Antisemitas, quiero que sepáis esto:
Mi coraje es más fuerte que vuestro temor; mi amor es más fuerte que vuestro odio y mi luz siempre vencerá vuestra oscuridad.
Sí, nos protegeremos a nosotros mismos. Aseguraremos nuestros edificios. Algunos de nosotros renegociaremos cómo expresar públicamente nuestro judaísmo, y esa es la prerrogativa de todos y cada uno de los judíos. Somos dueños de nuestras propias definiciones, emociones y experiencias.
Pero sabed esto, antisemitas. Podéis venir a nosotros con armas o cuchillos, desde cualquier contexto político o étnico, podéis tratar de intimidarnos y silenciarnos, o dividir nuestra comunidad o enfrentarnos a otras comunidades… y fracasareis.
Explicaremos nuestra verdad cruda, real, desordenada, complicada y desafiante, las derrotas habidas durante siglos.
Estoy orgullosa de ser judía. Estoy orgullosa de ser rabina, una esposa judía de mi esposo judío con quien estuve bajo la jupá. Una madre judía que recibió a cada uno de sus tres bebés con el Sh’ma en sus labios y en sus oídos. Orgullosa de ser un servidora del Santo. Para desgastar mi kipá, mi Maguén David se acurrucó en mi clavícula. Estoy orgullosa de ser una judía por elección. Me enorgullece dar la bienvenida a las personas a esta enorme carpa de esta tradición antigua, sabia, compasiva y vivificante. Orgullosa de mi gente y mi comunidad. Orgullosa de los ideales y valores que defiende mi Torá.
Y quemaré mi llama brillantemente contra el cielo oscuro. Por nuestros antepasados y nuestros hijos. Por toda la humanidad.
Ustedes, antisemitas, nunca robarán mi alegría, ni extinguirán mi orgullo, ni comprometerán mi misión como judía. Nunca ganaréis.
Am Israel jai.
Rabina Esther Hugenholtz