PARASHAT VAERÁ 2025: Una crítica a la historia de la liberación

¡Alerta!

Este comentario es probablemente herético, desobediente de los mandatos de la fe y políticamente incorrecto. Lo escribo con total responsabilidad por mis palabras. Son mis opiniones. Respeto las disidencias. No tenemos que estar siempre de acuerdo. Muchas gracias.

Parashat Vaerá es un verdadero infortunio, una sucesión de calamidades que van aumentando la apuesta de la violencia y la venganza, como antesala de la liberación del pueblo de Israel de la opresión egipcia.

Dios elige a Moshé como el emisario de la gesta de la libertad y como el humano dedicado a mediar con el dictador, el Faraón.

Las negociaciones no apelan a la verdad absoluta. “Deja salir a Mi pueblo, para que me sirvan en el desierto»- dicen en nombre de Dios, ese Dios al que el Farón desconoce.  El Faraón se niega. El bastón de Aharón se vuelve una serpiente y se traga los bastones mágicos de los brujos egipcios. Se debe mostrar poder y el poder es cuando el símbolo del poder- el bastón- es deglutido por otro que lo vence…

Y luego, en un espiral ascendente de violencia que llama a la violencia; amenaza de un lado, endurecimiento del corazón del otro, desesperación de un lado, aumento de la gravedad de la respuesta… todos los eventos de esta parashá tienen que ver con esto. Con mostrar el poderío, por sobre la debilidad del otro, o quizás, creer que se tiene poder sólo cuando se destruye al otro.

Cito acá sólo algunos versículos para ejemplificar esta dinámica_

וַאֲנִ֥י אַקְשֶׁ֖ה אֶת־לֵ֣ב פַּרְעֹ֑ה וְהִרְבֵּיתִ֧י אֶת־אֹתֹתַ֛י וְאֶת־מוֹפְתַ֖י בְּאֶ֥רֶץ מִצְרָֽיִם׃

“Pero yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré mis señales y maravillas en la tierra de Egipto.” (Shemot- Éxodo 7:3)

וְלֹֽא־יִשְׁמַ֤ע אֲלֵכֶם֙ פַּרְעֹ֔ה וְנָתַתִּ֥י אֶת־יָדִ֖י בְּמִצְרָ֑יִם וְהוֹצֵאתִ֨י אֶת־צִבְאֹתַ֜י אֶת־עַמִּ֤י בְנֵֽי־יִשְׂרָאֵל֙ מֵאֶ֣רֶץ מִצְרַ֔יִם בִּשְׁפָטִ֖ים גְּדֹלִֽים׃

“Y si Faraón no os obedeciere, yo pondré mi mano sobre Egipto, y libraré a mis tropas, a mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto con castigos extraordinarios.” (Shemot- Éxodo 7:4)

וַיֶּחֱזַק֙ לֵ֣ב פַּרְעֹ֔ה וְלֹ֥א שָׁמַ֖ע אֲלֵהֶ֑ם כַּאֲשֶׁ֖ר דִּבֶּ֥ר יְהֹוָֽה׃  {ס}

“Pero el corazón de Faraón se endureció y no los escuchó, como El Señor había dicho.” (Shemot- Éxodo 7:13)

Al fracasar este intento, el relato cuenta que Dios envía las plagas. Y con ellas, este círculo odioso de corazón duro y respuestas cada vez peores.

Las aguas del río Nilo se volvieron sangre; una plaga de ranas azotó la tierra; piojos infectaron todos los hombres y bestias; hordas de animales salvajes invadieron las ciudades; la peste mató a los animales domésticos; dolorosas ampollas afligieron a los egipcios. Para la séptima plaga, fuego y hielo se combinaron para descender del cielo como una lluvia devastadora.

Y la parashá termina con este versículo:

Aún, «el corazón del Faraón se endureció y no dejaba a los Hijos de Israel ir, como Dios había dicho a Moshe». (Shemot- Éxodo 9:35)

Una historia desgraciada, desde el comienzo al fin. El paradigma de la supremacía de unos sobre otros termina diezmando a la gente común. El odio se alimenta de más odio. Un corazón endurecido no puede provocar en el otro más que un recrudecimiento de esa dureza… y así las posibilidades de encontrar un camino se fosilizan, se amurallan, se congelan… Nada bueno puede salir de eso.

