La imprenta aparece en el año 1444, tan sólo 72 años antes del establecimiento del ghetto de Venecia en el año 1516. El nacimiento de la imprenta como una nueva tecnología es fundamental para entender cómo cambió la cultura y en especial la cultura judía.
La imprenta, es decir, la impresión de libros, revolucionó la forma de compartir los conocimientos. Los libros, como objetos viajan y, gracias a la posibilidad de cruzar áreas nacionales, podemos ver el mundo a través de ellos, los cuales, viajando por todas partes, unen autores, escuelas y mundos que nunca antes se habían encontrado.
En el tiempo anterior a la invención de la imprenta la supervivencia de cualquier libro, de cualquier texto escrito, hasta de cualquier partitura musical era mucho más complicado. Para poder sobrevivir, cualquier texto debía ser copiado a mano, trabajo terriblemente laborioso. Es el hecho que la mayoría de los libros de los antiguos griegos y romanos no han sobrevivido y no solo las obras oscuras de autores desconocidos sino por ejemplo, del gran Sófocles, autor de Edipo Rey, Electra, o Antígona por ejemplo, que escribió alrededor de ciento veinte tragedias y sólo sobrevivieron siete obras.
Si “La lliada” “La Odisea”, la Biblia y las obras clásicas más antiguas han sobrevivido, se debe principalmente a que han continuado hablándole a los lectores a través de los siglos y de los cambios culturales. Lo mismo ocurre con la música. Hay muchísimas obras musicales que se han perdido. Incluso Dafne de Jacopo Peri, considerada la primer opera de la historia, se ha perdido o no se ha encontrado. Tenemos relatos acerca de su preparación, de cómo fue concebida, del estreno de la misma y nunca hemos encontrado la partitura.
Una de las cosas más insólitas en la historia de la imprenta es que en 1475 se publica el primer libro en hebreo encontrado hasta la fecha. Y más sorprendente aún es el contenido de este libro.
Muchos judíos en el siglo XV se enamoraron de las nuevas corrientes del pensamiento humanista asociadas con el Renacimiento y la figura humanista. El hombre humanista del Renacimiento era un sujeto con amplios conocimientos que iban desde el terreno de las ciencias al de la retórica y el arte. Yeudah Messer León fue un rabino italiano, médico y filósofo, que representó el modelo del hombre renacentista judío. En sus escritos logró asimilar el enfoque intelectual de las mejores universidades italianas de su tiempo, dentro de la cultura intelectual de la tradición judía. Messer León es visto como un ejemplo de lo que llama “jajám kolel” (“erudito completo”), un erudito que sobresalió en estudios seculares y rabínicos.
Messer León, un judío que es rabino, médico y filósofo publica un libro en 1475, tan sólo 26 años después de la aparición del primer libro en la historia. Messer León representa el equivalente hebreo de un hombre del Renacimiento y este fue el ideal que trató de instruir en sus estudiantes y es el autor del primer libro publicado en hebreo por un judío. Su libro se llama Nofet Tzufim (El fluir del panal). Messer León se dirige en este libro a sus alumnos que están fascinados con los redescubrimientos renacentistas y están olvidando y abandonando algunas costumbres judías por este maravilloso “nuevo mundo” de la retórica.
Messer Leon traduce grandes secciones de escritos sobre retórica que están en latín pero utiliza sólo ejemplos proféticos, tomados de la Torá, para ilustrar los principios que está enseñando a sus alumnos. Innova al decir que Israel, no Grecia ni Roma (hablamos de un mundo grecorromano), es la fuente de la retórica.
Los profetas bíblicos según Messer León, fueron los primeros y más grandes oradores de la historia y al fascinarse por este nuevo mundo del lenguaje profundo (la retórica) los judíos simplemente estaban volviendo a sus fuentes más antiguas. Messer Leon analiza lo que sucede en el mundo judío desde una perspectiva en la que no ignora lo que sucede en el mundo no judío. Messer Leon conocedor del latín, muestra a los judíos que el humanismo y el Renacimiento no son algo tan novedoso como suponen. Frente a la fascinación de los jóvenes que abrazan lo novedoso, Messer Leon está diciéndoles: “¿la retórica es nueva? ¡Señores, lean la Torá que fue escrita hace miles de años y vean como se expresan nuestros antepasados!”.
Messer Leon fue el primer autor judío en tomar ventaja de la nueva tecnología de la imprenta publicando su libro en vida. Este libro es lo que se conoce como un incunable (es decir un libro publicado antes del 1500).
El primer libro impreso mediante el sistema de tipos móviles fue el “Misal de Constanza” en 1449. La “Biblia de Gutenberg” comenzó su preparación después de 1450, y las primeras copias estaban disponibles para 1454 ó 1455. La “Biblia Gutenberg” es el más famoso incunable, y su producción dio comienzo a la impresión masiva de textos en Occidente.
