PURIM: Sinopsis de la Meguilat Ester

«Para los judíos hubo luz y alegría y regocijo y honor» (Libro de Esther 8:16)

Cap. 1: Ajashverosh, rey del imperio de Persia y Media que comprendía ciento veintisiete países, seguro de que se había cumplido el plazo profetizado por el profeta Irmiahu, quien anunció que los judíos retornarían a la tierra de Israel después de setenta años de exilio, decidió en el tercer año de su reinado, organizar un gran banquete de celebración en su palacio, en la suposición de que Di-s había abandonado al pueblo hebreo y su imperio no corría peligro (en realidad él pensaba, erróneamente, que los setenta años profetizados por Irmiahu se contaban desde la fecha del exilio del rey Iehoiajín, que fue antes de la destrucción del Primer Templo de Jerusalem).

Fue así que el rey Ajashverosh hizo una gran fiesta que duró seis meses, para mostrar su gran poder a todo el mundo. Y por supuesto se bebió ahí mucho vino. En un momento dado y bajo los efectos del alcohol, el rey Ajashverosh mandó llamar a su mujer, la reina Vashtí, para que se presentara en la fiesta (pues quería mostrar su belleza ante sus ministros y demás invitados), pero ella se rehusó a acudir. Muy enojado y luego de consultar a sus consejeros, la mandó a matar.

Cap. 2: Muerta su esposa, el rey Ajashverosh ordenó buscar por todo su reino otra mujer con quien casarse. Y entre muchas otras, fue llevada a palacio una mujer judía llamada Ester. Ester hallaba gracia en los ojos de todos los que la conocían. Esto ocurrió en el año sexto del reinado de Ajashverosh (362 a.e.c.).

Un año después le tocó a Ester presentarse ante el rey. De inmediato Ajashverosh la eligió y la coronó como reina; fue en el año séptimo de su reinado, en el mes de Tevet. Por consejo de su tío Mordejai, líder de los judíos, Esther no revelaba a nadie su verdadera identidad.

Cierto día, Mordejai estaba sentado fuera del palacio cuando escuchó que dos de los sirvientes del rey planeaban matar a Ajashverosh. Mordejai informó de esto a Ester, quien a su vez advirtió al rey, en nombre de Mordejai, sobre el complot y finalmente los conspiradores fueron arrestados y colgados, quedando registrado el suceso en el libro de las crónicas del reino.

Cap. 3: Luego de un tiempo, el rey nombró como Primer Ministro a un hombre llamado Hamán, ordenando a todos los súbditos que se prosternaran ante él. Mordejai, sin embargo, se negó a hacerlo y su proceder enfureció a Hamán. Como sabía que Mordejai pertenecía al pueblo judío, decidió matar a todos los judíos del reino. En el mes de Nisan del año duodécimo del reinado de Ajashverosh (357 a.e.c.), Hamán echó la suerte y salió que los judíos debían morir en el mes de Adar, o sea once meses más tarde.

Decidió entonces convencer a Ajashverosh de que había un pueblo en el reino que no le reportaba ningún beneficio al rey por lo que era preferible eliminarlo. Ajashverosh aceptó y quitándose el anillo con el sello real, se lo dio a Hamán para que hiciera lo que más deseara. La fecha decretada por Hamán para matar a todos los judíos era el 13 de Adar, planeando también saquear todas sus pertenencias.

Cap. 4: Cuando Mordejai se enteró de esto, envió un mensaje a la reina Ester pidiéndole que actuara prontamente e implorara al rey por la salvación de su pueblo. Ester solicitó a su vez a Mordejai, que reuniera a los judíos de Shushán, capital del imperio, y que ayunaran por la salvación, durante tres días.

Cap. 5: En el tercer día del ayuno la reina Ester se presentó ante el rey, quien la recibió cordialmente ofreciéndole que pidiera lo que quisiera. Ester manifestó que deseaba invitarlo a él y a Hamán a una fiesta que ella prepararía. Ante tanta intriga, el rey le preguntó a Ester que era lo que quería, y ella le dijo que al día siguiente ella prepararía otro banquete para el rey y para Hamán, y entonces le revelaría su deseo. Hamán se sentía muy contento por todo el honor que la reina le otorgaba al invitarlo, pero por otro lado se enfurecía mucho al ver a Mordejai que aun se negaba a prosternarse ante él. De regreso en su casa le contó a su esposa Zeresh su amargura al ver a Mordejai y ella juntos con algunos amigos, le aconsejaron que construyera una horca gigante y al día siguiente le pidiera permiso al rey para colgar a Mordejai, y así poder asistir más contento a la cena de la reina Ester.

