Aviso: A continuación, leerán un texto que nace de mis entrañas, fruto del desencanto y el hartazgo por este tiempo de tanta maldad. Lo escribo con un nudo en la garganta, en la última semana del primer acuerdo de esta guerra infame en el que volverán los vivos y también los muertos.
¡Qué difícil, pero qué difícil es sentarse a escribir estos días!
¡Qué difícil seguir encontrando aliento ante tanta desazón!
¡Qué difícil buscar mensajes allí donde nos embarga el estupor, la confusión y el dolor!
Todo lo que estamos viviendo estos días nos quita las palabras. Nos anuda la garganta. Nos acorta la mirada. El escritor uruguayo lo escribía hace ya 10 años: “Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.” (Eduardo Galeano, Patas Arriba- La escuela del mundo al revés)
Nos asomamos a la ventana, a las noticias, a las pantallas y escuchamos las voces que casi sin voz denuncian el horror, y claman por la vida, por la serenidad, por el cese de esta locura que parece eterna.
Y en este contexto, un texto semanal que nos interpela a seguir leyéndolo, aún con los ojos nublados y el entendimiento herido.
Parashat Mishpatim: un compendio de leyes que recorren cada una de las áreas que construyen una sociedad regida por la ética y la justicia.
Leamos algunas de ellas:
“(1) No difundirás rumores falsos ni te asociarás con el culpable para dar testimonio falso. (2) No te pondrás de parte de los poderosos para hacer el mal, ni darás testimonio perverso en una disputa para pervertirlo en favor de los poderosos. (3) Ni tampoco mostrarás deferencia al pobre en una disputa. (4) Cuando encuentres el buey o el asno de tu enemigo extraviado, deberás devolverlo. (5) Si ves el asno de tu enemigo tirado bajo su carga y no quieres levantarlo, deberás no obstante ayudar a levantarlo. (6) No subvertirás los derechos de tus necesitados en sus disputas. (7) Mantente alejado de la acusación falsa; no hagas morir a los inocentes y a los que tienen razón, porque yo no absolveré al injusto. (8) No aceptes sobornos, porque los sobornos ciegan a los que ven con claridad y trastornan los argumentos de los que tienen razón.” (Shemot- Éxodo 23:1-8)
Quiero gritarle al texto y decirle que fracasó. Que los postulados en nombre del bien común no le han ganado a la destrucción y el odio. Que las políticas en nombre del dios de la economía y la supremacía han desoído la voz divina. Que la ética está en desuso, degradada a la pluma de algunos locos que insisten que sólo así podremos salvarnos.
¿No difundirás rumores falsos, cuando estamos intoxicados de noticias falsas, de mentiras y operaciones mediáticas que juegan con nuestra calma espiritual?
¿No te pondrás de parte de los poderosos para hacer el mal, cuando por acción y también por indiferencia pareciera que quienes ejercen el poder por la fuerza no tienen oponentes más que sus víctimas?
¿Cuando encuentres el buey o el asno de tu enemigo extraviado, deberás devolverlo, y más aún cuando sepas que hay secuestrados, privados de libertad y torturados, no deberías haber hecho mucho más para devolverlos?
¿Mantente alejado de la acusación falsa; no hagas morir a los inocentes y a los que tienen razón? ¿Acaso debo comentar este versículo?
¿No aceptes sobornos, porque los sobornos ciegan a los que ven con claridad y trastornan los argumentos de los que tienen razón, cuando todos sabemos los billones que se mueven detrás de un supuesto conflicto nacional, étnico, religioso?
Entonces la preguntas es ¿qué nos queda por hacer?
Busco refugio en las enseñanzas eternas para encontrar luz y sumar mi voz a todos aquellos que no van a renunciar a la esperanza, a la lucha por la paz y la dignidad de todos, a la defensa del humanismo ante la barbarie. Me sumo a aquellos que siguen creyendo en la buena política que acompaña a sus pueblos y en los liderazgos religiosos honestos que inspiran acciones de fraternidad y diálogo. Sigo creyendo en el amor como un motor poderoso ante el odio.
Y me uno a tantas voces de quienes comentaron este texto para darnos fuerzas a todos los que, como yo, seguimos creyendo que otro mundo es posible.
