El Shabat previo a la Fiesta de Purim es uno de los 4 Shabatot especiales llamado “Zajor” – “Recuerda”.
Nos enseñan los sabios que debemos recordar lo que hizo el pueblo de Amalek apenas los israelitas salieron de Egipto. La relación con Purim es que el malvado Hamán era descendiente de este pueblo.
En Deuteronomio 25 nos dicen:
“Zajor – acuérdate- de lo que hizo Amalek contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo salió a tu encuentro en el camino, y desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado. Por tanto, cuando Adonai tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Adonai tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalek de debajo del cielo; no lo olvides.”
El mandato es extraño. Hay que “recordar”. “No lo olvides” dice el texto. Sin embargo, lo que hay que hacer es ¡“borrar la memoria de Amalek” de la tierra! ¿Qué debemos hacer entonces? ¿Recordar o borrar la memoria?
Amalek como pueblo ya ha desaparecido hace miles de años. ¿De qué serviría llamar a todo un Shabat: “el Shabat del recuerdo de borrar la memoria de Amalek”, si ya se extinguió hace siglos?
La Torá no es un libro de historia. Es un manual de embellecimiento para el alma. Amalek, entonces, es un concepto. Se transformó a lo largo de los siglos en la síntesis del mal. De lo oscuro. De lo incorrecto. Y eso no desaparece. No así de simplemente.
Debemos trabajar en el arte de saber recordar. Y trabajar por borrar las huellas de los Amalek que cruzan nuestras vidas y nuestros recuerdos. Aprender a dejar atrás y borrar recuerdos que no nos permiten avanzar, para tener experiencias que valgan la pena recordar.
Que este Shabat nos abra la puerta a activar nuestra memoria, para transformarla en lo que necesitemos de ella: en acción, en compromiso, en sonrisa, en construcción o en futuro.
Y que aprendamos con sabiduría a borrar los Amalek que aún nos acompañan, para que mañana también nuestra memoria sea una bendición.