PARASHAT VEZÓT HABERAJÁ: Preparados para recibir Su luz

Vezót Haberajá es la última Parashá de la Toráh, y comienza informándonos: “Y esta es la bendición con la cual Bendijo Moshé hombre de Dios a los Hijos de Israel antes que muriera”. La palabra del Eterno nos enseña que la Berajá perdura en el tiempo a través de las generaciones, pues es un decreto divino que no puede ser quebrantado, ya que es componente de una ley totalmente espiritual que no se rige por las leyes físicas.

El Monte Sinaí o Jorév fue escogido por El Eterno para entregarnos su Toráh por mano de Su siervo Moshé, pues está escrito: “Toráh tzivá lanu Moshé morashá kehilát Yaacov”. / “Toráh nos mandó Moshé heredad a la congregación de Yaacov”. La vida y la muerte están en poder de la lengua, y Lekutiel Ben Amram (nombre original de Moshé) comienza a bendecir al pueblo:

Viva Reuvén y no muera y sean sus varones numerosos”, Yehudá. Dijo así: Oye, oh Eterno, la voz de Yehudá, y llévalo a su pueblo; Sus manos le basten, Y Tú seas ayuda contra sus enemigos. Leví: Ellos guardarán tus palabras, Y observarán Tu pacto. Ellos enseñarán tus juicios a Yaacov, Y tu Toráh a Israel; Pondrán el perfume delante de ti, Y el holocausto sobre tu altar. Binyamín: El amado del Eterno habitará confiado cerca de él: Lo Cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará. Yoséf: Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de Yoséf. Y a Zevulún dijo: Alégrate, Zevulún, cuando salieres: Y tu Yissajár, en tus tiendas. Llamarán los pueblos al monte: Allí sacrificarán sacrificios de justicia: Por lo cual chuparán la abundancia de los mares, Y los tesoros escondidos de la arena. Y a Gad dijo: Bendito el que hizo ensanchar a Gad: Como león habitará, La justicia del Eterno ejecutará, Y sus juicios con Israel. Y a Dan dijo: Dan, cachorro de león: Saltará desde Bashán. Y a Neftalí dijo: Neftalí, saciado de benevolencia, Y lleno de la bendición del Eterno. Y a Ashér dijo: Bendito Ashér en hijos: Agradable será á sus hermanos, Y mojará en aceite su pie. El eterno Dios es tu refugio Y acá abajo los brazos eternos; El echará de delante de ti al enemigo, Y dirá: Destruye. Bienaventurado tú, oh Israel, ¿Quién como tú, Pueblo salvo por El Eterno, Escudo de tu socorro, y espada de tu excelencia? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú pisarás sobre sus alturas”.

Que palabras tan poderosas dijo Moshé: ¡No hay duda que HaShem es nuestro ayudador y protector, no estamos solos!

“Y subió Moshé de los campos de Moav al monte Nevó, y el Eterno le mostró toda la tierra y le díjo: Esta es la tierra de que juré a Avraham, a Yitzják, y a Yaacov, diciendo: A tu simiente la daré. Te la he hecho ver con tus ojos, mas no pasarás allá. Y murió allí Moshé siervo del Eterno, en la tierra de Moav, conforme al dicho de del Eterno Y lo enterró en el valle, en tierra de Moav, enfrente de Bet Peor; y ninguno sabe su sepulcro hasta hoy.

Y era Moshé de edad de ciento y veinte años cuando murió: Sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su fuerza. Y lloraron los hijos de Israel a Moshé en los campos de Moav treinta días: Y así se cumplieron los días del lloro del luto de Moshé. Y Yehoshúa Bin Nun fue lleno de espíritu de sabiduría, porque Moshé había puesto sus manos sobre él: y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como El Eterno mandó a Moshé.

Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moshé, a quien haya conocido El Eterno cara á cara; en todas las señales y prodigios que le envió El Eterno a hacer en tierra de Mitzráyim a Paró, y a todos sus siervos, y a toda su tierra; Y en toda aquella mano esforzada, y en todo el espanto grande que causó Moshé a ojos de todo Israel.”

Una vez terminada la Parashat Vezot haberajá, en este día de Sheminí Atzeret y Simját Toráh, se acostumbra el leer a continuación los tres primeros pesukim del Pérek 1 de Bereshit:

1 En el principio Creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y un viento de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz: y fue la luz. Esto es porque el ciclo de lectura de la Toráh es constante e infinito.

Una vez terminada, se procede a la lectura de la Haftaráh de Vezot Haberajá, que es Yehoshúa I: 1 – 18.

Está en nosotros el estar abiertos a recibir todas estas bendiciones, estar dispuestos a recibir la luz del Hashem, siendo vasijas preparadas para ser llenadas con Su Presencia.

La Torá es lámpara para nuestros pies, bocado para nuestra boca, agua para nuestra sed y brújula para guiarnos a través de nuestro caminar en este mundo.

El Eterno nos toma en Sus brazos, abre las puertas de la bendición y limpia el camino de cualquier obstáculo que se nos presente.

¡Confía en Él! En todo tiempo ¡Que tengamos un Simját Torá lleno de alegría!

¡Shabat Shalom vemoadím lesimjá!