Janucá comienza al anochecer del vigésimo quinto día del mes de Kislev, y dura ocho días. Está permitido trabajar durante estos días, pero se suele evitar todo evento triste. Es por eso que no se debe ayunar, y en caso de un funeral no se realizan panegíricos ni se recita “Tziduk haDin.”
Janucá se festeja por intermedio del encendido de velas en la casa y en la sinagoga (razón por la cual la festividad recibe también el nombre de “Jag haUrím” o “Fiesta de las Luces”). Para facilitar el encendido en un recipiente adecuado se tomó el diseño de la menorá y se copió, pero con ocho brazos más uno, más alto o más bajo, pero claramente diferenciado del resto.
Si se utiliza aceite para el encendido de las luces, es preferido el aceite de oliva. Si se utilizan velas, son preferidas las velas de cera.
En la primera noche de Janucá se enciende una vela; se va agregando una vela durante cada una de las noches, de manera tal que las ocho luminarias son encendidas durante la octava noche de la festividad. Las velas deben ser encendidas luego de la puesta del sol.
Sumadas a las velas que deben ser encendidas cada día, encontramos una vela especial llamada “shamash.” Esta vela extra es necesaria porque las velas de Janucá no deben ser utilizadas para encender otras velas. El shamash sirve, por tanto, para encender las velas de Janucá y para proveer mayor luz.
Hay tres bendiciones que son recitadas antes de encender las velas de la primera noche:
– Leadlik ner shel Janucá
– SheAsá nisím la’abotenu bayamím haém bazmán hazé
– She’ejeyanu
Las primeras dos son recitadas durante el resto de las noches, al encenderlas.
La primera vela se pone en el lado derecho de la januquiá. La segunda vela (en la segunda noche) se pone inmediatamente a la izquierda de la primera vela, y así sucesivamente cada noche.
El encendido comienza desde la izquierda, la de la última vela incluida, y se mueve hacia la derecha. Por lo tanto, la primera vela en ser encendida cada día es la vela del día. La canción “Ha’nerot halalu”* es cantada mientras se realiza el encendido, continuando luego con “Maoz Tzur.”
La januquiá debe ser ubicada en un lugar que sea visible desde fuera de la casa, a fin de poder proclamar el milagro de Janucá a todos aquellos que pasen por allí.
Las velas de Janucá son encendidas tanto en la sinagoga como en las casas, aplicándose en ambos casos las mismas leyes. Se deben encender antes de comenzar el Arvit. Ya que la idea principal es proclamar el milagro, el encendido de velas en la sinagoga no sustituye la mitzvá de encender la januquiá en cada casa.
El viernes por la noche, las velas de Janucá son encendidas antes de las velas de Shabat. Las opiniones difieren respecto de si el encendido de la januquiá debe ser antes o después de la ceremonia de Havdalá al finalizar Shabat.
Nuestra costumbre es la de encender antes de realizar la Havdalá.
Los Servicios de Janucá
En la liturgia, el párrafo conocido como “Al hanisim” es agregado tanto en la Amidá, en la bendición 17, Modim anajnu de Sidur de diario de Kol tuv Sefarad, página 158 y en la página 46 (recuadro inferior), del Sidur de Shabat de kol tuv Sefarad, así como en la bendición para después de las comidas Birkat hamazón.
Durante Janucá no se recita Tajanun, y se recita el Halel completo luego de la Amidá.
En Janucá no hay Musaf.
Se lee la Torá cada mañana de los ocho días. Son llamadas tres personas a la lectura, como los lunes y jueves, y se lee un trozo de la Parashat Nasó, en Bemidvar 7:1-17, el primer día; 7:18-29, el segundo día; 7:24-35, el tercer día; 7:30-41, el cuarto día; 7:36-47, el quinto día; 28:1-15 y 7:42-47, el sexto día; 7-48 a 59 – si no coincide con Rosh Jodesh, porque Tevet puede celebrarse durante uno o dos días -, el séptimo día y 7:54 a 8:4, el octavo día. Se la conoce como “Parashat Nesiím” porque nos cuenta acerca de las ofrendas que hicieron los príncipes de Israel cuando se dedicó e inauguró el Tabernáculo en el desierto.
Durante el sexto día de la festividad, el cual siempre es Rosh Jodesh, se extraen dos Sifrei Torá. Del primer libro leemos la porción prescrita para Rosh Jodesh (Números 23:1-15), llamando a la Tora a tres personas. Del segundo libro, leemos aquello que ha sido prescrito para Janucá, llamando a una sola persona.
Cuando Rosh Jodesh Tevet se observa por dos días, el servicio sigue básicamente el mismo protocolo.
En Shabat, se extraen dos Sifrei Torá. La Parashá de la semana es leída del primero. El Maftir, con la lectura relativa a Janucá, es leída del segundo. La Haftará se encuentra en el profeta Zacarías 2:14 – 4:4.
Dado que Janucá dura ocho días, es posible que alguna vez caigan dos Shabatot durante la festividad. En este caso, seguimos el mismo procedimiento en el segundo Shabat como en el primero, exceptuando que la Haftará se extrae de Reyes I, 7:40-50.
Si Rosh Jodesh y Shabat coinciden, son extraídos tres Sifrei Torá. En el primero se leen seis aliot con la Parasha de la semana. El pasaje de Rosh Jodesh es leído del segundo Sefer, como séptima aliá. Luego de recita el Jatzi Kadish, y se pasa a la lectura del tercer Sefer, que es donde se lee la porción correspondiente Parashat Nasó (Números 7). La Haftará que se lee es la de Janucá.
Hay varios minhaguím (costumbres) asociadas con Janucá: Juegos especiales (dreidl) y comidas especiales como latkes o sufganiot y todo aquello que lleve aceite en su composición son característicos de estos días. Janucá se ha vuelto la ocasión para el intercambio de regalos en muchos lugares, especialmente para los niños.
* HANEROT HALALU
Hanerot Halalu Anu Madlikim
Al Hanisim Veal Haniflaót,
Sheasita Laavoteinu Baiamim Hahem Bazeman Haze,
Al Iedei Kohaneja Hakedoshim.
Vejol Shemonat Iemey Ha-Januka Hanerot Halalu Kodesh Hem,
Veein Lanú Reshut Lehishtamesh Bahem,
Ela Lireotam Bilvad, Kedei Lehodot ulehalel
Le-Shimja Ha-Gadol Al Niseja veal Nifleoteja Ve-Al Yeshuateja.
Traducción: Encenderemos estas velas con motivo de las salvaciones, milagros, maravillas que has realizado con nuestros antepasados en aquellos días en esta época, por intermedio de tus santos sacerdotes. Estas luces son sagradas durante los ocho días de Janucá, y no nos es permitido emplearlas de ninguna manera sino solamente observarlas para agradecer y alabar tu nombre por tus milagros, maravillas y salvaciones.
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