PARASHOT BEHAR- BEJUKOTAI: hacer que lo imposible exista

Final del libro de Vaikrá. Y casi cierta sensación de alivio por dejar atrás un año más la desafiante tarea de sumergirse en un mundo ajeno -como lo es el de los rituales sacrificiales- para volver la semana que viene al desierto, esa geografía que nos convoca aún en nuestros días. Somos desierto, estamos constituidos por partículas de arena caminadas por generaciones desde donde se gestó nuestro pueblo. Pero para llegar allí tendremos que terminar acá.

Y después de tanto animal, humo e incienso aparece el en capítulo 25 del libro de Vaikrá- Levítico este mandato, que, leído con nuestros ojos, nos parece totalmente utópico, entendiendo la u-topía como un no- lugar, una aspiración fuera de cualquier realidad posible.

Estamos hablando del Shabat de la tierra, el año de shemitá; cada ciclo de seis años culmina con el séptimo en el cual la tierra descansa. Y, al modo de la cuenta del Omer, que estamos transitando todos estos días, también la tierra tiene su “Shavuot”- su celebración sagrada al año cincuenta, luego de siete ciclos de siete años, que se llama el año del jubileo- en hebreo “iovel”.

Leámoslo del texto:

“Deberás contar siete semanas de años -siete veces siete años- de manera que el período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años. Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes -el día de la Expiación- ustedes harán sonar la trompeta en todo el país. Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y regresará a su familia. Este quincuagésimo año será para ustedes un jubileo: no sembrarán ni segarán lo que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar; porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo.” (Vaikrá- Levítico 25:8-12)

Quisiera detenerme en lo que significa la palabra “iovel”- jubileo, para nuestra tradición, de acuerdo con los exégetas.

Rashi (Francia s. XI) entiende que toma el nombre de una de las denominaciones que tiene el cuerno de carnero- “shofar” en el libro de Shmot.

“SERÁ UN JUBILEO [PARA USTEDES] — Este año se distinguirá de todos los demás años por el solo hecho de que se le ha dado un nombre especial. ¿Y cuál es su nombre? “Iovel” es su nombre —con referencia al “sonido del Shofar” (el cuerno de carnero que se llama– “iovel” יובל; en Shmot- Éxodo 19:13).”

Ibn Ezra (España s XII) explica, agrega un dato a lo dicho por Rashi:

“La palabra iovel (Jubileo) significa enviado. (El Jubileo es el año en que las personas son liberadas). Los sabios, de bendita memoria, decían que el significado de iovel es carnero. Shoferot ha-iovelim (cuernos de carnero) (Josué 6:4) es prueba de lo último. El año es llamado por el nombre del shofar. (El año se llama “el cuerno de carnero”, es decir, el año en que se toca el cuerno de carnero).”

No sólo es el año en el que se escuchará el sonido del shofar que anuncia la liberación, sino que las personas serán enviadas nuevamente a sus tierras y a sus familias.

Sin embargo, a Najmánides- Ramban (España s.XII) y realiza una larga explicación al respecto. Comparto con Uds. algunos extractos.

“En mi opinión, la Escritura no llama al año “iovel” con referencia al toque [del Shofar], sino con referencia a “la libertad” [que trae a los habitantes de la Tierra]; }..en el versículo que tenemos ante nosotros “y proclamaréis la libertad por toda la Tierra a todos sus habitantes, lo que significa que todos serán libres de residir donde les plazca, continua diciendo ‘“iovel es” (o sea ) que es un año en el que todo hombre es “llevado” a su posesión, y sus pies lo “transportan” a su familia lejos para que resida (con ellos). … Por lo tanto, el significado de esto será ‘“iovel”’ para ustedes es «es un año que ‘trae’ [libertad] y será así para todos ustedes, que vendrán y devolverán cada uno a su posesión, y cada uno a su familia.”

Cambiemos de geografía y de tiempo histórico; Alemania s XIX- Haktav veHakabalá, un comentario a la Torá de Rabbi Yaakov Tzevi Macklenburg.

