:וְיָדַעְתָּ הַיּוֹם, וַהֲשֵׁבֹתָ אֶל-לְבָבֶךָ, כִּי יְהוָה הוּא הָאֱלֹהִים, בַּשָּׁמַיִם מִמַּעַל וְעַל-הָאָרֶץ מִתָּחַתאֵין, עוֹד «Y conocerás este día y lo meditarás en tu corazón que Adonai es el Dios – en el cielo arriba y en la tierra abajo, no hay otro”.(Devarim 4:39) Estamos en el libro de Devarim, el gran evento de transmisión que Moshé
Estamos en Bein Hametzarim, culminando estas tres semanas en las que evocamos los dolores de nuestro pueblo como nación en su tierra. Estamos a horas de Tishá beAv, el momento más oscuro de conmemoración de la destrucción y de los conflictos más sangrientos en la tierra y en la historia de Israel. En Motzaei Shabat
Moshé sabe que no va a entrar a la tierra de la promesa. Se le concede la posibilidad de mirarla desde lo alto, pero él no guiará a su pueblo al lugar en el que se desarrollarían como nación. Moshé sigue dando lecciones de liderazgo y a pesar de su probable cansancio, debilidad, quizás enojo
Esta parashá nos atrae una y otra vez a la misma escena de la que no podemos salir por su complejidad y sus consecuencias. Moshé envía doce representantes, doce príncipes, uno por cada tribu, con la misión de explorar la tierra de Israel. Luego de cuarenta días de recorrido retornan trayendo con ellos higos, dátiles
Shemot. Nombres. Nombres de hombres, de mujeres, de lugares, de tiempos, y de dioses. La palabra, en el pensamiento y en los labios, delimita lo nombrado, lo reconstruye y lo moldea. En parte, el mundo que nos rodea es tal y como lo llamamos, tal y como lo nombramos. Cada fenómeno que se presenta a
El Altar donde se hacían los Korbanot (sacrificios) dentro del Templo tenia una rampa en lugar de una escalera. Esto era para enseñarnos dos cosas muy importantes: El recato: el hecho de que no hubiese escaleras cuidaba el recato del Cohen (sacerdote) ya que de lo contrario se habría visto su desnudez por los huecos de