PARASHAT VAIELEJ- SHABAT SHUVA: ir el encuentro, una de las caras de la teshuvá

Parashat Vaielej, al filo del final de la Torá, nos encuentra conmovidos por este Rosh Hashaná que acaba de concluir y en el tránsito hacia Iom Hakipurim. Días de emociones y reencuentros familiares, de pensamientos que podemos compartir y otros inconfesables. Y, a pesar de nuestra racionalidad, nos habita una pregunta en el fondo de nuestro corazón acerca del devenir, de la probabilidad de controlar algo del misterio que supone esta vivos; la duda sobre la ley de la recompensa en función de lo que hacemos y los gestos que quizás aún estamos a tiempo de realizar.

Esta parashá este año se lee en Shabat Shuvá- el Shabat dedicado a nuestro proceso de teshuvá- de reflexión y meditación sobre nuestros modos de ser y actuar.

Desde este mirador nos disponemos a estudiar esta porción de la Torá.

וַיֵּ֖לֶךְ מֹשֶׁ֑ה וַיְדַבֵּ֛ר אֶת־הַדְּבָרִ֥ים הָאֵ֖לֶּה אֶל־כׇּל־יִשְׂרָאֵֽל׃

“Y fue Moshé y habló estas palabras a todo Israel” (Devarím- Deuteronomio 31:1)

Acá me quedo.

Moshé se está despidiendo de su pueblo. Morirá y traspasará su mando a Iehoshúa. Ya terminó su tiempo y va a decir sus últimas palabras.

Lo que intriga a los exégetas es el verbo que le da nombre a esta parashá. En general la Torá menciona que Moshé habla. Pero qué significará poner primero esta acción: “Y fue”, “Y se dirigió” … ¿A quién, a dónde y por qué?

Veamos algunas opiniones:

“Y Moshé fue”. Hasta acá el libro cuenta todo lo que Moshé habló y desde acá contará lo que va a hacer. Después de haber cumplido con todas las palabras del pacto Moshé les indicó que volvieran a sus tiendas. Y como un amigo que va a despedirse a la casa de su amigo, Moshé se dirigió a cada una de las tribus para avisarles que se despide de ellos y mostrarles cuánto los quería.” Rabí Itzjak Abrabanel (s.XV)

“Y Moshé fue”. Moshé fue a cada tribu y tribu para informarles que estaba a punto de morir y que no debían temer.” Abraham ben Meir ibn Ezra (S.XII)

 “Y Moshé fue”. Cuando Moshé terminó sus palabras, todos los que estaban delante de él, los niños pequeños y las mujeres regresaron a sus propias tiendas. No era necesario que las Escrituras mencionaran esto [que regresaron a sus tiendas], porque ya se dijo: Hoy estáis todos vosotros delante del Eterno vuestro Dios; (29:9) … que debes entrar en el pacto del Eterno tu Dios, (29:11) y [se sobreentiende que] después de haber entrado en el pacto se irían de él [de Moshé]. Y así la Escritura dice ahora que Moshé fue del campamento de los levitas al campamento de los israelitas para honrarlos, como quien quiere despedirse de su amigo y viene a pedirle permiso. Ramban (s.XIII)

Si tuviera que resumir estas explicaciones diría que, en momentos de mucha interioridad -como lo es la cercanía con la muerte- de Moshé, en momentos quizás de perplejidad al tener que despedirse de lo que fue el motivo de su vida -la llegada a la tierra de Israel- sin poder concretar su sueño… en ese contexto Moshé elige la cercanía como modo de elaborar lo que está viviendo.

Abarbanel entiende ese ir de Moshé como un gesto de amor. Y sí. Ir a la casa de cada uno, en lugar de hablarle a todos en general, es un gesto de amor, de reconocimiento del lugar particular que cada uno tiene en su vida, no como un colectivo indiscriminado sino con la característica propia de cada uno.

Ibn Ezra entenderá ese ir hacia el otro como un gesto de cuidado. Se acerca personalmente para decirles que no teman. Que él se irá pero que no están en peligro.

Y por último Ramban- Najmánides entiende que ese ir a cada hogar tiene que ver con pedirles permiso para este nuevo paso trascendente de su vida. Los honra, haciéndolos sentir parte de su vida. Y así como ellos lo acompañaron en cada etapa, en ésta, la última, también los hace partícipes.

Tres interpretaciones que a mí me hacen tanto bien en estos días cuando la Teshuvá es un proceso que necesariamente sucede cuando después de escudriñar tu corazón decides acercarte a quienes te importan y con quienes tienes algo pendiente.

Será que el amor estaba intacto y por alguna razón o circunstancia se distanciaron. Quizás allí es necesario ir al encuentro del otro, humildemente, sin jerarquías, y volver a hablar de amor que tanta falta nos hace.

También la Teshuvá puede funcionar como un puente que diluya toda situación de temor entre nosotros y quienes hemos alejado de nuestras vidas. Temor a no saber cómo reaccionaremos. Temor a equivocarnos. Temor a mostrarnos vulnerables. Los actos de Teshuvá disipan los miedos que a veces nos distancian de los que nos importan.

Y, por último, el acercarnos a quienes habíamos decidido dejar de lado -aunque nos duela- tiene que ver con darnos el permiso para el reencuentro. Para volver a habitar ese espacio al que dejamos de ir porque en algún momento decretamos que ya nada más podíamos hacer allí.

Moshé me enseña en este Shabat Shuvá a salir de mí y caminar hacia aquellos/aquellas de los que decidí alejarme –o con quienes creí que la cercanía ya era imposible- y reencontrarme en las palabras del amor, de cuidado y de respeto. Reencontrarme en sus casas sin pretender que vengan a mí.

Moshé no tenía nada para ganar con este gesto. Sin embargo, su gran victoria fue legarnos este último acto de grandeza: vivir hasta el último instante intentándolo.

“Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, y entonces comprende cómo están de ausentes las cosas queridas.” escribió César Isella en su Canción de las Simples Cosas.

Quizás es simple. Volver a reencontrarnos con lo que dejamos lejos. Achicar distancias. Apostar al amor. Al cuidado. Dejar los miedos atrás. Y darnos permiso en busca de lo que nos haga sentir más plenos.

Deseo con todo mi corazón que transitemos estos días yendo, como Moshé, a aquellos sitios donde amamos la vida.

Shabat Shalom.

¡Gmar Jatimá Tová!

Rabina Silvina Chemen.