Tener una mezuzá en cada puerta de la casa judía es más que un mero símbolo de la identidad judía; es una de las 613 mitzvot (preceptos) bíblicos: “Y los escribirán en las jambas de tus casas y en tus portones.” (Devarím -Deuteronomio-, 6:9, 11:20)
¿En qué consiste, de hecho, el precepto de mezuzá (en plural: mezuzot) y qué quiere decir jambas?
La mezuzá es un pequeño pergamino sobre el cual un sófer (un escriba especialmente entrenado y piadoso) escribe, a mano, dos párrafos de la Torá. Los dos párrafos (Devarím – Deuteronomio – 6:4-9, 11:13-21) hablan de la unidad de D-os, de nuestro deber de servirLo y de las consecuencias que esto genera.
La ponemos en el marco de cada puerta de la casa para recordarnos de su contenido cada vez que entramos y salimos por la puerta para conscienciarnos a comportarnos acorde a los valores judíos.
La mezuzá se coloca en el tercio superior del marco derecho entrando a la casa o habitación, inclinado con la parte superior apuntando hacia adentro. La razón por la posición diagonal es interesante: hay una discusión entre las autoridades halájicas si la mezuzá deber ser horizontal o vertical. De esta manera (diagonal) se cumple con ambas opiniones.
Hay otra mitzvá más que se cumple en la puerta de la casa: el encendido de la Janukiá. La mezuzá demarca el comienzo del espacio de la casa judía a la que bendice y protege, mientras que la menorá de Jánuka representa el comienzo del espacio exterior sobre el cual debe ejercer su influencia.
Nuestros sabios señalan (Menajot, 43b): “El que tiene tefilín en su cabeza y brazo, tzitzit en su prenda y una mezuzá en su puerta, tiene alta probabilidad de no transgredir.”
En el dorso de la mezuzá está escrito uno de los nombres de D-os (Shadai) cuyas letras, Shin, Daled, Iud, también representan las iniciales de las palabras Shomer Daltot Israel o “Cuidador de las Puertas de Israel”. Tener mezuzot kasher en todas las puertas de la casa (menos en la del baño) protege a los habitantes de la misma tanto cuando están adentro como cuando están afuera de ella, tanto espiritual, como también físicamente.
El Talmud (Avodá Zará 11a) nos relata la siguiente historia:
Ónkelos, hijo de Kalónimos, se convirtió al judaísmo. El César, al enterarse, mandó un grupo de soldados para arrestarlo. Cuando llegaron a arrestarlo, Onkelos les habló y los convenció hasta que terminaron convirtiéndose. Al enterarse, el César mandó otro grupo de soldados y les ordenó que no entrarann en conversación con él. Onkelos, por su parte, entró en conversación con ellos y los convenció. Finalmente el César mandó un grupo de soldados y les ordenó que no se detuveran para nada al arrestarlo. Cuando llegaron y lo arrestaron, al salir de la puerta de la casa Onkelos puso la mano sobre la mezuzá y les preguntó: ¿Qué es esto? “Dínoslo tú,” respondieron. Les dijo: la costumbre en el mundo es que el rey se encuentra adentro mientras que sus sirvientes lo cuidan desde afuera. En cambio en cuanto a D-os, Sus sirvientes están adentro mientras que Él los cuida desde afuera, como reza el versículo (Salmos, 121:8): “D’os cuidará tu salida y tu venida desde ahora y para siempre.” Se convirtieron. Después ya no mandó más nadie para arrestarlo.
Para que una mezuzá nos proteja debe ser kasher. ¿Qué hace que una mezuzá sea kasher?
Cada letra de la mezuzá debe ser escrita a mano sobre pergamino y de acuerdo a una enorme cantidad de exigencias halájicas que definen su forma correcta. Requiere mucho estudio, práctica, experiencia, honestidad y religiosidad para poder producir una mezuzá kasher o apta. Cualquier pequeño error la puede “inhabilitar”. Por lo tanto es importante comprar mezuzot únicamente de alguien confiable. El 90% de las mezuzot que hay en el mercado no son kasher. Gran cantidad de “mezuzot” en el mercado ¡hasta son impresas en papel! Ni disimulan ser kasher…
Lo más importante, obviamente, es el klaf o pergamino y no el Bait o caja que lo protege. De hecho, la caja puede ser de cualquier material. Lo más importante es el contenido.
Debido a que la mezuzá está escrita en pergamino es posible que con el correr del tiempo alguna letra que otra se raje o se borre a raíz de los cambios en las condiciones climáticas. Es por eso que se acostumbra mandarlas a un sofer cada tanto para ser revisadas. Mínimo, hay que revisarlas 2 veces cada siete años. Hay quienes tienen la costumbre de mandarlas a revisar todos los años durante el mes de Elul, en preparación a Rosh Hashaná.
La protección de la mezuzá es como un casco que el soldado se pone al salir a la guerra. Su propósito es protegerlo contra las balas que vienen hacia él. Si saca el casco y una bala lo hiere, no quiere decir que la bala es un castigo por haberse sacado el casco, sino que si hubiese tenido puesto el casco, quizás lo hubiese protegido.