En la noche del 19 al 20 de abril, iniciamos los siete días de la fiesta de Pésaj, la Pascua de cenceños o panes ázimos (matsot).
En el ocaso daremos la bienvenida al Shabat, haremos la tefilá de Arbit y nos estaremos alrededor de la mesa para leer la Hagadá, que nos narra la salida de Egipto y el paso de la esclavitud a la libertad.
Recordaremos que fuimos esclavos en tierras de angosturas, y que parte de nuestro cometido espiritual y ético consiste en luchar por liberar al pobre de los abusos del rico, al débil de manos del fuerte, y al oprimido del yugo de su opresor, y así en cada generación.
Con apio (karpás), agua salada, pan de aflicción (matsot), huevo cocido (beitsá), un hueso (zroá), jrein (maror) , endivias (jazeret), y dulce jaroset (mezcla de manzanas, dátiles, nueces, canela y vino dulce en, recuerdo del adobe con el que los obreros fabricaban ladrillos), y la misteriosa naranja, adornaremos la mesa en la cena. Las copas de vino o zumo de uva nos alegrarán el corazón, y una copa de agua nos recordará el pozo de Miriam.