libre, es una actitud que expresa la decisión de negar y rechazar la sumisión del hombre al hombre.
Una cuestión íntimamente vinculada a la del bien y del mal es de la de la transgresión. Se puede evitar la transgresión, se necesita autocontrol y fuerza para vencerse a sí mismo. La autopunición desde esta perspectiva es estéril. Recordamos aquí una palabra fundamental del judaísmo tradicional: «teshuvá – retorno». Reconocer el error, rechazar la transgresión, repararla a través de la acción correcta, buscar el camino que lleva de vuelta a Dios, reencontrar la situación justa. En la vida humana, nada es irreparable, mientras no se haya perdido la posibilidad de elección, y no se haya renunciado a la autonomía, lograda mediante el reconocimiento y la trascendencia de las limitaciones.
El judaísmo recomienda reconocer que el hombre, aunque no puede ser Dios, puede ser casi como Dios mediante el pleno desarrollo de su potencialidad creadora para el bien común.
Según el concepto de los maestros, Dios está ayudando al hombre por medio de los recursos de la naturaleza. Además le proporciona capacidad para desarrollar su cuerpo y sus habilidades; destreza y flexibilidad, capacidad mental, inteligencia; corazón que ama la vida; valentía y aspiraciones.
Ayuda al hombre por intermedio de los demás seres humanos por su capacidad de colaboración, por la convivencia social y los conocimientos alcanzados juntos; por el amor y la comprensión mutuos; por los sistemas políticos y los derechos humanos, que protegen la vida y la libertad; por la ciencia, las artes, las religiones y todos los valores culturales acumulados en el curso de la historia de la humanidad y transmitidos de generación en generación, como patrimonio de todos.