Recordemos que, al intentar separar y evitar el encuentro entre judíos y cristianos con la construcción del guetto, el resultado fue absolutamente opuesto: los judíos se integraron mucho más a la sociedad. El guetto no estaba herméticamente cerrado. Nunca lo estuvo. Al juntar muchos judíos y urbanizarlos, es decir concentrarlos en el centro urbano y aislarlos, lo que se generó es lo opuesto a lo esperado con el nacimiento de los primeros centros urbanos judíos en la historia. La urbanización crea contactos culturales, crea las discrepancias entre los que tienen más y los que tienen menos. Todas estas situaciones son típicas consecuencias de la construcción de ciudades y sociedades modernas que comienza a finales del 1500.
La primera impresión del Talmud y la Biblia comentada
Lo que resulta más curioso sobre la imprenta y el ghetto es que uno de los centros más importantes de impresión está situado ni más ni menos que en Venecia. Venecia produce, en la época del guetto, más libros en hebreo que cualquier otra ciudad del mundo. La primera y más famosa imprenta de Venecia lleva el nombre de su editor, un cristiano llamado Daniel Bomberg. Bomberg imprime el primer Talmud de la historia. Esto muestra que en esta era del guetto hay una clara interacción entre judíos y cristianos imprimiendo juntos obras literarias.
El otro primer libro, que se conoce actualmente como “Mikraot Guedolot” (es decir la “Biblia Rabínica”), también.es un Bomberg Este segundo libro contiene el texto bíblico en hebreo junto traducciones y con los comentarios de Rashi, gran exegeta medieval.
Estos dos libros se venden en Venecia y sus alrededores, tanto a cristianos como a judíos y luego son transportados hacia el Imperio Otomano, Europa Occidental y Oriental y posteriormente al resto del mundo. Estos dos libros que nacen desde el contexto del guetto, ayudan a crear la cultura moderna judía que trasciende las fronteras locales de un shtetl o un grupo de judíos que se sientan a pensar, uniendo ahora lo que es una cultura ashkenazy con una sefaradí. Es decir que hay un vinculo directo entre el mundo ashkenazy (Rusia, Polonia, Lituania, Francia, Alemania etc.) con el mundo sefaradí (judios originarios de España y Portugal que posteriormente se moverán forzosamente, por la expulsión de España y Portugal, para Holanda, Italia, Salonica, Estambul, Marruecos, y Algeria). Desde este momento en adelante todos estudiarán ahora del mismo libro (es decir desde la misma impresión, ya sea que esta posea errores o no). La imprenta es un ejemplo extraordinario de cuan abierta es la vida en el guetto, porque si estuviese realmente cerrada, ¿cómo se explica entonces la publicación de estos dos textos, los cuales son los más elementales de la historia y la biblioteca judía?
La compaginación del Talmud en formato de libro, se ha utilizado para casi todas las ediciones posteriores. Asimismo, la edición del Mikraot Guedolot, es decir la Torá con los comentarios rabinicos. Fue el primero en presentarnos la hoja del Talmud y la Biblia Rabínica en el formato que hoy conocemos y resulta tan familiar.
Cuando una familia de judíos sefaradíes que residían en Italia, en Soncino (que era parte del ducado de Milán), abrieron su propia imprenta y comenzaron a imprimir los primeros libros se encontraron que tenían que tomar decisiones muy difíciles.
Ioshua Soncino publico el tratado de Julin del Talmud en 1489 mencionando que en ciertos pasajes se tomo la libertad de decidir que versión era la correcta entre los cuatro manuscritos que poseía y que no decían exactamente lo mismo. Cuando no podía decidir ponía ambas versiones (como sucede en el Tratado de Beitzah publicado en 1484).
Las decisiones de los Soncino, quienes establecieron los textos y los formatos de compaginación del Talmud Babilónico que leemos hoy en cualquier biblioteca judía, ilustra claramente el rol de los editores, decidiendo cuál era la versión correcta según sus propias decisiones. Incluso hay ediciones del Talmud que difieren en el contenido del texto, de acuerdo al lugar y al tipo de relación que los judíos tenían con los no-judíos, intentando no ofender al publico general. Esto resulta sorprendente para quienes creen que el Talmud es un solo texto con una sola verdad irrefutable. La maravilla del Talmud está en las miles de voces contradictorias que, a través de los siglos y en su búsqueda de la verdad, discuten entre generaciones unas con las otras. Ninguno de nosotros puede ver el mundo con los ojos que los veía un judío medieval y por ende sería muy ingenuo creer que el Talmud dice exactamente lo mismo en todas partes del mundo, cuando tenemos desde el comienzo dos distintos, uno escrito en la tierra de Israel y otro en Babilonia. Pero esto cambiará con las ediciones impresas las cuales estandarizarán versiones.