PARASHAT BEHAALOTEJÁ: ¿Por qué rezamos?

וַיִּצְעַק מֹשֶׁה, אֶל-יְהוָה לֵאמֹר:  אֵל, נָא רְפָא נָא לָהּ

Y Moshé gritó a Dios diciendo: Dios, por favor, cúrala”  Bemidbar 12:13

De todas las posibilidades y temáticas que ofrece esta parashá no puedo más que detenerme en este ruego de Moshé al ver a su hermana sufriendo de una enfermedad terminal. Y ante la desesperación de este hermano viendo a su hermana pelear por su vida, grita un ruego a Dios, reza, clama por su sanación.

La primera plegaria con texto de toda la Torá es ésta. Un pedido de salud.

Pedido de salud que reiteramos una y otra vez en medio del inusitado y complejo momento que vivimos como humanidad como lo es esta pandemia que ha corrido todas nuestras certezas y que nos obliga a volver a entender tantos aspectos de nuestras vidas.

No puedo hacer de la oración una experiencia mágica. No creo que sólo con ruegos finalice la pandemia, entonces; ¿por qué rezamos?

Hagamos un recorrido por diferentes autores y textos de todo tipo y lugar a ver si nos enriquecemos con sus miradas.

No creas que las palabras de oración como las dices, suben a Dios. No son las palabras mismas las que ascienden; es más bien el deseo ardiente de tu corazón que se eleva como humo hacia el cielo. Si tu oración consiste solo en palabras y letras, y no contiene el deseo de tu corazón -¿Cómo puede elevarse a Dios?”, dijo el Rabí Najman de Braslav.

Las palabras se transforman en plegaria, escucho decir a este maestro jasídico, cuando nos habita un deseo. No es la práctica automática de una ritualidad. Es esa voluntad arrolladora de buscar modos de actuar y decir frente a lo indecible que tantas veces nos paraliza.

El Talmud se relaciona con este modo de pedir de Moshé diciendo lo siguiente:

Nuevamente hubo un incidente en el que un estudiante descendió para servir como líder de oración delante del Arca en presencia de Rabí Eliezer, y estaba abreviando excesivamente su oración. Sus alumnos protestaron y le dijeron: Qué breve es su oración. Él les dijo: ¿Está abreviando su oración más de lo que hizo Moshé, nuestro maestro? Como está escrito con respecto a la oración que Moshé recitó implorando a Dios que curara a Miriam de su tzaraat: “Y Moshé gritó a Dios diciendo: Dios, por favor, cúrala”   (Bemidbar12:13). La oración de este estudiante ciertamente no fue más breve que las pocas palabras recitadas por Moshé.” Berajot 34ª

Rezar no tiene que ver con las extensiones, ni los gestos grandilocuentes de ser vistos como portadores de una gran sapiencia ritual. No por más extensa la plegaria es más efectiva. Ni el que grita más fuerte consigue lo que pretende. Cuando hablamos de plegaria nos referimos a otra cosa.

En el mismo tratado Berajot aparece otro texto sobre el tema:

Sobre el tema de la preparación adecuada para la oración, los Sabios enseñaron: Uno no puede pararse a orar desde una atmósfera de dolor ni desde una atmósfera de pereza, ni desde una atmósfera de risa, ni desde una atmósfera de conversación, ni desde una atmósfera de frivolidad, ni de una atmósfera de asuntos sin propósito. Más bien, uno debe abordar la oración desde una atmósfera imbuida del gozo de una mitzvá.” Berajot 31ª

Rezar es una oportunidad. Hacer de nuestras palabras un gesto constructivo es un acto de justicia con  nuestro hablar (en medio de tanta enajenación del discurso para fines destructivos) Rezar es descubrirnos en una situación del bien-decir; de sabernos agentes de la creación de una atmósfera de compasión y belleza. La tefilá es un compromiso con los recursos que desarrollamos para vivir en cada circunstancia de la vida.

El rabino Isaac ben Moses Arama (España 1420 – 1494), autor de Akedat Itjzak escribía al respecto:

El propósito de la oración no es informar a Dios de nuestros problemas, sino preparar nuestro corazón, mejorar nuestros caminos ante Dios. No son el saco y las cenizas las que hacen que se escuchen nuestras oraciones, sino el arrepentimiento y las buenas obras. Como proclamó el profeta Yoel (Yoel 2:13), «rasgad vuestro corazón, no vuestras ropas, y vuélvete a Adonai». Cualquiera que no esté consciente de este requisito es como si se presentara ante Dios ofreciendo dinero falso. Como dice David en los Salmos 145,18, «Cercano está Adonai a todos los que invocan a Dios en verdad«.

Qué hermosa manera de explicarnos lo que significa la plegaria. Nada que no sea tamizado por la sinceridad profunda de nuestra convicción, se llama tefilá. No rezamos para pedir. Rezamos para mejorar nuestros caminos antes la indefinible e imprescindible presencia de Dios en nuestras vidas.

Sigamos este recorrido por textos que nos ayudan a valorar la riqueza que significa tener esta herramienta llamada tefilá en nuestras vidas.

La Guemará vuelve a discutir la respuesta de los feligreses a ciertas partes del servicio de oración. Mientras el líder de oración recita la bendición de: Modim- Damos gracias, ¿qué dice la gente? Rav dice que ellos deben decir:

מודים אנחנו לך ה’ אלהינו על שאנו מודים לך

– Te damos gracias, Adonai nuestro Dios, por la posibilidad de darte gracias.” Sotá 40ª

Y vuelvo a emocionarme. El hecho de poder rezar amerita nuestra gratitud de contar con esta posibilidad. Poner palabras de plegaria en nuestras bocas nos hace más sensibles a reconocer las bondades, las virtudes, las capacidades que poseemos. Aún en momentos de desesperación, ésta es una experiencia que alivia y direcciona nuestro propio tránsito por circunstancias adversas. No las soluciona. Sino que nos prepara a nosotros con herramientas que nos sostienen en el medio de la tormenta.

Nuestro objetivo debería ser vivir la vida con asombro radical. …. levantarse por la mañana y mirar el mundo de una manera que nada esté por sentado. Todo es fenomenal; todo es increíble; nunca trates la vida con indiferencia. Ser espiritual es vivir en estado de asombro”, escribió Abraham Joshua Heschel

¿Quién pudiera tener esa conciencia extrema acerca de la maravilla de haber sido creados, de permanecer en este mundo, de tener inteligencia, de poder expresarnos? ¿Cómo combatir el aburrimiento y la indiferencia? La plegaria es una herramienta para conectarnos con lo que jamás debería pasar desapercibido; los pequeños milagros de la vida cotidiana que se nos presentan como un regalo al que a veces le damos la espalda…

Y por último una cita de Clive Staples Lewis, teólogo y escritor inglés que dijo:

Rezo porque no puedo evitarlo. Rezo porque la necesidad fluye fuera de mí todo el tiempo, cuando estoy despierto y cuando duermo. No cambia a Dios. Me cambia a mí«.

El na refa na la”- Dios, te pedimos que la cures, que lo cures, que nos cures, que los cures… te pedimos con palabras que es nuestro modo más profundo de no dejarnos ahogar en la angustia, de no sentirnos con las manos atadas, de no caer en el descrédito ni la desesperación. Te lo pedimos porque necesitamos cambiar nuestro modo de hacerlo, porque precisamos renovar nuestro pacto con las palabras y fundamentalmente nuestro vínculo con Dios y con nosotros mismos.

Shabat Shalom umevoraj!

Rabina Silvina Chemen.