A LAS PUERTAS DE JAG HASUKOT
Hablar de Sukot es mucho más que hablar de una historia lejana, de viviendas en el desierto y más que hablar de los festejos en época de cosecha. es hablar de alegría, que nada tiene que ver con las estridencias, los desmanes, y los excesos. La alegría que representa hacer una elección en nuestras vidas, a partir del mensaje que tiene la suka: la alegría de la hospitalidad.
No en vano la palabra ushpizin- en arameo, huéspedes, es una de las tradiciones de Sukot. Ushpizin, la posibilidad de hospedar, de hacer lugar, de recibir en casa.
Según el Zohar, hay siete almas que visitan cada Suká durante los siete días de Sucot. Son las almas de los así llamados siete “pastores” del pueblo judío: Abraham, Ytzjak, yaakov, Moshé, Aharón, Yosef y David. Están considerados “pastores” del pueblo judío ya que cada uno de ellos “pastorea” una cualidad determinada dentro del alma de cada judío. Cada noche van rotando quién de ellos lidera el grupo.
Es interesante que todos los invitados ilustres representen el desarraigo. Abraham abandonó la casa de su padre para dirigirse a la tierra que Dios le prometió (Génesis 12:1). Ytzjak se fue a Gerar empujado por una hambruna (Génesis 26:1). Yaakov huyó de su hermano Esav para refugiarse en lo de Labán (Génesis 28:2). Yosef fue vendido a mercaderes y llevado a Egipto (Génesis 37:23-36). Moshé escapó a Midián tras haber matado a un egipcio que atormentaba a los hebreos (Éxodo 2:11-15). Moshé y Aharón vagaron por el desierto durante cuarenta años (comenzando con Éxodo 13). David se escondió de Shaúl en una cueva (Samuel 20,21).
Desarraigo que devino en salvarse del acostumbramiento, de la hipocresía a veces, de la esclavitud… Sukot nos trae ese mensaje… o mejor dicho la pregunta a qué estamos arraigados, en qué hábitos quedamos atrapados. Nos insta a investigar qué hay más allá de lo que creemos es nuestro pequeño mundo. Y abrirnos de par en par, para hacerle al mensaje de los huéspedes que vienen a compartir con nosotros este tiempo.
Ushpizin fue una tradición que comenzó como un mandato de hacerle lugar a los más necesitados durante la festividad de Sukot y luego que se transformó en una leyenda simbólica que nos hace detener a pensar en nuestros niveles de hospitalidad, en nuestros modos de hacer sentir a los que tenemos cerca, cómodos en casa.
Giusseppe Milan[1] habla en su libro “Pedagogía de la Inclusión” acerca de la hospitalidad como característica principal de una sociedad sana y define dos modos de recibir al otro con dos metáforas: la del humilde, como un viajero, y la del arrogante, como un terrateniente sentado en su mansión.
“La hospitalidad del humilde es aquella que nos mueve en la búsqueda y que por tanto produce el encuentro: desea y se ocupa de encontrar al otro y entonces, el encuentro sucede.
Diferente es aquél que sentado en su palacio abre sus cofres para dar parte de sus riquezas. La hospitalidad no tiene tanto que ver con otorgar lo que tenemos dentro de nuestros hogares sino más bien, de compartir lo que nos falta y hacer de este encuentro, nuestro techo común.”
Muchas veces, como terratenientes creemos que somos solidarios cuando sentados en nuestros palacios repartimos algo de lo que tenemos para quien lo necesita.
Y Sukot nos saca a propósito de nuestros palacios. Allí afuera, con viento, con calor, sin resguardo más que nuestras ganas, debemos hacerle lugar a la hospitalidad de aquel que se ocupa de que su suka esté visitada, se ocupa de salir al abrazo de otros, a hacerle lugar a sus historias, sus creencias. No en vano Abraham, nuestro patriarca es reconocido en su virtud de su gran hospitalidad: la Mitzvá de hajnasat orjim. Sentir que quien está cerca, aunque no te lo pida, tiene un lugar en tu casa, en tu vida. No es una simple visita. No es un compromiso. No es para sacarnos de encima la responsabilidad, la devolución de un favor… la hospitalidad es un modo de vivir, es una manera de la conciencia en la que el otro es parte indivisible de mis opciones.
El filósofo que más se dedicó a profundizar el concepto de hospitalidad es Jacques Derrida. Y él explica que “La hospitalidad, no se reduce simplemente, aunque también lo sea, a la acogida del extranjero en el hogar, en la propia casa de uno, en su nación, en su ciudad.”
Es mucho más que una acción concreta: una invitación, una cena, un festejo. Es una disposición humana, de estar abierto a la alteridad del otro.
“No puedo– dice Derrida- tener relación conmigo mismo, con mi «estar en casa», si no estoy dispuesto a recibir al otro en mí. Si mi casa es solo para mí, entonces yo no soy todo lo puedo llegar a ser.”
Y fíjense qué poco nos prepara este mundo para esta mirada de la hospitalidad, esa disposición a hacer de mi hogar, lugar para otros, para esos otros que quizás a simple vista no forman parte de mi mundo, pero que son imprescindibles para ser quien soy.
Entonces entendemos por qué decimos ufros aleinu sukat shlomeja: que extienda sobre nosotros una suka de paz, de la paz divina. Paz que se percibe cuando abrimos las puertas, cuando perdemos el miedo y dejamos de encerrarnos, cuando bajamos las barreras que nos separan de otros, tan otros, que no nos animábamos a recibirlos. Y cuando llegan, traen consigo a nuestros invitados celestiales, que nos reafirman con sus derroteros que nada conseguiremos amurados a nuestras estructuras y cerrados a nuestras certezas como únicas realidades. La paz es eso; la sensación de tener la casa abierta al asombro, al encuentro, al descubrimiento. Sin murallas. Sin rejas. Sin prejuicios.
La casa abierta.
El alma abierta.
La generosidad disponible y una apuesta a la verdadera alegría.
¡Shabat Shalom y Jag Sukot Sameaj!,
Rabina Silvina Chemen
[1] Giuseppe Milan es profesor de Educación Intercultural y el trabajador social en el Departamento de Filosofía, Sociología, Educación, Psicología Aplicada de la Universidad de Padua. Es profesor de Educación Intercultural y Director Social del Centro Interdepartamental de Educación del Niño.Es miembro del Comité Científico del «Observatorio Nacional para la Integración y la Educación Intercultural, 2006-2008, para el Ministerio de Educación. –