“Iovel” enseña sobre el dominio y la libertad, viene de la raíz “bet lamed lamed ב.ל. ל» como » “belulot bashamen” , mezclado con aceite», que tiene que ver con mezclas. Esto se debe a que en el año de “iovel”, hay una mezcla porque hay una mezcla de dominios [es decir, de la propiedad pública y privada], hay una mezcla del orden de los dominios en los campos  …la libertad unificada implica un unificado dominio para todos nosotros: no hay superior o inferior, ni más ni menos que el otro. La herramienta que usamos para anunciar esta mezcla de dominios también se llama “iovel”, y por eso se le llama “el cuerno del “iovel” .

Y con el mismo sentido, en “Haamek Davar”, un comentario de Naftali Zvi Yehuda Berlin (Polonia/Rusia siglo XIX) explica:

“Según su significado simple, es una expresión de moverse de un lugar a otro. Es por esto por lo que al antílope también se le llama “iovel”, porque siempre está moviéndose de un lugar a otro.”

No quiero atosigarlos con citas y autores. Pero siento que si no vamos a los que ya se confrontaron con las mismas preguntas que tenemos hoy nos perdemos una riqueza invalorable desde la cual poder también nosotros sacar nuestras propias conclusiones.

En primer lugar, debo decirles lo que muchos sospecharán. No hay evidencia histórica de que esto haya sucedido jamás. Y allí me los imagino a Uds. diciéndose: – ¡era obvio, si es una irrealidad!

Yo prefiero pensarlo como una aspiración, como un horizonte y no como una u-topía, que es el fracaso de nuestros sueños porque jamás encontrarán su lugar.

¿Qué significará en este mundo de desigualdad económica, de capitalismos salvajes, de naciones ricas con habitantes pobres, de migrantes forzados por el hambre y la persecución, hablar del año del “iovel”- jubileo?

Juntemos todos los significados y construyamos una hipótesis del rumbo que el mundo debería tomar para paliar este escándalo humano que estamos viviendo.

El toque del shofar, el sonido que anuncia el comienzo de este año de libertad es el mismo sonido que escuchamos en los momentos más sagrados del año, cuando revisamos nuestras acciones, nos confrontamos con nuestras vergüenzas, nos animamos a pedir perdón, a reparar lo que hemos dañado.

Los procesos de libertad, después de largos períodos de no tenerla tienen que comenzar con una apelación a la conciencia de cuánto se ha quitado y cercenado ese derecho en la vida de tantos (y por qué no en las nuestras). Un despertar del letargo de habernos acostumbrado a espacios serviles y lugares de desigualdad, de indignidad y vergüenza.

Y si “iovel” tiene que ver con el movimiento es porque no habrá cambio posible si no movemos estructuras cómodamente establecidas en las que todos creemos que ya no hay nada por hacer, o que es responsabilidad de otros, o que sólo debemos ocuparnos de nosotros, porque ya es demasiada carga… ¿Cómo animarse a una contracultura en la que la desidia devenga en compromiso y la fatalidad en acciones concretas?

Y si le adjuntamos el sentido de “mezcla”, cuánto me gusta pensar que un tiempo de libertad tiene que ver con cruzar las barreras que separan etnias, religiones, clases sociales, posturas políticas… barajar y dar de nuevo hacia un pensamiento plural, multifacético, rico en posibilidades y sabio para generar acuerdos.

Necesitamos movernos de nuestros preconceptos, de nuestras cerrazones y axiomas en la lectura de un tiempo que lejos está de ser un tiempo de jubileo -de júbilo, de alegría- de igualdad de oportunidades y derechos.

Necesitamos quizás volver a nuestras casas, esos espacios de origen que tantas veces abandonamos en pos del éxito y la visibilidad social.

Necesitamos recuperar esos espacios de familia que tanto nos esperan, aun sin decírnoslo.

El año del “iovel” es una aspiración a la restauración de un orden más justo.

Dicen que jamás sucedió. Y como está la situación nos es difícil imaginarlo en un orden social amplio. Pero no dejo de creer que sí es posible mover nuestras propias convicciones -a veces poco revisadas críticamente- y darnos el permiso de abonar una tierra, la nuestra, la más cercana, para que descanse de la injusticia y la marginación. Será cuestión de ser los pioneros en esta materia y que el jubileo exista.

“Sed realistas, pedid lo imposible” – Frase del mayo francés, 1968.

Shabat Shalom,

Rabina Silvina Chemen.