Según la Torá, Rosh HaShaná se celebra un solo día, tal como está escrito: «El día primero del mes séptimo será para vosotros día de descanso, de convocación santa y lo conmemorareis al son del Shofar («truá»)» (Vaikrá- Levítico 23:24 y Bamidbar–Números 29:1). Empero en la práctica celebramos Rosh HaShaná durante dos días, incluso en Israel.
A los efectos de comprender este tema, es necesario señalar que todas las festividades se rigen por el calendario hebreo que se fija según el ciclo de la luna. Al iniciarse el mes la luna se divisa muy pequeña cual línea delgada y va creciendo hasta la mitad del mes cuando se la divisa llena, cual círculo completo. Durante la segunda mitad del mes la luna va menguando hasta que al final del mismo deja de ser visible por veinticuatro horas. Luego, vuelve a divisarse cual línea delgada y de esa manera comienza un nuevo mes. Es preceptivo que dos testigos que vieron la luna nueva en el firmamento en la noche del día treinta y presenten su testimonio ante el tribunal para que este consagre el nuevo mes. Dado que el ciclo de la luna es de veintinueve días y medio, hay veces que el mes es de veintinueve días y otras de treinta.
En los meses en los que caen las fiestas, cuando el Tribunal consagraba el novilunio, salían emisarios hacia todas las comunidades judías para avisarles que se inició un nuevo mes y cuándo caerían las festividades. Pero los emisarios no conseguían llegar a las comunidades de la diáspora antes de las fiestas, por lo que los sabios establecieron que para evitar las dudas, fuera de Israel las fiestas se celebraran durante dos días.
Rosh HaShaná es la única fiesta que se celebra en el inicio del mes, por lo que tampoco en la tierra de Israel se podía saber con exactitud cuándo habría de acontecer. Esto se debía a que, una vez que el mes era consagrado, si resultaba que ese mismo día era festivo, los emisarios no podían salir más allá del área de Shabat («tjum Shabat») para avisar a las comunidades cuándo había sido consagrado el mes. Por esta razón, para evitar equivocarse, se ordenó que se debía celebrar Rosh Hashaná durante dos días.
Si bien en Jerusalém, que era sede del Tribunal, se sabía cuándo había sido consagrado el mes, no podían saberlo de antemano, dado que la consagración tenía lugar el mismo día que llegaban los testigos. Por esta razón debían cuidar la fiesta desde la noche del treinta del mes de Elul. Si a la mañana siguiente llegaban los testigos y presentaban su testimonio de la observación de la luna nueva, entonces resultaba que ese día efectivamente era festivo y el siguiente era considerado laborable. En el caso de que no llegaran testigos durante el día treinta, resultaba retroactivamente que ese día era laborable y la fiesta comenzaba al siguiente. Y así, en tiempos en que el Tribunal consagraba el nuevo mes, en Jerusalém se celebraba Rosh HaShaná un sólo día, y cuando el novilunio era al día siguiente, se observaba la fiesta durante dos días
Las dudas respecto de la fijación del día se concluye que el carácter de Rosh Hashaná es oculto y secreto y, por lo tanto, se celebra cuando la luna que está cubierta o invisible comienza a revelarse. Por ello, uno de los nombres de Rosh HaShaná es «Kese», tal como está escrito (Salmos 81:4): «Tocad el Shofar ante la luna nueva, en lo oculto («Kese») de nuestra festividad» Nuestros sabios preguntan: «¿En qué festividad la luna está cubierta? En Rosh HaShaná» (Talmud Babilonio Tratado de Rosh Hashaná 8 (A)).