Me asombra, me duele o me indigna… no sé bien qué es lo que siento cuando llegamos a parashat Vaishlaj y somos testigos de dos hermanos que se reencuentran en su madurez y se abrazan después de tanta distancia física y emocional y aun así se lo sigue leyendo de modo peyorativo.
Iaakov está volviendo de la fuga que él mismo provocó cuando tuvo que escaparse de su hermano y de la vergüenza de haber aceptado engañar a su padre anciano y ciego para obtener ilegítimamente la bendición que lo hubiera correspondido a su hermano mayor.
Allí, en su exilio aprende y mucho.
Aprende a sufrir en carne propia el engaño cuando su suegro le impone a la hermana de la mujer que ama como esposa.
Aprende a luchar por lo que quiere y a merecerlo más que a tomarlo por la fuerza como pretendió hacerlo toda su vida.
Aprende que no todo se consigue en la vida; la mujer que ama no puede tener hijos, y la que no quiere es la que lo transforma en padre.
Aprende, crece, comprende y aunque el texto bíblico no deje asentados sus pensamientos, quiero imaginar que pensó en su juventud, en su soberbia, en sus equívocos, y, por qué no, cuánto extrañó a su hermano mellizo.
Decide volver a su tierra, con el fruto de sus aprendizajes; sus mujeres, sus hijos y todo lo que le correspondía y en el camino se entera de que su hermano está viniendo hacia él.
Arma una estrategia, separa a su familia, los manda primero; le envía regalos con un emisario e imagino su preocupación por volver a mirarlo a la cara.
Tanto dolor e intriga se resuelven en un solo versículo:
וַיָּ֨רׇץ עֵשָׂ֤ו לִקְרָאתוֹ֙ וַֽיְחַבְּקֵ֔הוּ וַיִּפֹּ֥ל עַל־צַוָּארָ֖ו וַׄיִּׄשָּׁׄקֵ֑ׄהׄוּׄ וַיִּבְכּֽוּ׃
“Esav corrió a recibirlo. Lo abrazó y, cayendo sobre su cuello, lo besó; y lloraron.” Bereshit- Génesis 33:4
¿Qué es lo que leen Uds. de este versículo?
Al menos yo entiendo que hay un hermano que corre hacia él cuando lo ve, que lo abraza y fundiéndose en ese abrazo lo besa. Allí ambos comprenden, en un segundo, cuánto perdieron con su separación y lloran; quizás de emoción, quizás de nostalgia, quizás de alegría porque pudieron sanarse de tanto dolor.
Sin embargo, no todos lo interpretan así y esto es lo que enoja. Cuando las lecturas siguen sosteniendo y alentando enemistades y rupturas aún allí donde hay una manifestación de amor y fraternidad.
Y ¿cuál es el motivo de tergiversar el sentido del texto? Un dato curioso de la escritura del texto bíblico. La palabra “y lo besó” וַׄיִּׄשָּׁׄקֵ֑ׄהׄוּׄ aparece escrita en el pergamino de la Torá con puntitos sobre cada letra. El sentido original del escriba se ha perdido o quizás no haya existido nunca. Lo que sí sucede es que cada vez que llegamos a esta palabra, la escritura misma nos llama la atención y nos pide que la interpretemos.
Repasemos algunas exégesis:
Rashi sobre Génesis 33: 4: 2: (s XI)
“וישקהו Y LO BESÓ – Los puntos se colocan sobre las letras de esta palabra, y se expresa una diferencia de opinión (…) algunos explican el significado de los puntos como que no lo besó con todo su corazón, mientras que Rabí Shimón Bar Iojai, dijo: ¿No es bien sabido que Esav odiaba a Jacob? Pero en ese momento se despertó realmente su lástima y lo besó con todo el corazón.”
Radak sobre Génesis 33: 4: 2: (s XII)
“(…) debemos interpretar que originalmente Esav había tenido la intención de morder el cuello de Iaakov fingiendo un abrazo. Dios hizo que sus dientes fueran tan suaves como la cera y el cuello de Jacob tan duro como el marfil.”
Bereshit Rabá 78: 9: (s. IV)
“[La palabra] ‘besó’ está punteada [encima de cada letra en la escritura de la Torá]. Dijo el rabino Shimón ben Eleazar. . . enseña que [Esav] sintió compasión en ese momento y besó a [Iaakov] con todo su corazón. Rabí Yanai le dijo: Si es así, ¿por qué [‘y lo besó’] tiene puntos? Por el contrario, enseña que [Esav] no vino a besar a [Iaakov] sino a morderlo, pero el cuello de nuestro antepasado Jacob se volvió como mármol y los dientes de ese hombre inicuo estaban desafilados. Por lo tanto, ‘y lloraron’ enseña que [Iaakov] lloró por su cuello y [Esav] lloró por sus dientes.”
Haamek Davar sobre Génesis 33: 4: 1 (s. XIX)
“Lloraron. En ese momento, el amor por Esav también despertó en Iaakov. De manera similar, siempre que los descendientes de Esav reconocen genuinamente la grandeza de Iaakov, Iaakov responde con sentimientos de hermandad.”
Avot De Rabi Natan 34: 5 (s. VII-IX)
“El término para «y lo besó» tiene puntos sobre cada letra, para enseñar que no lo besó con sinceridad. Rabí Shimon ben Elazar diría: Significa que este beso fue sincero, pero todos los demás que le dio a Iaakov no lo fueron.”
Como verán, aunque algunos comprenden la palabra “y lo besó” como lo que realmente hoy podríamos entender, otros se empeñan -aún con un texto que no lo avala- en seguir sosteniendo hostilidad y odio y justificar la ira y el despecho.
Y me lastima.
Por ellos y por todos nosotros.
Por ellos, porque como hermanos tuvieron derecho a repararse, a volver a unirse, como lo estuvieron desde el vientre de su madre. Un abrazo de hermanos es una experiencia de sanación que a su vez sana ese modo que tenía el texto bíblico de presentarnos la hermandad, siempre frustrada y dañada: Caín y Abel, Itzjak e Ishmael… y Iaakov y Esav con todas sus diferencias terminan abrazándose y llorando.
Pero pareciera que para algunos es más fácil contar la historia poniendo a otros en el bando opuesto, autorizando discursos de odio, confrontaciones vengativas y abonando una lectura de la realidad y de la sociedad que le conviene sólo a los que sacan tajada del enfrentamiento social, viendo en el prójimo el eterno enemigo.
Y ¿por qué el texto está punteado?
Elijo pensar que el escriba me pide que me detenga, que no lo pase por alto; que ralentice la lectura y pueda pronunciar cada sílaba por separado: va – ish – sha – ke – hu/ y- lo- be-só. Para que tengamos la oportunidad de mirar simbólicamente a los ojos de Esav y darnos cuenta de cómo a veces construimos un monstruo del otro más allá de sí mismo.
Quizás no tuvimos tiempo de hablar, de mirar su corazón y escuchar sus verdades.
Quizás necesitamos el lapso de seis breves respiraciones como para susurrarle a Iaakov que esto es real, que puede suceder, que la opción no es la anulación del otro, sino la convivencia con todas nuestras diferencias.
A mí el final de estos hermanos me llena de esperanza.
No entiendo como hay otros que siguen sin poder verlo de ese modo.
“Aún sigo creyendo en la bondad interna de los hombres”, escribió Ana Frank en su diario, en medio del por horror de la humanidad.
Y yo elijo creerle.
Shabat Shalom
Rabina Silvina Chemen.