PARASHAT TETZAVÉ: La justicia de una buena lectura

“Durante mucho tiempo aceptamos la incertidumbre como el destino natural de la humanidad. ¿Qué ha sucedido para revertir esa presunción? Tal vez sea la difusión del pensamiento binario lo que enmarca el futuro en términos de elecciones determinadas entre opciones conocibles. El álgebra booleana y la lógica digital no solo están integradas en nuestras computadoras, teléfonos móviles y otras tecnologías de la información y la comunicación, sino que dominan el encuadre de los problemas sociales y las opciones para enfrentarlos. Los problemas reales en el mundo real son infinitamente complejos, y para cualquier problema dado, la ciencia ofrece solo una parte de la imagen. …

Los formuladores de políticas deben centrarse en cuándo es mejor buscar soluciones éticas más allá de la ciencia… El desarrollo de capacidades frente a la incertidumbre tiene que ser un ejercicio multidisciplinario, que involucre la historia, la filosofía moral, la teoría política y los estudios sociales de la ciencia, además de las ciencias mismas. Las políticas basadas en la humildad podrían: corregir la desigualdad antes de descubrir cómo el cambio climático perjudica a los pobres; valorar los gases de efecto invernadero de forma diferente según la naturaleza de las actividades que los generan; y descubrir las fuentes de vulnerabilidad en las comunidades pesqueras antes de instalar costosos sistemas de detección de tsunamis. Este llamado a la humildad es una súplica … Es una solicitud de investigación sobre lo que la gente valora y por qué lo valoran…”

Texto de Sheila Jasanoff, Profesora de Estudios de Ciencia y Tecnología, Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Universidad de Harvard. Autora de ‘Technologies of Humility: Citizen Participation in Governing Science’.

Recorriendo varias lecturas sobre interpretaciones acerca de parashat Tetzavé, me encontré con un texto de la rabina canadiense Lisa Grushcow que citaba a esta escritora Sheila Jasanoff y su libro ‘Tecnologías de la Humildad: Participación ciudadana en la ciencia de la gobernabilidad’.

Me pareció fascinante el concepto “tecnologías de la humildad”, frente a lo que la autora va a llamar “tecnologías de la arrogancia”. Y mucho más cautivante fue buscarle un sentido a esta parashá a partir de estas ideas.

Dejemos por un instante la ciencia, la política y la ética y vayamos a la Torá.

“29. Y llevará Aharón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante de Adonai continuamente.  30 .Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón de Aharón cuando entre delante de Adonai; y llevará siempre Aharón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Adonai.” (Shemot- Éxodo 28:29-30)

Entre las vestimentas del Sumo Sacerdote, Aharón, el hermano de Moshé, se encuentra un pectoral, llamado Joshen Mishpat, el pectoral del juicio, que debía colgarse pegado a su corazón, -según nuestros sabios- para que no haya separación entre el pectoral y la persona.

¿Cómo era y cuál era su función?

Era una especie de bolsa que como decoración externa tenía doce piedras preciosas con el nombre de cada tribu de Israel, mientras que en su interior guardaba los Urím y Tumím se cree que para comunicarse con la divinidad.

Siempre me intrigó este modo de hacer justicia. Preguntarle a Dios y recibir una señal a partir de cierto “oráculo” … tan lejano a nuestro modo de comprender el devenir y de actuar para intervenir en la historia…

Sigo buscando.

Se considera que תּוּמִים (Thummím) deriva de la raíz consonántica תּמִם (t-m-m), que significa «perfecto, perfecciones”, mientras que אוּרִים (Urím) deriva de la palabra “or”- luces. Urím y Tumím se ha traducido tradicionalmente como “las luces y perfecciones” o, tomando la frase en forma alegórica, como “revelación y verdad”, o “doctrina y verdad”.

Sin embargo, algunos creen que es un plural que enfatiza lo que en realidad es un concepto en singular: –ur y tumm– que tendría que ver con un concepto babilónico urtu y tamitu, que significan oráculo e instrucción.

Por lo que entiendo Urím y Tumím deben ir juntos; cada uno con su función que en definitiva hace que la respuesta sea justa: luces y perfecciones, revelación y verdad, doctrina y verdad u oráculo e instrucción.

Parece ser que la luz debe ser perfeccionada, que a la revelación y la doctrina se le debe adosar la verdad que el oráculo necesita de instrucción para ser interpretado. No es sólo mensaje o mandato del cielo. Se necesita del “lector” para darle sentido.

Se cree que el Urím era el Nombre Inefable escrito en pergamino, que estaba doblado e insertado en el Tumím, que es el pliegue trasero del Pectoral que usaba el Sumo Sacerdote. Cuando el Sumo Sacerdote le preguntaba algo al Urím y Tummím, se iluminaban ciertas letras de los nombres grabados de las tribus en la piedra, y mediante la combinación apropiada de las letras, el sacerdote encontraba la respuesta a su pregunta.

Esto significa que de acuerdo a cómo combinaba las letras obtenía una respuesta u otra… una correcta, que llevaría a resolver con justicia la situación requerida o, todo lo contrario.

Para ello el Sumo Sacerdote debía estar conectado con el Espíritu Divino para poder dar el veredicto correcto.

Ya voy llegando a lo que quiero decir.

La autoridad, más allá del poder que le compete, tiene que tener una profunda conexión con el Espíritu Divino para poder dar sentencia justa y tomar decisiones equitativas.

Necesita una profunda humildad para comprender que no todo lo que le parece a primera vista es lo que realmente se debe hacer.

Que las respuestas a los problemas que acucian a la gente son complejos, que la incertidumbre no tiene fórmulas mágicas, recetas acabadas y que, si no tocan alguna fibra de cada una de las tribus -en nuestros días; de cada una de las partes de nuestra sociedad- lo que sucede es la injusticia, fruto de una lectura arrogante.

Desde entonces y hasta hoy cada uno de nosotros tiene cerca de su corazón la capacidad de dar respuesta a los problemas que enfrentamos, ya sea personales o de responsabilidad social. A veces nos encandilamos con las luces del éxito, de las respuestas prefabricadas, de la oportunidad inmediata y olvidamos la segunda parte del mensaje que nos pide registrar si todas las piedras que componen nuestra realidad reciben la luz, darle a cada una de ellas su lugar en nuestros propósitos; buscar la verdad más allá de las doctrinas y las revelaciones y encontrar lo correcto allende de las luces que nos ciegan.

De la arrogancia de creernos unos iluminados, a la humildad que significa conectar con nuestra porción divina de humanidad; lejos de ser un llamado a la religiosidad, es una invitación a la posibilidad de ponerle palabras a lo que cada uno sabe que es la decisión justa, el accionar correcto, el mensaje que construye, las acciones que reparar e incluyen.

Revisa tu corazón. Busca cómo manejas tus juicios. No los disfraces con grandes luminarias. Se necesita tu lectura sincera y humilde para poder traducirlo en gestos de justicia.

Shabat Shalom

Rabina Silvina Chemen