YOM KIPUR: Una de las fechas más importantes del calendario judío

En el día décimo del mes de Tishrei comienza el Yom Kipur, llamado Día del Perdón o Día de Expiación, la celebración más solemne del calendario judío. Durante la jornada, de ayuno absoluto y consagrada a la vida espiritual y al recogimiento, se renuncia al trabajo y a los placeres físicos. La grey judía mantiene una actitud de autoexamen y de rezo a Dios en comunidad.

El Día del Perdón es en realidad la culminación de diez días de los Yamím Noraím (días de congoja), a los que hay que agregar el mes previo de preparación. Sus orígenes se centran en textos bíblicos de aproximadamente tres milenios de antigüedad.

El concepto del Yom Kipur es brindar la posibilidad de rectificar la conducta ante el Todopoderoso. Confesar los errores e inconductas, expresando un deseo sincero de mejorar, puede incidir en la voluntad divina favorablemente. Pero los agravios cometidos contra nuestros semejantes deben ser previamente perdonados por ellos, y luego confesados al Creador.

En Yom Kipur, los ornamentos y los objetos rituales son blancos, como símbolo de la pureza del perdón. Es el día de mayor concurrencia a la sinagoga de feligreses. Al recitar las oraciones en comunidad y en plural, sus miembros se sienten corresponsables hacia el prójimo.

Uno de los momentos del servicio ritual está consagrado a recordar a los difuntos, los familiares directos (el Izcor o Recordatorio). El epílogo de las oraciones llega con el toque del shofar (cuerno de carnero), instrumento antiquísimo y cuyo sonido convoca a los creyentes para una última reflexión. Según el sabio Maimónides, la finalidad del sonido del shofar es la de despertar la conciencia del hombre, invitándolo a meditar y seguir el sendero del bien.

Algunos rabinos han señalado que el ayuno facilita la comprensión, en carne propia, de lo que significa el hambre. Según el texto del profeta Isaías que se lee en este día, la inhibición de comer no debe ser pasiva, sino una actitud activa en favor del prójimo que así lo necesite. Para que el ayuno sea bien recibido se debe compartir «el pan con el hambriento y albergar a los pobres'».

Tal vez el misterio de que esta celebración hay podido perdurar más de dos milenios resida en que es una conmemoración dedicada a formular las grandes preguntas de la existencia humana en el universo. El judío sabe que ese día lo recordaron las generaciones pasadas, y que de él depende que lo hagan las generaciones futuras.