וַיְחִ֤י יַעֲקֹב֙ בְּאֶ֣רֶץ מִצְרַ֔יִם שְׁבַ֥ע עֶשְׂרֵ֖ה שָׁנָ֑ה
“Y vivió Yaakov en la tierra de Egipto 17 años…” Bereshit- Génesis 47:28
Vayejí – Y vivió.
Así termina el libro de Bereshit. Todo el Génesis con sus intrincadas historias de patriarcas y matriarcas; padres, hijos, hermanos, con aciertos y fallas; con miedos y argucias, con fracasos y logros.
Y un mensaje: Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de enfrentarse hasta el mismo Dios para seguir la pulsión de un deseo.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de tener que soportar ser los únicos sobrevivientes de una catástrofe universal.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de reconocer que la envidia puede llevar hasta el asesinato de tu propio hermano.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de haber callado ante las injusticias que presenciaban en el trato entre sus hijos.
Vayejí- Y vivió.
Vivieron después de equivocarse en los caminos de la fe, creyendo que matar a un hijo era la prueba de su fidelidad.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de haber maltratado por celos o por desconocimiento.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de no tolerar ser mujeres estériles, mujeres usadas, mujeres ignoradas y se armaron de coraje para sobrevivir el destino que les imponía su tiempo histórico.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de haberse enfrentado a padres y hermanos por una mayor tajada de herencia.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron aún después de desear la muerte e intentar deshacerse de uno de sus hermanos.
Vayejí – Y vivió.
Vivieron después de luchas, cambios de nombre, reencuentros, llantos, arrepentimientos, y años perdidos.
Los laberínticos caminos de la existencia con todas sus sombras y tormentas terminan con un mandato: la vida. Elegir la vida. Una vida que será si es con otros, como le sucede a Yosef en esta parashá, en la finalmente se unirá a sus hermanos y a su padre. Es juntos, o no es.
וְעַתָּה֙ אַל־תִּירָ֔אוּ אָנֹכִ֛י אֲכַלְכֵּ֥ל אֶתְכֶ֖ם וְאֶֽת־טַפְּכֶ֑ם וַיְנַחֵ֣ם אוֹתָ֔ם וַיְדַבֵּ֖ר עַל־לִבָּֽם׃
“ Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y le habló al corazón.” Bereshit- Génesis 50:21
Quizás sea éste el mensaje que todos necesitamos en estos tiempos de dolor, intransigencias y sin salida. Hablar al corazón. Recuperar esa porción inviolable que es nuestra interioridad, nuestros deseos de estar bien, en paz, serenos, acompañados de afecto, sin vértigo ni abismos por delante. Les habló al corazón y les pidió que no tengan miedo.
Ibn Ezra (s XII) lo explica bellamente:
“Habla” El hablar al corazón siempre tiene como fin eliminar el dolor y la preocupación que han pasado, como en “…y habló a sus corazones”. [Bereshit 50:21]”
El dolor y la preocupación no se eliminan con venganza, con violencia. Los corazones se enquistan, la mente se nubla y nada bueno sucede si no hay un cambio de perspectiva.
El Talmud en Masejet Meguilá (16 b) también se refiere a este pasaje:
“En relación con las palabras de Yosef a sus hermanos, se dice: “Y los consoló y habló a sus corazones” (Génesis 50:21). Rabí Binyamin bar Yefet dijo que Rabí Elazar dijo: Esto enseña que les habló palabras que son aceptables para el corazón y alivió sus temores…”
¿Qué palabras serán las que tenemos que descubrir que sean aceptables al corazón de quienes lo tienen cerrado bajo siete llaves y no permiten que la humanidad resurja en ellos? ¿Qué aliviaría el odio, la mentira, el enfrentamiento para que podamos cerrar este capítulo con la palabra Viejí – Y vivió?
Rashi (s. XI) explica cómo Yosef elabora el miedo que tienen sus hermanos que éste los mate después de la muerte de su padre:
“Si los matara, ¿qué diría la gente? “Vio a un grupo de jóvenes apuestos y se enorgulleció de su relación con ellos, diciendo: “Estos son mis hermanos”, pero después los mató. ¿Has oído alguna vez que un hombre haya matado a sus hermanos?”
Éste es el aprendizaje de todo este libro. ¿Has oído alguna vez que un hombre haya matado a sus hermanos?” O dicho de otro modo: ¿Es posible concebir una historia en la que los hermanos se sigan matando?
Vayejí: Ése es el mandato. La vida. A pesar de los conflictos, los tropiezos, de los infortunios. La vida, como final de la historia porque si no la historia no culmina. La herida queda abierta, sangrando siempre.
Así terminamos este libro.
Con los ojos cansados de seguir viendo cómo la maldad y el ensañamiento no nos permiten todavía contar otra historia.
Vayejí- elegimos la vida. Reclamamos por la vida. Necesitamos la paz para reiniciar una vida que nos permita dar vuelta la página de estos dos años infames que estamos viviendo como pueblo y como humanidad.
La semana que viene comenzaremos con el libro de Shemot – el libro de los nombres.
Rechazamos leer y publicar listas de asesinados y de secuestrados, de atacados y atacantes… Queremos poder recomenzar un libro que cuente el nombre de los vivos; de los que naces, los que se gradúan, los que se casan, los que bailan, los que se atreven a cumplir un sueño…
Vayejí – queremos vivir. Es juntos, todos, o no es.
Rabina Silvina Chemen.
