Repensando la «Comunidad de Qumran»: enfoques recientes

¿Quién escribió realmente los Manuscritos del Mar Muerto? Hace veinte años, las opciones disponibles para conocer la identidad de la comunidad de los Manuscritos del Mar Muerto eran relativamente concisas. El consenso asociaba los orígenes de la comunidad con la comunidad ascética de los esenios. Algunas opiniones disidentes destacan sus similitudes con los sacerdotes saduceos o asociaba los pergaminos con los refugiados que huyeron de Jerusalém al desierto durante la Gran Revuelta Judía (66-70 después de la Era Común).
Una suposición común es que los manuscritos de alguna manera representaban la literatura religiosa de una sola comunidad. La interpretación arqueológica de Qumran tras la excavación del lugar por el padre Roland De Vaux vinculaba aún más ese lugar con las cuevas cercanas en las que se encontraron los manuscritos, situando las actividades de ese movimiento en el desierto en la era hasmonea temprana, en algún momento después del 140 antes de la Era Común. La imagen parecía bastante clara.
Qumran
Hoy, sin embargo, el panorama es cada vez más complejo gracias a dos factores importantes. En primer lugar, la publicación completa de los pergaminos ha desafiado a los estudios actuales de Qumran para que den cuenta de la amplia diversidad de su literatura, así como de las complejas historias literarias de los escritos individuales. Las dinámicas históricas y sociales subyacentes a esa comunidad dieron forma a esa literatura bajo todas sus diversas formas de redacción, lo que sigue siendo aún un problema permanente.
En segundo lugar, mientras que la defensa de una interpretación sectaria de Qumrán, que Jodi Magness data después de la ocupación helenística del luga,r de la primera mitad del siglo I aEC., ha incrementado la necesidad de considerar la era hasmonea tardía como el escenario fundamental de la ideología y polémica religiosa en curso de la mencionada comunidad. Por otra parte, esta datación más tardía también ha planteado cuestiones acerca de la extensión de la «pre-historia» del «movimiento que precedió» a Qumran.
Dos enfoques recientes destacan los importantes intentos por tener en cuenta una gama más amplia de la evidencia textual, así como de la ocupación sectaria después de Qumrán.
Una teoría reciente sobre ese movimiento que precedió e inspiró a la comunidad de los Manuscritos del Mar Muerto es la de su origen enócico. Los académicos a menudo han considerado al libro primero de Enoc (que no estaba incluido en el Tanaj) como la expresión textual de una comunidad judía que se encontraba distanciad, ya que rechazaba la narrativa rival de un judaísmo promovido por los editores post-exilio de la Toráh. Ese judaísmo enócico consistía en una ideología única, con una interpretación diferente de los orígenes humanos (donde los ángeles caídos instruyeron a la humanidad y crearon una raza de gigantes), con una comprensión determinista de la teodicea o del problema del mal, y una veneración de Enoc (bisabuelo de Noé) como el vehículo sin paralelo de la revelación divina.
El especialista de Enoc de la Universidad de Michigan, Gabriele Boccaccini, argumenta que entre la proliferación de sectas judías durante el inicio de la era hasmonea, fueron los esenios en particular, los que adoptaron antes que nadie este patrimonio enócico. La secta más religiosa de Qumran representaba la consecuencia radicalizada de ese temprano movimiento enócico-esenio, creado por un cisma sobre las autorizadas reclamaciones del «Maestro de Justicia». Este concepto permite a Boccaccini distinguir los restos literarios del temprano y previo movimiento enócico (que incluía textos bíblicos, porciones del primer libro de Enoc, así como el Libro de los Vigilantes, manuscritos del Mar Muerto como el Rollo del Templo, los Jubileos, 4QMMT) de los diseñados por el cisma emergente (por ejemplo, el famoso Documento de Damasco) y la posterior literatura sectaria de Qumran (por ejemplo, la Regla de la Comunidad, Pesharim). Los sectarios en el asentamiento de Qumrán de principios del siglo I aEC no representaban a la orgullosa sede de un movimiento más grande, sino más bien su descendencia era cada vez más alejada e irrelevante.
