PARASHAT JUKAT: la mordedura de la desazón

Y habló el pueblo contra Dios y contra Moshé: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Adonai envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moshé y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Adonai, y contra ti; ruega a Adonai que quite de nosotros estas serpientes. Y Moshé oró por el pueblo. Y Adonai dijo a Moshé: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un poste; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moshé hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un poste; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.” Bemidbar 21:5-9

No nos gusta leer estos párrafos de un pueblo que nunca se sacia, de un Dios que castiga, de un líder que intenta recomponer la situación. Como un ciclo que se repite, la historia del devenir de este grupo de personas en sociedad, está cargado de sinsabores y contramarchas.

No alcanza la libertad tan ansiada, no basta el camino a la tierra de la promesa acompañados de señales de protección, no son significativos los momentos de asombro por los milagros vividos, no se conforman con el pan que cae del cielo… aún en condiciones mucho más ventajosas que la miserable vida bajo un régimen esclavista, reclaman hasta el hastío; se les nubla la mirada y generan una desazón que es imposible de manejar.

¡Quieren volver a Egipto! ¡Inconcebible! Inventan un pasado glorioso que no fue tal y en lugar de buscar las maneras de acomodarse a la situación o de encontrar mejores salidas a lo que los aqueja, ocupan todo su tiempo en generar situaciones de desesperación y malestar.

En este contexto, me gustaría comprender el mensaje que tiene esta nueva plaga, ahora en el desierto y directo a los pies de los hijos de Israel. ¿Qué es lo que viene a decirnos?

Serpientes que matan por el suelo y la figura de una serpiente hecha de cobre sobre un bastón que curaba a los que habían sido mordidos. Podríamos conformarnos diciendo que fue otro de los portentos de Dios en manos de Moshé. Pero quizás haya algo más.

No es la primera vez que Moshé resuelve una situación conflictiva levantando sus brazos. Así lo recuerda la Mishná en el tratado de Rosh Hashaná 3: 8

Y así fue, cuando Moshé levantó la mano, Israel prevaleció…” (Shemot 17:11). ¿Y son las manos de Moshe las que hacen [el éxito en] la guerra o rompen [el éxito en] la guerra? Más bien, [esto viene a] decirte, [que] siempre que Israel miraba hacia arriba y subyugaba sus corazones a su Padre en el cielo, ellos prevalecerían; y si no, caían. De manera similar a este asunto, [se puede] decir acerca del versículo; “Haz una serpiente [esculpida] y colócala en un poste, y todo el que muerda, que la vea, vivirá” (Números 21: 8): ¿Y es la serpiente la que mata o [es] la serpiente la que [revive]? Más bien, siempre que Israel mira hacia arriba y subyuga sus corazones a su Padre celestial, son sanados; y si no, se ven perjudicados.”

Es interesante empezar aquí. No es la serpiente o el bastón lo que modifica la situación. Es la dirección de la mirada. La frente en alto, el rostro hacia el horizonte, la convicción de querer ver más allá es lo que nos cura del mal de mirarnos el ombligo, de no tener perspectiva, de doblarnos ante el primer agorero que nos quita la calma.

A su vez, la descripción de las serpientes es interesante y requiere una interpretación:

וַיְשַׁלַּח יְהוָה בָּעָם, אֵת הַנְּחָשִׁים הַשְּׂרָפִים, וַיְנַשְּׁכוּ, אֶת-הָעָם

Se habla de serpientes ardientes, serpientes que queman- hanejashim hasrafim- y así lo interpreta el rabino Shabetai ben Joseph Bass (s. XVII) en Siftei Jajamim diciendo que no es un tipo particular de reptil, sino es una serpiente que te consume, como el fuego, que todo lo destruye y yo agregaría, como la desesperanza que todo lo anula y el desaliento que consume todo intento de creer que algo es posible.

La descripción de las serpientes mordiéndoles los pies también tiene su significado. Rashi (s.XI) lo explicará de este modo:

“ … ‘serpientes ardientes, que mordían al pueblo’ – Dios dijo: – Que venga la serpiente, que fue castigada por declaraciones calumniosas, y castigue a los que profieren calumnias. Que venga la serpiente a la que todo tipo de comida tiene el mismo gusto (la de la tierra) y exija el castigo de estos ingratos a quienes una cosa (el maná) tenía el sabor de muchas delicias diferentes.”

Leo estas explicaciones y me doy cuenta cómo funcionan los discursos del pesimismo y la desilusión. Sigilosamente, casi sin darnos cuenta, se meten en nuestras tierras, se inmiscuyen entre nuestros pasos y cuando menos lo notamos nos muerden los tobillos, enfermándonos el pensamiento y los sentimientos.

Y ¿cuál es el antídoto? Lo primero es mirar de frente, comprender qué es lo que nos ha envenenado la tranquilidad y la confianza. Ésa es la tarea de Moshé, al construir una serpiente igual a aquellas de la plaga, y ponerla en lo alto. Levantar la mirada, dar cuenta de lo que te lastima, te horada la conciencia y te va debilitando la vida, es el comienzo de la cura.

Quizás sea éste uno de los aprendizajes de la libertad. No hacen falta rejas para encadenarnos la conciencia. Será cuestión de animarnos a hacerle frente a lo que nos intoxica, ampliar la mirada, confiar en nuestros sentidos, no claudicar ante las pequeñas dificultades, y decidir seguir y seguir, porque allí donde la fe se junta con la voluntad empieza a avizorarse la tierra de la promesa.

¡Shabat Shalom umevoraj!

Rabina Silvina Chemen.