TEFILÁ: Amén y bendiciones

«Amén» es una de las palabras hebreas más ampliamente conocidas y empleadas en el vocabulario litúrgico.
«Amén» tiene dos significados: uno presente y otro futuro.
El primero quiere decir «es verdad», y de esta raíz deriva la palabra «EMET» (verdad).
Este es el «Amén» más común, el que pronunciamos luego de las Berajot, de la Amidá, del Kidush, etc.

El otro significado es: «Que así sea» simbolizado por los siglas hebreas de AMEN que forman las iniciales de «E-l Melej Neemán», «D’os es el Rey en quien confiamos» para oír nuestras súplicas. Este es el Amén que respondemos en el Kadish y al final de todos los ruegos (Sea la voluntad del Eterno, etc.) y súplicas a D’s.

Berajot – Bendiciones

Existen tres clases de bendiciones:

1) de D´s hacia Sus criaturas, traducida en crecimiento, florecimiento, incremento de la prosperidad;

2) de la que D´s es objeto por parte de Sus criaturas;

3) las que los hombres intercambian entre sí.

Todo goce, fenómeno natural, acontecimiento relevante, toda ocasión de cumplir una mitzvá, una buena acción, es óptimo para agradecer a D´s.

Entre las bendiciones que dirigimos hacia D´s, se distinguen tres categorías:
1) Birjot Mitzvá: recitadas previo cumplimiento de los preceptos.
2) Birjot Hodaá: expresan alabanzas, gratitud, pedidos.
3) Birjot Hannenim: Nuestros Sabios establecieron que para tener provecho de los placeres de este mundo y los beneficios que D’s nos concede, es necesario expresar nuestro reconocimiento y agradecimiento al Creador, por medio de las Berajot (Bendiciones).

Estas deben ser recitadas con concentración y comprendiendo su significado.
En el caso de escuchar una Berajá (bendición) se debe responder después que fue pronunciado el nombre de D’s (Ado-nay): «Baruj Hu Ubaruj Shemó» (Bendito El y Bendito Su nombre), y al finalizar la bendición inmediatamente decir «Amén».

En lugar de recitar la Berajá se puede cumplir con la obligación escuchándola atentamente de otra persona y respondiendo Amén sin interrumpir (ni siquiera para decir «Baruj Hu u’Baruj Shemó»). Esto es posible siempre y cuando tanto el que pronuncia la bendición tenga también intención de hacernos cumplir con nuestra obligación y el que oye de hacerlo.