Otros estudiosos sin embargo, han criticado los supuestos que utiliza Boccaccini para construir y llegar a sus conclusiones. John J. Collins, de la Yale Divinity School, por ejemplo, cuestiona la relación dibujada entre los esenios y la literatura enócica: «A mí me parece injustificable aplicar la etiqueta de ‘esenio’ a los libros enócicos o incluso a los Jubileos, que no contienen una descripción de una vida comunitaria. También podemos preguntarnos por qué los Libros de Reglas sectarios comunitarios, como la Regla de la Comunidad y el Documento de Damasco, no hacen mención de Enoc como una figura con rango de autoridad, ellos simplemente atribuyen la autoridad a la Toráh”.
Collins también ha reconsiderado la identidad de la comunidad de los Manuscritos del Mar Muerto, regresando a un análisis de los principales libros de sus reglas y a su historia literaria. En “Más allá de la comunidad de Qumrán”, sostiene que los dos conjuntos de reglas no reflejan un cisma o diferentes etapas cronológicas de una única entidad, sino que más bien existieron el uno al lado del otro dentro de un movimiento religioso socialmente diverso. El «nuevo pacto» del Documento de Damasco refleja el carácter más bien amplio del movimiento. Sus miembros convenían en formar familias aunque, sin embargo, estaban organizados en una estructura comunitaria más grande. El pacto comprendía demandas rigurosas y seguir las normas patriarcales tradicionales, aunque sin más elementos que implicasen un aislamiento total de la sociedad.
Junto a la Alianza de Damasco, está ese grupo más especializado denominado Yahad, de la Regla de la Comunidad. Este grupo, dedicado a la «santidad perfecta», no lo conformaba una sola congregación, sino un colectivo formado por estructuras comunitarias más pequeñas que se habían constituido en «varios lugares de residencia». En cuanto a las relaciones de Yahad con Qumran, Collins sugiere que «los manuscritos no debían estar demasiado atados a un lugar. A lo sumo, Qumran debió ser un asentamiento de la Yahad. Nunca fue la Yahad en su totalidad». Históricamente, Collins sitúa al Maestro de Justicia en la primera mitad del siglo I aEC. Sus conflictos con el Sacerdote Malvado sólo pueden deberse a una serie de episodios al final de su carrera. Según este punto de vista, el impulso original para la comunidad de los manuscritos del Mar Muerto se originó en los conflictos que mantuvieron con los fariseos sobre la ley judía, no por un estado de agitación interno entre el sacerdocio de Jerusalém.
Collins se refiere a la literatura de las reglas como concurrente, produciendo un retrato de las diversas formas en que la comunidad de los manuscritos del Mar Muerto vivía su ideología religiosa. Tal vez la implicación más prometedora del enfoque de Collins es que puede proporcionar un modelo de vida comunitaria que da cuenta de la diversidad de la misma, e inclusive de las variantes existentes en las principales obras sectarias dentro de su colección de manuscritos. Uno puede, por ejemplo, imaginar a diferentes células o centros, dentro de la Yahad, produciendo diversas variantes en la misma literatura sectaria, de acuerdo con sus propias necesidades más inmediatas.
Desde el principio del descubrimiento, los académicos que investigaron a la comunidad de los manuscritos del Mar Muerto se enfrentaron a los desafíos de unas evidencias limitadas y ambiguas, así como las incertidumbres acerca de las relaciones entre los manuscritos y la arqueología de Qumrán. Ya sea que nos estamos moviendo entre «Más allá de la hipótesis de los Esenios» o «Más allá de la comunidad de Qumrán», el camino a seguir estará pavimentado con un incremento de la complejidad.
Entre los muchos problemas planteados por los estudios de Boccaccini y Collins, al menos tres pueden conformar los futuros estudios. En primer lugar, estaría determinar qué textos de la colección de manuscritos del Mar Muerto nos proporcionan las mayores evidencias sobre la comunidad subyacente. En segundo lugar, ¿cuáles son las implicaciones de cambiar el enfoque de unos orígenes de Qumrán en una temprana etapa hasmonea a un ajuste hacia una etapa hasmonea más tardía? Y en tercer lugar, incluso entre los estudiosos que se asocian Qumran con la comunidad de manuscritos del Mar Muerto, ¿cómo podemos determinar el carácter exacto de esa relación? ¿Fue una sede sectaria, el hogar de una rama radical, o un asentamiento de la Yahad ? Estas preguntas proliferarán en el futuro.
Autores: C.D. Elledge y Olivia Yeo – ASOR