Historia del Caraismo

El Caraísmo ha existido desde que Dios dio sus leyes al pueblo judío. Al principio a aquéllos que seguían las leyes de H’ se les llamaba simplemente «Justos» y no fue hasta el S IX d.C. que se les llamó Caraítas. La pregunta de por qué a los seguidores de Dios se les llama hoy Caraítas es una cuestión relacionada con el origen de las demás sectas. Al principio no había ninguna razón para etiquetar de secta separada a los «Justos» porque tan sólo había una secta que configuraba todo el pueblo judío. A lo largo de la historia, los «Justos» asumieron diversos nombres tales como Saduceos, Betusianos, Ananitas, y Caraítas, para distinguirse de las distintas sectas que iban apareciendo.

Periodo bíblico – Los Justos

En el Periodo Bíblico el pueblo es descrito como perteneciente a dos categorías: los pecadores y los justos. A menudo profetas falsos que afirmaban ser portadores de un mensaje de Dios condujeron al pueblo a la transgresión. En algunos periodos, la mayoría de Israel siguió a estos profetas falsos y aquéllos que permanecían fieles a H’ no fueron sino unos pocos (por ejemplo, Elías en el Monte Carmelo). Dios envió a sus profetas «desde la mañana hasta la tarde» llamando al pueblo al arrepentimiento, pero demasiado a menudo sólo castigando a la nación con una gran calamidad H’ conseguía que escucharan. Gran parte de la historia Bíblica es una repetición del familiar ciclo de pecado, castigo, arrepentimiento y rescate.

Segundo periodo de Templo – El Saduceos y Betusianos

La primera referencia en la historia de Israel a más de una secta tiene lugar unos 200 años después del fin del periodo Bíblico, en el primer siglo a. de e.c. Varias fuentes nos hablan de dos sectas contrarias, los Saduceos (Zadokitas) y los Fariseos. Los Saduceos seguían la Torá tal como fue escrita mientras que los Fariseos creían en una segunda «Torá Oral» que ellos agregaron a la escrita. En periodo del Segundo periodo del Templo surgieron varias sectas más, entre ellas otro grupo que sólo seguía la Torá escrita, los llamados Betusianos y una secta que agregaba varios libros a la Biblia llamada los Esenios (también conocida por la secta del Mar Muerto).

Como los Caraítas, quienes los siguieron, los Saduceos y los Betusianos continuaron la tradición, originada por Moisés, de guardar los mandamientos de la Torá sin añadidos (Deuteronomio 4:2). A menudo oímos en la literatura antigua que los Saduceos negaban las doctrinas de la inmortalidad del alma y las del premio y castigo en el «más allá». Si esto es cierto o no, es de poca transcendencia ya que ellos llegaron a estas creencias basadas en una interpretación honesta de la Biblia (aun cuando la mayoría de los Caraítas discrepa con ellos en estas doctrinas). Por otro lado, los Fariseos creían que la interpretación de un maestro en particular era divina y elevaron estas enseñanzas al nivel de la misma Torá. Con el paso del tiempo esta doctrina se fue extendiendo y los Fariseos afirmaron que estas enseñanzas tenían su origen en el mismísimo Dios bajo la forma de una segunda, «Torá Oral». Incluso fueron tan lejos como hasta asegurar que cuando dos maestros enseñaban interpretaciones de la Biblia diametralmente opuestas, ambas interpretaciones eran de Dios. La tercera secta mayor, los Esenios, tenía una Biblia que abarcaba más de nuestros 24 Libros y como resultado tenían prácticas ajenas, tales como un calendario solar.

Se desconoce cuánto tiempo continuaron coexistiendo estas tres sectas. A menudo se piensa que los Esenios y los Saduceos dejaron de existir con la destrucción del Templo en el año 70 de la e.c. Sin embargo, esto parece improbable ya que las escrituras de los Esenios aparecen tan tarde como el siglo X, lo que parece indicar que sobrevivieron mucho después de la destrucción del Templo. Las referencias a los Saduceos y los Betusianos continúan apareciendo en la literatura posterior al año 70 d. e.c., por lo que parece que hayan sobrevivido durante algún tiempo.

Edad Media – Los Ananitas y los Caraítas

En la temprana edad media, los Fariseos continuaron creciendo. Empezaron a llamarse Rabinos y sólo usaban el nombre Fariseos al recordar eventos históricos del periodo del Segundo Templo. En el S VII, el Imperio islámico barrió el Medio-este. Los musulmanes no tenían interés en imponer la práctica religiosa islámica a los judíos y les dieron un cierto grado de autonomía bajo un sistema conocido como el Exilarcado. El Exilarcado se había fundado centenares de años antes bajo el gobierno Sasánida pero hasta ahora sólo tenía influencia en Babilonia y Persia. De un día para otro los Rabanitas pasaron de ser un fenómeno Babilónico localizado en un poder político que se extendió a lo largo de gran parte del Medio-este. De los siglos II a V, los Rabanitas Babilónicos desarrollaron un cuerpo de ley religiosa conocido como el Talmud Babilónico que impusieron entre los judíos en el Imperio.

La resistencia a los Rabanitas fue feroz, sobre todo en las provincias orientales, incluso en aquellas que nunca habían oído hablar del Talmud. Los relatos de los historiadores nos hablan de líderes judíos cuya resistencia contra el Talmud les puso en conflicto directo con el gobierno islámico que había autorizado a los Rabinos y les había dado autoridad sobre otros judíos. Un líder de la resistencia que se negó a aceptar el Talmud fue llamado Abu Isa al-Isphahani, de quien se dice que llevó un ejército de judíos contra el gobierno musulmán. Otros intentos de ignorar el Talmud fallaron y los Rabanitas y su Talmud parecían imparables.

Entonces en el S VIII una última esperanza apareció en forma de un sutil líder llamado Anán ben David. Anán organizó varios elementos anti-Talmudicos y presionó al Califato musulmán para que estableciera un segundo Exilarcado para aquéllos que rechazaban el Talmud. Los musulmanes concedieron a Anán y a sus seguidores la libertad religiosa para practicar el Judaísmo a su propia manera. Anán reunió a un gran grupo de seguidores que llegaron a ser conocidos como los Ananitas. Algún tiempo después de la muerte de Anán sus seguidores se unieron a otros grupos que admitían solamente el Tanaj y asumieron el nombre de los «Seguidores de la Biblia» o, en Hebreo, «Bnei Mikra». Posteriormente «Bnei Mikra» se abrevió a «Karaim» o, en Español, «Caraítas».