PARASHAT VAISHLAJ 2025: memoria manipulada

Parashat Vaishlaj es una parashá necesaria. ¿Para quién? De acuerdo con qué narrativa elijas de un mismo texto. Paso a explicarme.

Venimos recorriendo las peripecias de nuestro patriarca Yaacov y su familia. Patriarca que, a la sazón, vino a la vida con un hermano mellizo, Esav, que quedó fuera del relato oficial.

Yaacov y una vida tormentosa. De querer ser el primero, cuando no lo era, de mentir, avergonzar, huir, registrar, ser engañado, convertirse en padre, añorar su tierra y finalmente decidir volver. Volver aterrorizado porque el capítulo de su vida que dejó atrás, inconcluso, es una gran amenaza para su imaginación.

Yaacov vuelve temiendo encontrar a su hermano traicionado, Esav. Vuelve con todas su progenie. Y en ese regreso se entera de que Esav está viniendo a su encuentro.

Y si bien ya no eran el Yaacov y el Esav de entonces, cuando algo no se elabora, queda congelado en ese pasado irresuelto, en esa edad de la que jamás se pudo liberar.

Ninguno de los dos eran los mismos. Los años, la distancia, la pérdida de los padres, la constitución de tu propia familia te ofrece una perspectiva diferente a los problemas de la juventud. Pero ninguno sabe del otro. Ese otro que quedó fijado en la rivalidad y el engaño de sus juventudes.

Al enterarse del inminente encuentro, manda regalos, se presenta con un lenguaje casi servil, probablemente habitado por la culpa por los errores cometidos.

Y lo que sucede es lo que todos anhelaríamos: se encuentran, se miran, la hermandad le gana a la memoria de la disputa, y se abrazan.

Acá podría terminar románticamente esta historia con final feliz.

Sin embargo, como lo venimos haciendo desde hace 20 años, el texto bíblico es lo que está escrito y el uso (y abuso) del texto a partir de interpretaciones posteriores.

“Esav corrió a su encuentro, lo abrazó, se echó sobre su cuello y lo besó, y lloraron.” Bereshit – Génesis 33:4

El pshat -es decir- la lisa y llana literalidad del texto ¿qué dice? Esav lo vio y corrió, lo abrazó, lo besó y lloraron.

Hay versículos que se prestan a la ambigüedad o que dejan algún vacío en el texto que el lector debe llenar de posibilidades, pero acá no estaría viendo ningún intersticio para creer que se debería leer de otra forma.

¿Tanto cuesta creerle a una situación de reconciliación, de fraternidad, de decidir dar vuelta la página y con todo el dolor a cuestas, reescribir la historia?

Lo único que llama la atención es que el sofer stam -el escriba, escribió la palabra “y lo besó- “vaishakehu” agregando un punto sobre cada letra. וַׄיִּׄשָּׁׄקֵ֑ׄהׄוּׄ

Lamentablemente estas pequeñas alteraciones en la escritura del rollo no vienen con explicaciones. Se las interpreta en base a conclusiones comparativas de otras palabras en las que podría suceder lo mismo… pero a ciencia cierta no sabemos por qué el escriba nos llama la atención en ese gesto del beso.

Recorramos algunas de las exégesis:

Radak – Rabi David Kimji- (s. XII-XIII) trae dos versiones:

“Vaishakehu (y lo besó), וישקהו la palabra tiene un punto en cada una de las letras. En Bereshit Rabá 78,9, Rabí Shimón ben Eleazar dice que en todos los lugares donde los puntos no cubren cada letra de la palabra que está debajo, damos preferencia al significado del texto tal como está, sin los puntos. Cuando hay más puntos que letras, damos énfasis en nuestra interpretación a los puntos. En este caso, hay tantos puntos como letras en la palabra וישקהו – Vaishakehu (y lo besó), de modo que entendemos que Esav besó a Yaacov sinceramente con todo su corazón. A esto, Rabí Yannai replicó preguntando que, si esto es realmente así, ¿por qué molestarse en poner puntos en la palabra si no afectan el significado? Por lo tanto, debemos interpretar que originalmente Esav tenía la intención de morder el cuello de Yaacov fingiendo un abrazo. Dios hizo sus dientes tan suaves como la cera y el cuello de Yaacov tan duro como el marfil.”

Unos dicen que los puntos vienen a confirmar la contundencia del beso. Otros dicen que si la palabra traía su significado original no había necesidad de puntearla por lo tanto ese beso no fue genuino, vino a morderlo (¿?) pero Dios ablandó los dientes del “malo” y endureció el cuello “del bueno”.