“No oprimas al extranjero”: Ésta es sólo una pequeña parte de una larga lista de estatutos que regían la vida de los primeros israelitas. Una vez más, la preocupación se centra en los débiles: el extranjero, el pobre, la viuda y el huérfano. El sello distintivo de nuestra ley es que el poder no es la moneda de cambio de la sociedad, sino la justicia.” Rabino Rami Shapiro (en «Oppress Not the Stranger»))
EL PODER NO ES LA MONEDA DE CAMBIO DE LA SOCIEDAD, SINO LA JUSTICIA.
Y continúa diciendo el rabino Rami Shapiro: “Seréis para mí un pueblo santo. ¿Qué significa ser santo? La santidad es el estado de compasión que revela la unidad e interdependencia de toda la vida y la responsabilidad mutua de cada uno hacia el todo. Somos santos cuando tratamos a los demás con respeto y amabilidad. Somos santos cuando salvaguardamos a los débiles. Somos santos cuando protegemos la tierra. Somos santos cuando velamos por la santidad de los demás. Somos santos cuando hacemos cosas santas, y la mayor parte de la Torá es una lista de cuáles son esas cosas.”
LA SANTIDAD ES EL ESTADO DE COMPASIÓN QUE REVELA LA UNIDAD E INTERDEPENDENCIA DE TODA LA VIDA Y LA RESPONSABILIDAD MUTUA DE CADA UNO HACIA EL TODO.
“Uno de los mayores desafíos que nuestros antepasados enfrentaron después de salir de Egipto fue encontrar la manera apropiada de utilizar la experiencia de la esclavitud y la opresión para dar forma a sus estructuras políticas y su conciencia social. Necesitaban responder a la pregunta de cómo se expresaría el recuerdo de la esclavitud y la matanza en la vida y la cultura del pueblo judío. Mientras forjaban una nueva sociedad en el curso de su peregrinación desde las fronteras de Egipto hasta la Tierra Prometida, bajo el liderazgo de Moisés y la guía de Dios, necesitaban lidiar con las horrendas experiencias de la esclavitud y la matanza, la impotencia y la desesperación. La pregunta que había que responder era ésta: ¿Sus amargos recuerdos conducirían a una sociedad construida sobre la ira y el resentimiento o a una fundada en la compasión y la preocupación?
… Mientras construimos monumentos y erigimos museos en memoria del Holocausto, debemos preguntarnos si nuestro recuerdo de esos días oscuros nos convertirá en otro pequeño pueblo enojado o, por el contrario, seguiremos siendo los orgullosos descendientes de ex esclavos que nos enseñaron a nosotros y al mundo que el sufrimiento también puede motivarnos a la compasión.” Rabino Lewis John Eron (en “Having Yourself Been Slaves in Egypt”)
SEGUIREMOS SIENDO LOS ORGULLOSOS DESCENDIENTES DE EX ESCLAVOS QUE NOS ENSEÑARON A NOSOTROS Y AL MUNDO QUE EL SUFRIMIENTO TAMBIÉN PUEDE MOTIVARNOS A LA COMPASIÓN
“La transformación total utópica de la naturaleza y la historia se realizará a través de un proceso pragmático, centrado en el ser humano y basado en la vida real. La esencia de este método paradójico es comenzar por afirmar el valor del mundo real tal como es y la importancia de vivir la vida en él…
Vivir según el pacto significa revisar cada conducta de la vida. Cada acción se moldea y se reconfigura. Aunque esté totalmente anclada en la realidad actual, cada conducta debería reflejar algún movimiento hacia el ideal, honrando el estándar supremo…” Rabino Yitz Greenberg (en The Book of the Covenant)
VIVIR SEGÚN EL PACTO SIGNIFICA REVISAR CADA CONDUCTA DE LA VIDA. CADA ACCIÓN SE MOLDEA Y SE RECONFIGURA.
Tenemos una herramienta valiosa y poderosa. Nuestro pacto con Dios, con lo humano, con la justicia, con el amor y la compasión. No podemos entregarla a los cultores del odio y la destrucción. No lo permitiremos.
Hemos sobrevivido a la historia poniendo siempre en el centro el cuidado de los más descuidados. Dando fuerzas a los vulnerados. Atendiendo al desvalido. Levantándonos una y otra vez.
Lo haremos por nosotros, por los que volverán del infierno y por los que con sus vidas nos ordenan, nos obligan a no bajar los brazos.
Lo haremos, como escribía el poeta Yehuda Amijai:
“hasta que se cansen las manos
y se canse la guerra
y se canse incluso la paz, y exista.”
Ken Yehí Ratzón- Que alguna vez, así sea.
Rabina Silvina Chemen.
