Incluidos dentro de Parashat Nasó están algunos de los versículos favoritos en la Torá, a saber, los tres versículos que conocemos como Birkat Kohanim (la Bendición Sacerdotal.): “¡El Señor te bendiga y te guarde! ¡Que el Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti, y tenga de ti compasión! ¡Que el Señor te agracie y te conceda la paz!” (Bemidvar 6:24-26).
Dios le ordenó a Aarón y a sus descendientes bendecir al pueblo judío con estas palabras. En el Midrash Bamidbar Rabá, dice que, hasta el tiempo de los Patriarcas, Dios retuvo el poder de bendecir a las personas, pero con la llegada de los Patriarcas, esta habilidad les fue transferida a ellos. Después que murieron, dice el Midrash, Dios dijo que desde ese momento los Kohanim bendecirían al pueblo. Y está mitzvá continúa hasta el día de hoy. Sin embargo, el versículo 27 deja bien claro que a pesar que los Kohanim son los conductos, es en realidad Dios el que confiere la bendición: “Así ellos pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel y Yo los bendeciré.”
Sabemos que originalmente, los Kohanim pronunciaban estas bendiciones todos los días. Hoy en día la costumbre en la Diáspora es que este “dujanin” (que viene de la palabra “dujan”, que es la plataforma frente al Arca donde se ponen de pie los Kohanim) sólo tiene lugar en las fiestas.
Sin embargo, aún en la Diáspora, estos versículos no se recitan solamente en las fiestas… aparecen muy al principio de shajarit, en las oraciones de Pesukei de Zimra en la tefilá diaria, aún más, son las primeras palabras después de la brajá por el estudio de la Torá. Estos versículos también son dichos por la persona que conduce la tefilá durante la repetición de la Amidá cada mañana en el servicio de Shajarit. Y los viernes de noche, se ha vuelto costumbre que los padres bendigan a sus hijos usando estas mismas palabras.
Al igual que los sacerdotes en el Templo fueron designados como instrumentos a través de lo cuales Dios permitía que Sus bendiciones se posaran sobre los Hijos de Israel, así los padres en sus propias familias actúan como agentes para otorgar la bendición de Dios a sus hijos. Además, el Birkat Kohanim al visto varias veces bendecir a la novia y al novio con estos versículos bajo la Jupá.
¿Y qué significan estos versículos en realidad?
La mayoría de los comentaristas entienden que la primera bendición se refiere a la prosperidad material, la segunda a las bendiciones espirituales de la Torá, conocimiento e inspiración, y la última a la compasión de Dios más allá de lo que merecemos.
Rashi explica estás palabras “que el Señor te bendiga” como queriendo decir que seas bendecido con más posesiones, mientras que Ibn Ezra entiende que también incluyen alargar los días de nuestra vida. Puesto que el versículo termina pidiéndole a Dios que nos guarde, se ha deducido que la primera parte del versículo debe referirse a beneficios que requieren protección. Pero ¿podemos estar tan seguros de cuan específica se supone que sea esta bendición?
Sforno (un comentador bíblico italiano del Siglo XV) interpreta a la segunda de las bendiciones como queriendo decir que Dios pueda iluminarnos para que seamos capaces de percibir la sabiduría de la Torá y de la creación de Dios. Sugiere que habiendo recibido la primera bendición de prosperidad estamos preparados mentalmente para ir más allá de los requerimientos de supervivencia.
Y, la interpretación de Rashi de las primeras palabras de la última bendición, “Que el Señor te agracie” significa el deseo de que Dios reprima Su enojo, de tal forma que aún si uno comete una trasgresión, Dios le mostrará una consideración especial y se abstendrá de castigarlo. La última parte de la bendición final – “y te conceda la paz” – es sólo la cortesía final. ¿Cuánto más apreciaría una persona la prosperidad, la inspiración divina y la compasión de Dios si están acompañadas por shalóm – paz, armonía serenidad? ¿Puedes imaginarte una forma más hermosa de bendecir a alguien a quien amas?
Shabat Shalom,
Rabina Silvina Chemen