Parashat Ki Tavó nos ubica en los minutos previos a la entrada a la tan ansiada tierra. Moshé anticipa las acciones que deberán realizar una vez que consigan asentarse. Entre ellas, la maravillosa Mitzvá de los bikurim, las primicias, como mensaje de la relevancia de la gratitud y el reconocimiento por lo que uno tiene.
Estudiamos en el Talmud (Abot 2,18) que enseñaba Rabí Shimon: “Debes ser sumamente cuidadoso en el recitado de la Shemá y la plegaria, y cuando reces, no hagas de tu plegaria algo fijo sino misericordia ante el Señor.» Otro pasaje del Talmud (Berajot 29) explica lo que la citada enseñanza de Rabí Shimon nos enseña.
Idolatría, asesinato, y adulterio Dice la Guemará[1] que el Bet Hamikdash se destruyó por tres actos muy graves que se hacían en esa época, que estos son: Idolatría, asesinato, y adulterio. Sabemos que estos tres pecados son muy graves, hasta el grado que es necesario dejarse matar y no traspasar por ellos. El Maaral, explica
La lectura de la Torá de esta semana, nos ayuda a considerar los efectos de lo que a veces sucede en nuestra psique. Nos encontramos con Bilam, un profeta “de alquiler”, a quien Balak el rey de Moav, alista para maldecir a los israelitas. Bilam, sin embargo, es incapaz de cumplir con su comisión y
Israel es un pueblo (confederación de pueblos cuando existían las tribus), de prosélitos desde sus inicios. Hay quienes se remontan hasta Avram, quien se convirtió en Abraham, cambiando su nombre y el de su esposa Saraí, quien se convierte en Sara. El cambio de nombre juega un rol muy importante en el proceso de conversión
En la Torá hay tres mitsvot (preceptos) que se relacionan particularmente con la mujer, ya que somos las que, casi siempre o en algunos casos exclusivamente, las realizamos: – Jalá ח separación de una pequeña parte de la masa lista antes de hornearla, – Nidá נ las leyes de pureza familiar – Hadlacat haner ה