PARASHAT VAYÉLEJ 2025: Volver a levantar la sucá de la paz

הַקְהֵ֣ל אֶת־הָעָ֗ם הָֽאֲנָשִׁ֤ים וְהַנָּשִׁים֙ וְהַטַּ֔ף וְגֵרְךָ֖ אֲשֶׁ֣ר בִּשְׁעָרֶ֑יךָ לְמַ֨עַן יִשְׁמְע֜וּ וּלְמַ֣עַן יִלְמְד֗וּ וְיָֽרְאוּ֙ אֶת־יְהֹוָ֣ה אֱלֹהֵיכֶ֔ם וְשָׁמְר֣וּ לַעֲשׂ֔וֹת אֶת־כׇּל־דִּבְרֵ֖י הַתּוֹרָ֥ה הַזֹּֽאת׃

“Reúne al pueblo, hombres, mujeres, niños y a los extranjeros en tus comunidades, para que escuchen y aprendan a reverenciar a tu Dios יהוה y a observar fielmente cada palabra de esta Enseñanza.”

Moshé está terminando su ciclo en esta vida. Sabe que su final está acercándose. Y una de sus últimas acciones será la de “hakhel”, la de reforzar la prioridad de la reunión, de lo comunitario (kehilá) porque la enseñanza que Dios nos deja no es para vivirla en soledad, es en la reciprocidad donde esto se pone en juego; en la responsabilidad por los demás, los más vulnerados, los que nos necesitan, en todos los órdenes, sean cercanos a nosotros o no.

¿Cómo se cumplía esta mitsvá de “hakhel”? Se reunía todo el pueblo de Israel, hombres, mujeres y niños en la festividad de Sucot al finalizar cada año sabático, durante la peregrinación a Jerusalén, para leer ante las multitudes algunas porciones de la Torá que sirven para instar a la nación al reforzamiento de la fe, al temor a Dios, al estudio de la Torá y al cumplimiento de sus preceptos.

El Kli Yakar (Shlomo Efraim de Luntschitz s. XVI) explica sobre esta mitsvá algo interesante:

“Y parece que toda la esencia de este hakhel (asamblea) es a causa del arrepentimiento. Como dijeron nuestros Rabinos, que su memoria sea bendita ( Vaikra Rabba 30:7), el primer día de la festividad (Sucot) se llama el primer [día] del cálculo de las iniquidades.”

Y ¿cómo lo conectamos con este próximo Yom Kipur? ¿Acaso no es allí donde se dirimen nuestras responsabilidades y las consecuencias de nuestras decisiones?

Este rabino explica algo interesante: En los Yamím Noraím Dios acepta(ría) la teshuvá del individuo. “Sin embargo, durante el resto del año, el Santo, bendito sea, solo acepta el arrepentimiento de la comunidad (Rosh Hashaná 18a).”

Soy bastante reacia en hablar de “arrepentimiento” pero lo que me atrajo de esta idea es que cuando salgamos de Yom Kipur, deberemos dejar atrás el pensamiento individualista para poner nuestro empeño en qué vamos a hacer como comunidad, como sociedad.

El Kli Yakar agrega algo importante en su análisis. Y se pregunta por qué esta mitsvá se lleva a cabo después del año sabático (shnat hashmitá). Y lo explica así:

“Y esta es también una razón para esta hakhel (asamblea)… El séptimo año también genera asamblea y paz al no plantar ni cultivar en él. Y los pobres de Su pueblo comen de él, pues a los terratenientes no se les permite conservar sus productos en el séptimo año, como suele ser la costumbre de un propietario. Y sin duda, esto es causa de paz, pues todos los desacuerdos provienen del principio de «lo mío es mío» y «este dice: ‘Es todo mío'». Y esto no es tan común en el séptimo año, pues si bien en las acciones positivas no todos son iguales, en las negativas todos son iguales, y este es verdaderamente el camino de la paz. Y lo mismo ocurre con la festividad de Sucot, cuando todos salen de su morada permanente a una temporal y se sientan bajo la sucá (cabaña) de Su paz.”

Lo explico. Los dueños de las tierras tenían la autorización de cultivar, cosechar y disponer de los frutos de su tierra durante 6 años. El año séptimo la tierra descansaba por lo que, en el octavo año, la tierra no producía nada en particular, solo el remanente de lo sembrado. Los pobres tenían derecho a comer de lo que la tierra dio naturalmente. Y lo que dice el exégeta es que esto trae paz. Y sí. La igualdad, la equidad, la posibilidad para todos trae paz.

Y todo esto me lleva a pensar que, si elegimos congregarnos, en lugar de aislarnos. Si decidimos juntarnos con un propósito superador, en lugar de defender a regañadientes solo nuestra posición sin escuchar ninguna otra voz, si le hacemos lugar a quienes por algún motivo quedaron fuera de nuestro mapa humano y si con ello, procuramos abrir las puertas porque no queremos sacar provecho y nos preocupa la necesidad de todos, la paz es una posibilidad.

No va a haber paz si no salimos todos de nuestras moradas y encontramos espacios, aunque sea temporales, para sentarnos juntos a pensar una tierra que tenga oportunidades para todos.

En este Shabat Shuvá me gustaría pensar a dónde debemos retornar para desandar el camino que nos trajo a este tiempo de tanta desolación y dolor. Seguramente si seguimos caminando por él no lleguemos a ningún paraíso. Quizás deberemos caminar con otro rumbo, animarnos a otras geografías, aunque sean un poco mas inciertas y escarpadas. Quizás cuando podamos volver a mirar a los ojos a quienes estaban del otro lado, recuperemos la sucá hanofelet- la sucá de paz que parece haberse demolido ante nuestros ojos.

En el Birkat Hamazón, la bendición después de las comidas, de las festividades, agregamos una frase: “Harrajamán hú yakím lánu et sucat David hanofelet” = “Dios Misericordioso, restaura la sucá de David que se desmoronó”.

Volvamos a construir una sucá de paz. Para todos.

Shenizké leshaním tovot – que tengamos el mérito de vivir buenos años.

Gmar Jatimá tová.

Rabina Silvina Chemen