Y si yo les preguntara qué recordamos de la relación de Yaacov y Esav, seguramente muchos me hablarían de la rivalidad y de la maldad de Esav respecto de nuestro patriarca Yaacov, ¿verdad?

Rashi, (s. XI) trae también las dos versiones (de ese beso que fue o no fue sincero):

“Y LO BESÓ – Se colocan puntos sobre las letras de esta palabra, y en la Baraita de Sifré (בהעלותך) se expresa una diferencia de opinión sobre lo que estos puntos pretenden sugerir: algunos explican que los puntos significan que no lo besó con todo su corazón, mientras que Rabí Shimón Bar Yojai dijo: «¿No es bien sabido que Esav odiaba a Yaacov? Pero en ese momento sintió verdadera compasión y lo besó con todo su corazón». (Sifrei Bemidbar 69.2)

Es interesante cómo no pueden decir de una vez y ya que lo besó. No. Lo odiaba… pero tuvo compasión y lo besó con todos su corazón, y otros siguen insistiendo que el odio es perpetuo y que nada puede hacerlos mover de sus posiciones antagónicas y destructivas del otro.

Ibn Ezra – s. XII- tiene la honestidad de dar por tierra cualquier sospecha a ese beso.

“[Y LO BESÓ.] Es obvio, por el significado claro del texto, que Esav no tenía intención de dañar a Yaacov, y la prueba es que lloraron, como José con sus hermanos.”

Kehot Jumash – un comentario jasídico de nuestro tiempo lo explica así:

“Lo besó: Yaacov no solo sobrevivió a su terrible experiencia con Esav, sino que lo transformó. Mientras que Esav había deseado matar a Yaacov, ahora corrió hacia él para abrazarlo y besarlo. Esta reconciliación (aunque temporal) entre Yaacov y Esav fue un acontecimiento espiritual monumental, que sentó las bases sobre las que se pudo llevar a cabo la obra de transformar permanentemente el reino de Esav a lo largo de la historia.”

Habría mucho que explicar en este comentario, pero quiero quedarme en un “acontecimiento espiritual monumental”.  Sí. Hay experiencias transformadoras que puedan generar cambios monumentales. Acostumbrados a ver los grandes anuncios, conquistas y batallas como la historia monumental, un abrazo puede significar un punto de inflexión transformador de la historia. Sentar las bases hasta para poner en conversación a dos reinos que la historia se dedicó a oponer uno en la vereda de enfrente del otro siempre, sin ninguna posibilidad de reparación.

Este último tiempo estuve trabajando mucho sobre las raíces de la polarización social y la fragmentación. Muchos autores comprenden que entre los factores está lo que ellos llaman “Trauma Histórico y Memoria Manipulada”:

Paul Ricoeur en “Memoria, Historia, Olvido” escribe: “La configuración narrativa es fundamental en este proceso de manipulación ideológica y en la creación de una ‘historia oficial’ que pueda enseñarse a todos los gobernados y legitimar el poder dominante, moldeando tanto la estructura de la acción como la identidad de los protagonistas. Siempre puede narrarse de forma diferente suprimiendo o desplazando los momentos de énfasis, redefiniendo a los protagonistas de la acción de una manera diferente, así como sus contornos.”

Ricoeur nos recuerda que la historia no se trata simplemente de lo que sucedió, sino de cómo se cuenta lo sucedido y quién lo cuenta. La memoria colectiva puede ser tanto una fuente de sabiduría como un arma de división. Los peligros de la memoria manipulada “es que las narrativas dominantes suprimen o reconfiguran el pasado para legitimar el poder actual. El victimismo rival reemplaza la humanidad compartida. El trabajo por la paz exige tejer la memoria, donde múltiples historias coexisten sin necesidad de dominarse entre sí.

La polarización a menudo surge de historias que no han sanado: heridas que las comunidades arrastran a lo largo de generaciones.

¿Y qué tendrá que ver esto con Yaacov y Esav? Con ellos, casi nada. Porque les hemos robado ese momento fraterno a la luz de la manipulación de una memoria que los hizo enemigos eternos e irreconciliables.

Hoy son ellos los que nos preguntan qué hicimos con su historia.

Quizás estemos llamados a recuperar la escena de hermanos heridos que se atreven a, por un instante, dejar primar la necesidad de una tregua.

Ahora nos toca a nosotros relatar este acontecimiento. Más que de ellos, hablarás de vos mismo a la hora de contar lo sucedido.

Rabina Silvina Chemen