El divorcio, Guerushím, siempre fue posible dentro del judaísmo, a pesar de no ser deseado y por ello está considerado como ultimo remedio. Una de sus principales características es que solo el hombre puede iniciar el divorcio, aunque la mujer debe de dar su consentimiento (takaná de Rabenu Gershm en el año 1.000) y por lo tanto, debe de haber un acuerdo de voluntades, salvo casos excepcionales (takaná de Rabi Tam).
Para el divorcio existe un proceso en el cual debe tener presencia un Bet Din compuesto de tres rabinos expertos en divorcio, dos testigos y un escriba.
El Bet Din comprobará que tanto esposo como esposa consienten libremente divorciarse y es entonces tras esto cuando el escriba elabora el documento de divorcio.
Este documento, llamado Guet, debe ser escrito en hebreo y a mano, por un sofer (escriba) en el momento y dado por el hombre a la mujer en mano (también este paso puede ser hecho por representantes de las dos partes). A este documento le denomina Sefer Keritut o Guet. Este documento debe incluir los nombres de esposo y esposa e incluso sus apodos, la descripción de la ciudad donde se realiza el divorcio y, curiosamente el rio en el que esa ciudad está asentada.
Tras ser entregado a la mujer, los rabinos del Bet Din lo romperán un poco para que no pueda volver a ser utilizado. Desde ese momento, se ha producido el divorcio, aunque la mujer no podrá casarse por el rito judío hasta pasados noventa días.