EL COMIENZO DE UNA VIDA JUDÍA

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Las personas que traen un niño al mundo deben reconocer su obligación básica con la criatura qeu se está gestando, de proporcionarle el cuidado cariñoso y la atención física que  requiere. También deben aceptar la obligación de proporcionarle la guía moral que necesita. No existe ningún rol más importante en la vida que criar a un niño hasta que se convierta en un adulto responsable.

Al nacer somos puros, estamos libres de todo pecado. La oración matutina cotidiana tomada del Talmud (Berajot 60b) lo expresa en forma sucinta: “Dios mío. El alma que me has dado es pura, Tú la creaste, Tú la modelaste, Tú me la fundiste

”Bendito serás en tu llegada” (Deuteronomio 28:6) se interpreta con el significado adicional “a tu llegada a este mundo” (Baba Metziá 107a).

Es solamente en el curso de la vida que se acumulan los actos contrarios a la voluntad de Dios, modelando el alma. El camino fijado por los padres para sus hijos durante sus primeros días y sus tempranos años merecen la más seria atención y reflexión sobre el tema.

La importancia de la primera ceremonia religiosa en la vida de un judío, no reside en que a través de ella se determine su cualidad como judío, sino que celebra la trascendencia de su nacimiento para la continuidad del pueblo de Israel.

En las ceremonias de bienvenida ceremonial de los bebés, el Brit Milá para los niños y el Zeved Habat para las niñas, los bebés reciben sus nombres, su historia: genealogía, raíces, bagaje, y con ello, un propósito: ser un eslabón más en esa cadena generacional, dar continuidad a su estirpe, a su pueblo.

Las leyes ancestrales dictaban la realización de sacrificios de agradecimiento tras el nacimiento de un hijo, cualquiera que fuera su sexo, a los 40 días para los niños, y a los 80 para las niñas; el Talmud registra la costumbre de plantar un árbol de cedro tras el nacimiento de un varón y un ciprés si era niña (Guittin 57a).

El ritual central para dar la bienvenida a los varones al pueblo judío y su pacto con D-os es el Brit Milá, ritual tan antiguo como el judaísmo en sí mismo.