
Las leyes de las comidas permitidas y prohibidas en la ley judía son varias.
Si nos atenemos a la primera fuente bíblica, Génesis II-16, cuando D’os coloca al primer hombre, Adán, y a su mujer, Eva, en el Edén, entre las recomendaciones que les hace figura «… de todos los árboles del jardín podrán comer…». No existe en esta primera fuente bíblica ninguna mención de comida de otra índole (animal). Sólo escuchamos nuevamente sobre este tema en Génesis cuando el texto nos habla acerca de la proximidad del diluvio universal, de Noé y el arca que Di-s le manda a construir para salvarlo a él y a su familia de este castigo, como también en la primera división entre animales puros e impuros que el texto menciona. Las limitaciones que son impuestas a la dieta de un judío las encontraremos en los textos subsiguientes de la Torá.
Las leyes de «Kashrut», es decir de la comida apta para el consumo, se basan en una idea fundamental: El hombre es en parte lo que come o ingiere. Si va comer animales salvajes, va a incorporar rasgos de agresión que esos animales poseen. La segunda idea tiene que ver con el concepto que encontramos en Deuteronomio XIV-1-2-3: «… Hijos sois del Señor, vuestro Dios… porque eres un pueblo santo al Señor… no comeréis ninguna cosa abominable…».
Animales permitidos y no permitidos
El texto detalla los animales permitidos, los cuales deben reunir dos condiciones fundamentales para ser aptos al consumo de un judío. Según Deuteronomio XIV-6, «… todo animal de pezuña y que rumie entre los animales, ese podrás comer…». Es decir que deben tener las dos condiciones simultáneas. Recoge el Deuteronomio XIV-8: «… el camello, la liebre y el conejo no comeréis… asimismo el cerdo, pues aunque tiene la pezuña hendida, no rumia. Impuro será para vosotros, de la carne de ellos no comeréis ni tocaréis su cuerpo muerto…». A continuación habla el texto de los peces permitidos, que deben reunir dos condiciones: tener aletas y escamas, ambas cosas simultáneamente (Deuteronomio XIV-9). De aquí se desprende que los langostinos, pulpos y mariscos en general están prohibidos.
«… Toda ave pura podéis comer…» (Deuteronomio XIV-11). En síntesis, las aves para ser «kasher» deben reunir dos condiciones: no ser aves de rapiña (águila, cuervo, etcétera) ni aves nocturnas. «… También todo insecto alado será impuro para vosotros, no se comerá…» (versículo 19).
Hay mucha reglamentación sobre las condiciones que deben reunir los animales para ser kasher, como tratados en la Mishná (ley oral) y posteriores. Al ser un tema tan cotidiano se trataba siempre de cumplirlo con el rigor máximo.
Existe la figura del «Mashgiaj» (supervisor), entrenado en estas normas, cuya tarea es supervisar al matarife en la matanza, en las carnicerías, restaurantes y casas de comidas para cuidar y hacer cumplir todas las reglas concernientes a la kashrut. Debe estar a la vista el certificado de kashrut otorgado por el rabinato superior de cada comunidad judía. Y por supuesto en Israel tiene rango nacional. Toda institución oficial, gubernamental (ministerios, hospitales, dependencias militares, escuelas, etcétera) tiene cocina kasher. En los círculos ortodoxos estas normas y cuidados son extremados, ejerciendo ellos mismos la supervisión de la «Shjitá» (matanza y todo lo concerniente al tema. Las dos fuentes bíblicas fundamentales respecto del tema las encontramos en Levítico XI 1-47 y Deuteronomio XIV-1 al 21.
Aún los animales permitidos tienen restricciones: «… No mezclarás leche con carne en la cocción de los alimentos ni en forma cruda, carne con ningún derivado lácteo…» (Deuteronomio XIV-21).
Tanto las aves como los demás animales deben ser sacrificados de una manera especial, por un «Shojet» (hombre piadoso y adiestrado especialmente para esta tarea). Los animales no pueden estar enfermos ni defectuosos, ni estar muertos antes de ser sacrificados. Si no reúnen todas estas condiciones son «Treifá», nombre generalizado para lo que no es apto para el consumo de un judío. Está prohibido ingerir sangre animal (Levítico XIX-26). Hay un procedimiento especial en la preparación de las carnes. Que consiste en salarlas para desangrarlas, ya que la sangre simboliza el alma. Vegetales Sobre los frutos de la tierra, todos pueden comerse. Existen restricciones en cuanto a sembrar las semillas en la tierra. Está prohibido mezclar distintas semillas de trigo y cebada en una misma parcela (Kilaim) para que no se degeneren y salga algo híbrido.
En cuanto a los frutos de los árboles se deben guardar ciertas normas. Sólo podrán ser comidos los frutos del árbol al quinto año de haber sido plantado. Antes el fruto es considerado «Orlá», no apto para el consumo. (Levítico XIX- 23-24).
Utensilios y vajilla
En las casas donde se cumplen las normas de kashrut existen dos juegos de vajilla: para lácteos y para carnes. También, dos fregaderos separados para lavarlas y una nevera para cada uno de estos tipos de alimentos. Se extreman las medidas con respecto a las normas de kashrut cuando se prepara la casa para la festividad de Pesaj. Mikvé tahará – Baño ritual Se trata de una fuente de agua natural de manantial, de lluvia o de pozo que se usaba para la purificación de las personas que habían estado en contacto con impurezas o habían tenido alguna enfermedad contagiosa. La Mikvé también tiene connotaciones rituales. Los conversos debían sumergirse en ella, así como los novios antes de su boda. En todas las comunidades judías existió durante siglos, aún hasta nuestros días. En las excavaciones arqueológicas realizadas en Masada (fuerte judío en tiempos romanos situado en Israel), se descubrió la existencia de una mikvé ritual en el Siglo I de la era común en las aldeas y «shtetlas». Antes de inciarse el Shabat (sábado) era costumbre ir a la mikvé. Hasta el día de hoy, el sumergirse en la mikvé es respetado en los círculos ortodoxos por las mujeres casadas después del período menstrual. En el Talmud se explican minuciosamente estas normas de pureza, las dimensiones que debe tener una mikvé y otras reglas que deben observarse para su uso.