40 días para ser mejor persona

La leyenda en Jerusalem dice que si vas al Muro Occidental por 40 días consecutivos, y rezas por una cosa específica, ésta será concedida. Hay tantas historias de cómo esto tuvo éxito, que el fenómeno es difícil de negar. Compartiré con ustedes mi propio encuentro personal:

Años atrás, cuando había llegado el momento propicio para casarme, decidí hacer el compromiso de ir al Muro Occidental por 40 días consecutivos. Al principio trate este compromiso como algún tipo de truco mágico o metafísico para adular a Dios y ganar puntos. Pero a medida que pasaron los días, comencé a entender el poder del rezo como un medio para la auto-transformación. Día tras día, estaba forzado a examinar las áreas en las que necesitaba crecer antes de poder ser realmente considerado preparado para el matrimonio.

La plegaria judía es siempre dicha en voz alta porque el ejercicio de expresar palabras nos fuerza a definir y refinar nuestras metas. Mis viajes diarios al Muro (que en Shabat implicaban 45 minutos de caminata de ida y otros 45 de vuelta) solidificaron mi compromiso para confrontar estos temas y resolverlos.

Por supuesto, si bien Dios contesta todas las plegarias, algunas veces la respuesta es «No, ahora no». Puede ser que estemos pidiendo por la cosa equivocada sin darnos cuenta. Un buen padre no le prestará las llaves del auto a un adolescente que no es aun suficientemente responsable para manejarlo. E incluso todos los ruegos del mundo no harán que un buen padre cambie de opinión.

El Nuevo Tú

El rezo es nuestra oportunidad para movernos más allá de nuestras limitaciones. Le-hit-palel, la palabra en hebreo para rezar, viene de la raíz palel, que significa inspeccionar. El prefijo le-hit es una forma reflexiva, que denota una acción que uno hace para sí mismo. Cuando rezamos, miramos hacia adentro nuestro y nos preguntamos, «¿Qué necesito cambiar de mi mismo para conseguir lo que realmente quiero en la vida?».

Con un serio esfuerzo, podemos verdaderamente cambiar nuestro carácter y un nuevo y mejor «yo» emerge. Dado que ya no soy la misma persona a la que Dios dijo «no» ayer, la respuesta apropiada puede que ahora sea «sí».

¿El final de mi historia? Completé mis 40 días en el Muro, y una semana después estaba comprometido con mi esposa.

Desde entonces, he utilizado los 40 días en otras dos ocasiones, ambas con éxito, gracias a Dios. Pero ya que no sigo viviendo en Jerusalem, quien sabe si volveré a tener la oportunidad nuevamente. Quizás sea mejor retirarme mientras estoy en ventaja…

Autor: Rabi Shraga Simmons.