Sheminí Atzeret junto a Simjat Torá clausuran las festividades de Tishrei. Todos estamos familiarizados con cantidad de bendiciones.
Algunas que incluimos en nuestros rezos, otras vinculadas a nuestra comida o diferente rituales que vamos observando y son precedidos por una bendición.
Existe una braja, poca difundida, que debemos recitar cuando nos encontramos dentro de un grupo numeroso de judíos (miles)
“Baruj ata A-donai Eloheinu Melej Haolám Jajam Harazím”
“Bendito eres tu A-donai creador del universo, conocedor de todos los secretos”
¿Por qué “Conocedor de los secretos” fue el texto elegido para sellar esta bendición?
La respuesta más convincente es, que en cada persona y por ende en cada grupo de personas se encuentran ocultos cantidades de secretos, y solo D’os los conoce todos.
Si bien Shemini Atzeret es considerada una festividad completamente separada de los Iamim Noraim e inclusive de Sucot es vivida en nuestra tradición como aquel ultimo momento en el que podemos apelar a D-ios a que nos ayude a lidiar con aquel secreto que durante el año no nos dio paz, y a que nos de las fuerzas para reparar lo que aquel secreto destruyó.
Cada uno tiene hoy la oportunidad de pararse frente a D-ios con ese RAZ, secreto que lo perturba e intentar renacer.
El Jajam Harazim sabe que los humanos vivimos nuestra vida en tres dimensiones; con una Faceta pública, una privada y una personal.
Nuestra faceta pública es la que nos colocamos cada mañana cuando salimos al mundo. Cuantas veces alguien te ha preguntado “¿Cómo estas hoy?” Y la respuesta que se espera de tu faceta publica es: “Bien, gracias”.
Probablemente no siempre que contestamos bien estamos bien pero esta es la respuesta que se espera de tu faceta pública.
Tu faceta privada es la que compartes con tu familia y amigos, y cuando ellos quieren saber como estas tú les contestarás exactamente lo que sientes, pues a ellos les permites ir más allá de aquella pared que levantamos para la mayoría de nuestras relaciones.
Dentro nuestro existe una tercera faceta la personal, la cual no compartimos ni con nuestros seres más queridos.: Es la que ves sólo cuando estás preparado para tomar el riesgo y mirar hacia adentro. Esta es la que D’os también ve. A veces escondemos esta faceta hasta de nosotros mismos.
Tal vez sea esa la razón por la cual muchos de nosotros venimos a los servicios con tan poca frecuencia: no nos gusta la idea de que D’os vea dentro de nuestras almas, y si no estamos en la sinagoga entonces no reparamos tanto en el hecho de que no podemos escondernos de D’os. La buena noticia es que D’os nos deja solos la mayoría del tiempo para dejarnos vivir nuestras vidas como creemos correcto, sin interferencias.
Si estos días sagrados tienen un propósito, es tratar de acercar estas tres facetas que hacen a nuestra identidad, para vivir mejor para vivir en paz para dejar a los que nos rodean que vivan con paz.
¡Aprovechemos este último día sacro en el mes de Tishrei para hacer este ejercicio para que nuestra vida sea definitivamente una bendición!!