Una de las tantas paradojas de la historia judía es que en tanto que el pueblo judío ha conocido la muerte antinatural y prematura como una compañera constante probablemente más que cualquier otra nación, cultural y espiritualmente los judíos están notablemente despreocupados por la muerte y el más allá. En el Éxodo de Egipto, los
Durante los primeros cinco siglos de nuestra era, los grandes rabinos de las academias en Eretz Israel y en Mesopotamia, dotaron al pueblo judío de un sistema legal basado en tres ejes: el Talmud, las Cortes y Academias rabínicas y la Responsa, que son respuestas de los rabinos a preguntas concretas. Con el Talmud, el
“Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién
Parashat Ki Tavó nos ubica en los minutos previos a la entrada a la tan ansiada tierra. Moshé anticipa las acciones que deberán realizar una vez que consigan asentarse. Entre ellas, la maravillosa Mitzvá de los bikurim, las primicias, como mensaje de la relevancia de la gratitud y el reconocimiento por lo que uno tiene.
Tisha Be’Av reúne las grandes calamidades y tragedias del pueblo judío en una sola fecha. Como si no bastara con la destrucción del Primer Templo en 586 AC y la del Segundo Templo en 70 EC, primero Los Rabinos y la tradición después fueron sumando tragedias más o menos coincidentes en fecha. Así, por ejemplo,
Idolatría, asesinato, y adulterio Dice la Guemará[1] que el Bet Hamikdash se destruyó por tres actos muy graves que se hacían en esa época, que estos son: Idolatría, asesinato, y adulterio. Sabemos que estos tres pecados son muy graves, hasta el grado que es necesario dejarse matar y no traspasar por ellos. El Maaral, explica