PARASHÁT VAIERÁ: Uno es suficiente para crear todo a partir de la nada


50, 45, 40, 30, 20, 10; Estos números aparecen en la Parashat Vaierá.
Estos números son los que utiliza Abraham en su conversación con Dios para tratar de salvar ciudades, para tratar de salvar vidas.
Estos números no son casuales -como nada de lo que está escrito en la Torá- y están íntimamente relacionados con 5 ciudades que aparecieron en la parashá de la semana pasada. Entre estas ciudades se encuentra Sdom (Sodoma), en donde vivía Lot, sobrino de Abraham, con su familia.
Literalmente, podemos ver que Abraham se entera que Di-s va a destruir Sdom (Sodoma) y Amorá (Gomorra) e intenta persuadir a Dios de dicho acto poniendo como defensores de la “no destrucción” a los tzadikim (personas justas) que se encuentran en la ciudad. Empieza preguntando si tan solo hubieran 50 justos en la ciudad, Dios consumaría igualmente la destrucción, y finaliza intentando encontrar 10 tzadikim, pasando por los números citados en un principio.
¿Cómo interpretan los sabios este pasaje de la Torá, estos números?
Todo se basa en número 10, y en las 5 ciudades (aunque sólo se nombren a Sdom y Amorá, había otras 3 ciudades involucradas). El 10 es el número de tzadikim que permitiría que una ciudad no sea destruida. Es por eso que empieza con 50 (10 en cada una de las 5 ciudades), continúa con 45 (9 en cada una y suma a Di-s como el 10 en cada una de ellas), 40, 30, 20, 10 (para por lo menos salvar 4, 3, 2 o 1 ciudad).
Abraham trata de hacer todo lo posible para que no llegue la destrucción. Y el simbolismo del número 10 era la solución a dicho problema.
¿Qué tiene el 10? Muchas culturas le otorgan una importancia suprema. En el judaísmo encontramos que para tener minian (quórum) para, por ejemplo, poder leer la Torá o recordar a nuestros muertos por intermedio del Kadish, debemos contar con 10 personas en edad de Bar/Bat Mitzvá. Encontramos los 10 mandamientos, las 10 plagas, etc.
Gottfried Wilhelm Leibniz es también el autor del título de este escrito. Leibniz pensó que este era el modelo de la creación: Todo puede derivarse de 1 (Dios) y de 0 (la nada).
Es por eso que el número de Dios es el 10, y cuando nosotros logramos ser 10, estamos consiguiendo acercar lo divino a lo terrenal.
Rabino Nico Reck, Seminario Rabínico Latinoamericano