Cap. 6: Aquella noche el rey no podía dormir y pidió que le leyeran del libro de las crónicas del reino. Justamente acertó a ver sobre el complot de su asesinato y la valiosa ayuda dada por Mordejai al revelar a Ester el hecho.

Ajashverosh preguntó a sus sirvientes si Mordejai había sido debidamente recompensado por su acción y ellos le respondieron que no. Poco después, cuando Hamán fue a verlo para pedirle que colgaran a Mordejai, el rey le hizo antes una pregunta: «¿De qué manera debería ser honrado un hombre que goza del favor del rey?». Hamán, quien pensó que Ajashverosh se estaba refiriendo a el, le respondió que ese hombre debería ser vestido con los ropajes del rey, y ser paseado por la ciudad montado en el caballo del rey, proclamando a viva voz: «¡Así será hecho con el hombre a quien el rey desee honrar!».

Entonces el rey Ajashverosh ordenó a Hamán que hiciera todo eso… con Mordejai! Y Hamán, sin otra alternativa, cumplió la orden. Después de este episodio, Hamán volvió a su casa más deprimido que nunca y le contó a su esposa Zeresh y a sus amigos, todo lo acontecido con él y con Mordejai. Al escuchar la historia, ellos le advirtieron a Hamán que por cuanto que Mordejai era judío, seguramente él seguiría cayendo delante de Mordejai, así como cayó esta primera vez delante de él. En ese preciso momento los servidores del rey fueron a buscarlo para conducirlo a la fiesta preparada por la reina Ester.

Cap. 7: Una vez en la fiesta, el rey preguntó a la reina Ester que era lo que deseaba, y ella le respondió que quería continuar con vida al igual que todo su pueblo, puesto que había alguien que quería matarlos. El rey le preguntó: «¿Quién desea hacer eso?», y ella le contestó: «Hamán».

En ese momento, Hamán quiso implorarle a la reina por su vida y cayó torpemente sobre ella. Al ver que Hamán se abalanzaba sobre su esposa, el rey se enfureció aún más y al enterarse de que había en el patio una horca que Hamán había preparado para colgar en ella a Mordejai, ordenó que colgaran allí a Hamán.

Cap. 8: A la muerte de Hamán, el rey Ajashverosh designó a Mordejai como Primer Ministro. Mientras tanto Ester, preocupada por el decreto aun vigente de exterminar a los judíos, pidió al rey que lo derogara. Pero las leyes, una vez decretadas y selladas, no podían derogarse. Entonces, el rey Ajashverosh le dio permiso a ella y a Mordejai para escribirles a todos los judíos del reino que se defendieran y lucharan por sus vidas contra todos sus enemigos en ese día 13 del mes de Adar.

Cap. 9: Y fue así que el 13 de Adar, a pesar de que los enemigos planearon destruir a los judíos, ocurrió exactamente lo opuesto: los judíos dominaron a todos sus enemigos. Nadie se les enfrentó en todo el reino y también mataron a los diez hijos de Hamán, pues los enemigos de los judíos sentían temor de ellos; y veían también con malos ojos la importancia de Mordejai en el reino de Ajashverosh.

Fue entonces que la reina Ester le pidió a Ajashverosh permiso para que en Shushán, la capital del reino, la guerra continuara un día mas, el 14 de Adar, y que en ese día fueran colgados los hijos de Hamán.

Finalizada la guerra, en todo el imperio los judíos festejaron y se alegraron en el día 14 de Adar, y los judíos de Shushán, la ciudad capital, festejaron y se alegraron al día siguiente, el 15 de Adar. Y es por eso que a partir del año siguiente, se decretó la fiesta de Purim en la cual los judíos deben alegrarse, comer y beber, enviar comidas a otros hermanos de su pueblo y ofrecer caridad a los pobres.

Cap. 10: Mordejai se afianzó, luego de todos estos acontecimientos, en su rol de Primer Ministro del rey y continuó como líder de los judíos.