Ya sé que me van a criticar. Que el pueblo de Israel sufrió la opresión de sucesivos Faraones que, para construir su imperio, explotaron mano de obra esclava. Y que Dios no es comparable al Faraón, y que Dios es bueno, y hace misericordia… ya sé. No me olvidé de ello. Pero la pregunta es ¿qué necesidad de aumentar el dolor, el sufrimiento de los egipcios, la gente común que no tenía que ver con la maquinaria esclavista? Y aumento la apuesta de la incomodidad y me pregunto: si este Dios supe poderoso nos sacó de Egipto con toda su fuerza y maravillas, ¿por qué sufrimos 430 años; generaciones y generaciones de padres e hijos marcados por el látigo, el hambre y la humillación?

Estamos hablando de un relato, de una perspectiva humana de lo que ellos vivenciaron como la intervención divina en ese momento particular de la historia.

A mí no me representa ni me enorgullece creer en la narrativa de un Dios que endurece el corazón del opresor para darle una lección.

Así lo explica Rashi (s. XI): (y no me gusta)

“Y endureceré el corazón” – Puesto que él me ha resistido perversamente, y es manifiesto para Mí que las naciones paganas no encuentran satisfacción espiritual en poner su corazón entero a volver a Mí penitentemente, Es mejor que su corazón se endurezca para que mis señales sean multiplicadas contra él, de modo que ustedes puedan reconocer mi poder divino.”

Dios “necesitaría” no sólo la liberación de los cautivos, sino que el Faraón se someta a su poder. Escribo esto y me estremezco…

¿Qué objetivo tiene el endurecer el corazón del otro?

Najmánides (s. XIII): “Y endureceré el corazón del faraón. Los rabinos dijeron en Midrash Rabá: «Dios reveló a Moisés que estaba destinado a endurecer el corazón de Faraón con el fin de traer el juicio sobre él por él les hizo trabajar en la esclavitud cruel.» También se declara allí [en Midrash Rabá]: «Porque he endurecido su corazón…”

¿Endurecer el corazón para que entre en juicio? ¿Quién aprende a base de maltrato?

No vamos a exculpar al Faraón. Este sabio medieval comprende que el endurecimiento de su corazón es una medida de castigo por la maldad y la saña con la que trató a los israelitas:

“Los rabinos [en el Midrash anterior] han discutido así la pregunta que todos preguntan: «Si Dios endureció su corazón, ¿cuál fue entonces el pecado de Faraón?» … el faraón en su maldad había perpetrado injustificadamente tales grandes males contra Israel …Fue juzgado según su maldad que había cometido originalmente por su propia voluntad.

Sin embargo, las plagas no fueron sobre el Faraón sino sobre toda la tierra de Egipto.

Por lo que el corazón endurecido, más endurecido de lo que lo tuvo para gobernar con tamaña crueldad sobre los esclavos, lo único que hizo fue destrozar la vida de los que supone pertenecían a su pueblo.

Pero cuando hablamos de liderazgos de corazones endurecidos, nada bueno se puede estar pensando en favor de la población a la que se está gobernando. Porque en una apuesta cada vez más brutal, más sanguinaria, más castigadora, más demostrativa de la supremacía de unos contra otros, el límite no existe. Una escalada de brutal vileza envuelve a todos en una lógica de destrucción que no contempla una salida. Porque la dureza se alimenta de más dureza. El odio de más odio y la violencia de más violencia.

Estamos pasando todos las peores plagas.

A la espera de la liberación de los cautivos. A la espera del retorno de la vida común para todos aquellos que quedaron sumidos en esta lógica de aniquilamiento.

Necesitamos corazones blandos, abiertos a otros lenguajes. Corazones críticos con la realidad actual. Corazones amplios que puedan alojar otros intereses que no sean la entronización en el poder de nadie. Necesitamos otros corazones. Que quieran volver a respirar, a amar, a latir por un propósito noble. Necesitamos corazones que puedan llorar la tragedia y que tengan coraje para recomenzar.

Esperamos nuevas liberaciones.

Tememos que los corazones se endurezcan en la mitad del proceso.

No sé si Dios puede intervenir en este momento, pero si así fuera le pediría que revise los métodos del libro de Shemot y pruebe en ablandar las cerrazones. A ver si una vez por todas, todos pueden volver a ver la luz.

Silvina Chemen