PARASHAT PEKUDEI 2025: De testimonios y santidades

“Éstas son las cuentas del tabernáculo “mishkán”, del tabernáculo del testimonio- “mishkán haedut”, las que se hicieron por orden de Moshé por obra de los levitas bajo la dirección de Itamar hijo del sacerdote Aharón. Y Betzalel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Yehudá, hizo todas las cosas que Adonai mandó a Moshé.  Y con él estaba Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, artífice, diseñador y recamador en azul, púrpura, carmesí y lino fino.”  Shemot- Éxodo 38: 21-23
Última de las parashot del libro de Shemot y una lección ejemplar de Moshé; Pekudei, las cuentas; poner a disposición del pueblo cómo se usaron las donaciones que cada uno entregó con la voluntad de su corazón para construir el Tabernáculo- Mishkán, y luego agrega; Mishkán Haedut- el tabernáculo del testimonio.
Siempre me conmovió esta definición: Una morada divina- (eso es lo que significa en realidad la palabra Mishkán) Una morada de testimonio/ para el testimonio… ¿Qué significará este sustantivo que califica o describe la morada para Dios construida en el desierto? Aún no lo sé, aunque siento que me agrada.
Investiguemos juntos.
En varios lugares de la Torá, el Tabernáculo es llamado el “Tabernáculo del Testimonio”, y al comienzo de nuestra parashá, esta es la primera vez que se lo llama de esa manera. ¿Por qué se llama al Tabernáculo el “Tabernáculo del Testimonio”?
Muchos comentaristas han vinculado el Tabernáculo del Testimonio con las Tablas del Testimonio.
Rabí Abraham Ibn Ezra (s. XII) lo entiende así: «El Tabernáculo del Testimonio son las tablas», es decir que indica el lugar donde se guardan las Tablas del Testimonio. Sólo una mención física para saber qué es lo que había dentro del Santuario.
Rashi (s. XI), por otro lado, vinculó el testimonio con otro asunto: «El Tabernáculo de Reunión: un testimonio para Israel de que el Santo, bendito sea, los perdonó por la acción del becerro, porque Su Divina Presencia mora entre ellos
Una morada en la que Dios “reaparece” en el seno del pueblo como gesto de perdón. Testimonio de un vínculo que necesita recuperarse. Dios no se fue. Volvió con su presencia entre la gente, aun cuando se hayan desviado del camino.
El midrash Tanjumá en nombre de Rabí Shimón bar Yojai nos enseñará que ese espacio es testimonio de la unión entre el cielo y la tierra. De la posibilidad- o el deseo- de que haya un espacio que ambas dimensiones no se contrapongan.
Resumiendo; es testimonio porque:
–    Contiene las Tablas del Testimonio, del regalo de la palabra de Dios al pueblo de Israel.
–    Es símbolo de perdón, de dar vuelta la página, de haber comprendido que no era la elección correcta pero que el amor supera la furia y permite construir un espacio para volver a encontrarse.
–    Cuando el cielo y la tierra, lo divino y lo humano, el misterio y la razón, el espíritu y la materia, pueden unirse en un punto se transforman en un testimonio trascendente, una puerta de libertad, de fe, de esperanza.
Créanme que aun no entiendo bien qué significa ese tabernáculo del testimonio. Edut– testimonio, viene de la palabra “ed”, que, como imaginarán, es “testigos”. “Atem edai”- “Vosotros sois Mis testigos, dijo el Señor” (Yeshayahú- Isaías 43:10). Me adhiero a las palabras del profeta. Cada uno es testigo de la presencia de Dios en la historia, cuando sigue su palabra, cuando elige preservar lo que el tabernáculo guardaba, cuando no se hunde en la venganza e intenta caminos de acercamiento y cuando decide vivir una vida significativa en la que a veces la plenitud no nos deja diferenciar cabalmente el cielo de la tierra. Y no hablo de obras monumentales. Sino de esos pequeños santuarios en los que le damos cabida a esa función que se nos ofrece, si la aceptamos: transformar nuestros espacios en santuarios testimoniales de una vida con sentido profundo. Pero esto no es suficiente. La dimensión personal requiere de otra, la comunitaria, la social.
¿Cómo se dice congregación en hebreo? “Eda”- misma raíz. Nos transformaremos en eda– en pueblo, en humanidad- si decidimos ocupar un rol en este tiempo histórico. Ser testigos, no mirar para otro lado, involucrarnos con nuestras narrativas, defender nuestros ideales, aportar a un mundo justo. Dar testimonio con nuestras acciones de la defensa de la vida, de la prioridad por el amor. No podemos dejar librado a la voluntad de unos pocos el lugar que todos debemos ocupar. Mishkan Haedut -el Tabernáculo del Testimonio- es tal cuando hay espacio para todos aquellos que eligen lo sagrado por sobre lo corrupto, el encuentro por sobre el odio, el sentido por sobre la conveniencia.
Estamos terminando el libro de Shemot, el libro de los nombres.
Tenemos un santuario construido y abandonado en los anaqueles de una memoria herida. Se necesitan TODOS los nombres para volver a habitarlo. Todas las historias. Todas las visiones. Tenemos que volver a nombrarnos. Conocer sus historias con sus voces y sus raspaduras. Que escuchen nuestras versiones desde los nudos de nuestras gargantas.

La historia nos juzgará por el testimonio que dejemos. Si habremos vuelto al santuario abandonado o si nos hundiremos definitivamente en este infierno.
Rabina Silvina Chemen