PARASHAT SHOFTIM: Medidas de Justicia
Podríamos hablar de muchos aspectos de la parashá que nos resuenan hoy en día.
Podríamos hablar del versículo “No tomarán sobornos; pues el soborno ciega los ojos del sabio, y pervierte las palabras de los justos” (Devarim 16:19)
Podríamos inferir de esta parashá la necesidad de la división de poderes: habla de jueces, de reyes, de profetas.
Podríamos centrarnos en la necesidad de separar el poder político representado en la monarquía del poder religioso representado por los profetas.
Podríamos hacer énfasis en la necesidad de un marco de justicia independiente que no dependa del poder de turno.
De todo esto habla la parashá que por supuesto nos vuelve a nuestro compromiso diario, en nuestra comunidad, del Tzedek tzedek tirdof, el de el imperativo de perseguir a la justicia, reclamar, exigir, velar por ella… una frase que se nos hizo carne ante la impunidad frente a los atentados de la embajada de Israel y la sede de la AMIA, en Argentina.
Ya la Torá advierte, grita, los riesgos de confundir poder con abuso y justicia con ocultamiento.
Estamos viviendo tiempos sofocantes. Enfrentamientos que parecieran que su único fin es quedarse en la contienda. Situaciones sin salida. Derrumbes éticos, económicos, políticos, sociales…
Y nosotros acá, con un calendario que nos pide que nos ocupemos de nosotros en este mes de Elul.
Y ¿de dónde nos sostenemos para hacer este trabajo del alma que pretende refinar nuestras conductas, revisar los hilos casi imperceptibles de lo que nos llevó a la confusión, al abandono, a la vergüenza? ¿Cómo hacemos para reconstruir un discurso de esperanza, de fortaleza espiritual?
La parashá de esta semana comienza diciendo “Shoftim veshotrim titen lejá bejol sheareja”- “Jueces y oficiales pondrás para ti, en todas tus puertas que el Eterno tu Dios te dará en tus tribus, y juzgarán al pueblo con justo juicio.” (Devarim 16:18)
Bejol sheareja– en todas tus puertas, se refiere a las puertas de las ciudades. Y aquí podríamos quedarnos también entendiendo que para el proyecto de sociedad que la Torá plantea los sistemas de justicia tienen que tener base en cada localidad, estando presente en cada lugar. Bejol sheareja– allí donde cada uno vive. Los jueces, en varias culturas de la antigüedad, atendían a la población en las entradas de la ciudad.
Pero acá hay algo más que la literalidad de un concepto netamente administrativo.
El maestro jasídico יעקב יוסף הכהןo Rabbi Yaakov Yosef de Pollonye, el más distinguido de los alumnos del Baal Shem Tov, nos hace leer este versículo desde otra perspectiva.
Como saben el hebreo es un idioma sólo de consonantes, con lo que la pronunciación de las palabras y por tanto el sentido que se le da a cada frase, depende de las vocales que le asignemos a cada una de ellas.
Este maestro dice: no leas bejol sheareja– en todas tus puestas, sino bejol shiureja, en todas tus medidas.
Rab Jacob Josef enseña que debemos poner jueces en los modos en los que juzgamos a los demás, que sean con la misma vara que los que utilizamos para juzgarnos a nosotros mismos. No podemos juzgar al otro más severamente de lo que hacemos con nosotros mismos. Si uno es severo a la hora de juzgar al prójimo, deberá juzgarse a sí mismo con severidad. Y si uno es misericordioso con uno mismo, entonces, deberemos juzgar con misericordia a nuestros semejantes.
Quizás lo que este rabino jasídico quería advertirnos sobre las hipocresías, los disimulos, tan presentes en nuestro atribulado tiempo, de pedirle a los demás lo que nosotros no somos capaces de ser o hacer… de disfrazarnos de honestidad, cuando no podemos confesar nuestras irregularidades…
Pero me gustaría ir un poco más allá: Volvamos a leer el pasuk: jueces y guardianes, pondrás en todas tus medidas, o quizás dicho de otro modo, tienes que ser justo y cuidadoso con tus medidas, con tus proporciones.
Elul nos pide que sopesemos nuestras medidas, que evaluemos nuestras intenciones, en tiempos de rabia, de estallido, de ausencia de paciencia…
Y me pregunto, y nos pregunto:
¿Cuán justos fuimos con nosotros mismos, cuánto nos permitimos fallar, dudar, preguntar, cambiar de rumbo?
¿Cuánto cuidamos de los que queremos, cuánto en tiempo, cuánto en escucha, cuánto en dedicación?
¿Cómo cuantificamos nuestros logros, cuánto espacio le dimos a los que otros tienen, otros hacen, otros piensan…?
¿Cuánto criticamos por deporte y cuánto respetamos nuestras convicciones?
¿Cuánto nos dejamos llevar por lo que se escucha, sin tamizarlo por nuestras propias ideas…?
¿Cuánto prejuicio acumulamos, y cuánto tiempo dedicamos a acercarnos a ese que siempre ocupa el lugar de lo otro?
¿Cuántas acciones hicimos que dieran cuenta del amor que decimos tener por los nuestros?
¿Cuánto aceptamos disidencias?
Ser justos con nuestras medidas y proporciones es preguntarnos también cuán irritables somos, y si nuestras reacciones obturan cualquier proceso de entendimiento.
Es preguntarnos por nuestras palabras, qué justos fuimos con las palabras de reprimendas, qué proporción de palabras de afecto, de aceptación, cuántos silencios, de los necesarios y de los otros, esos que son pura ausencia y descuido.
Es preguntarnos por nuestras disponibilidades; cuánto trascendimos nuestras propias satisfacciones, porque nos dolían las carencias de otros.
Cuánto pedimos, cuánto exigimos y en proporción, cuánto damos, cuánto ofrecemos.
Jueces y guardianes en nuestras proporciones y medidas.
Justicia y cuidado.
Justicia y amor- dos dimensiones que caracterizan a la divinidad: midat hadin- midat harajamim.
Hoy nos están preguntando si llegaremos a Rosh Hashaná imbuidos por la inspiración divina, de buscar la justicia en cada uno de nuestros gestos y preguntarnos por el amor y la bondad de nuestras elecciones.
“La justicia sólo tiene sentido si mantiene un pie bien arraigado en la responsabilidad, si mantiene un pie anclado en la ética y en el amor”, dice Emmanuel Levinas.
Una Justicia que se torne siempre más sabia en nombre, en memoria de la bondad original del hombre para con su otro.”
Estamos leyendo la Torá en clave del mes de Elul, de mirarnos, cuestionarnos, investigarnos. Porque a veces, aunque vivimos en nosotros mismos, nos conocemos poco.
Estamos en un mes en el que nos preparamos simbólicamente para volver a preguntarnos sobre la justicia divina. Qué nos deparará el cielo para el próximo año. ¿Será lo que me toque vivir una recompensa por lo que hice? ¿Será que hay ese tipo de justicia en el cielo? Pero si me permiten también escucho al cielo preguntándonos sobre cuántos actos realizamos este año optando por lo justo por sobre lo conveniente o lo inmediato.
Quizás en Elul no debamos solo juzgarnos por los resultados sino por todas las luchas que hemos librado aun cuando no teníamos garantías de ganarlas, pero sin renunciar a nuestros ideales.
Esto me vuelve al famoso poema de Borges:
Los Justos
Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Shabat Shalom
Rabina Silvina Chemen