La planificación de “Yad Vashem” comenzó en 1942.

La historia sobre la que cabe detenerse en el nuevo libro de Bella Gutterman «I Gave Them Yad Vashem: 60 Years of Commemoration, Documentation, Investigation and Education”, y en la reciente recordación del Día Internacional de la Shoa, es la de Mordejai Shenhabi que, en el verano de 1942 acuñó la idea de crear en el Estado de Israel, un sitio de perpetuación nacional para las víctimas judías de la Shoa, aún antes de ser la Shoa lo que fue y antes de la creación del Estado de Israel.
Yad Vashem, fuego eterno
Shenhabi eligió el nombre “Yad Vashem” y fue uno de los primeros directores de la institución. En una mirada retrospectiva señaló la relación entre Shoa, Heroísmo y Renacimiento y, en gran medida, diseñó el carácter de la presentación arquitectónica de la perpetuación de la Shoa en Israel, tal como se sucede hasta nuestros días.
En la visión de Shenhabi, uno de los precursores del movimiento Ha’Shomer Ha’Tzair y miembro del Kibutz Mishmar HaEmek, fue, casi desde el principio, una representación arquitectónica. Se presentó un primer bosquejo sobre el sitio de perpetuación en 1943, preparado por su amigo el arquitecto Munio Gitai Weinraub.
La propuesta original no fue concretada, pero sus señales son reconocidas, incluso hoy, en Yad Vashem. Gitai y su socio, el arquitecto Al Mansfeld, estuvieron involucrados en la planificación del sitio hasta los años 60.
El capítulo que abre el libro está dedicado a Shenhabi y sigue la ruta de las dificultades de su visión, rechazada, recortada, modificada, reanudada y movida desde su lugar original, desde el corazón de la colonización obrera hacia Jerusalém, con todo lo que eso implicaba.
El capítulo en el libro de Gutterman se refiere a la tormentosa y difícil personalidad de Shenhabi, hombre de muchas acciones, incluso más allá de la visión de Yad Vashem. Su nombre y actuación, son casi desconocidos para el amplio público y quien se interesa por los detalles de la historia no puede creerlo. Hace solo una década se ofreció a Shenhabi una retardada justicia histórica, con una biografía de dos tomos, escritos por David Zaitz e Izhar ben Nahum.
Mordejai Shenhabi
Shenhabi (1900-1983), nacido en Rusia, ha sido considerado el primer miembro de Ha’Shomer Ha’Tzair que llegó a Israel, en 1919. Fue uno de los fundadores de los Kibutzim Beit Alfa y Mishmar Ha’Emek y, entre otros, incentivó la creación de las primeras industrias del Kibutz Nacional, en especial Na´aman. Durante muchos años se desempeñó como enviado del movimiento y del partido en Israel y en el exterior. Fue delegado en varios congresos sionistas y en los de Ha’Shomer. En uno de ellos (1920), de repente se vió a sí mismo, comodentro de un sueño de su infancia, en el que disertaba ante un grupo de jóvenes, en la misma sala, como enviado de la Tierra de Israel. Ese descubrimiento fue – tal como él mismo lo afirmara-el punto de inflexión en su vida.
Las escasas noticias sobre los horrores de los nazis, llegados al país en el verano de 1942, lo hicieron trabajar sin descanso.
Los bosquejos realizados en 1943 sobre el sitio de perpetuación representan una partícula de esa visión apocalíptica-mística, traducida en términos arquitectónicos. De los registros (que no están firmados y son atribuidos a Gitai) se perfila un edifico monumental, en estilo mixto, diseñado como una torre circular, con un cúpula adornada por arcos.
Desde su lugar, en la cumbre de la colina abierta al paisaje, se ve como un injerto (entre un templo, una torre de agua y una de control), íconos arquitectónicos, que vigilan el paisaje judío y sionista.
Una mirada por dentro revela una abertura en el techo de la cúpula, quizás inspirada en el Panteón de Roma ( para evitar que desaparezca la luz), una Estrella de David y una antorcha de fuego, elementos básicos en las arquitecturas de la memoria. La representación arquitectónica de la memoria es parte inseparable de la propia perpetuación.
Yad Vashem, museo nuevo
Yad Vashem es un ejemplo extremo, pero no único, de la estrecha relación entre las partes, de los cambios en los patrones de perpetuación y su representación: las dimensiones de los sitios de perpetuación crecen y se van desarrollando. Yad Vasehm, en sí mismo, es una ciudad entera. La pregunta sobre la representación se encuentra en discusión sobre la memoria en las últimas décadas, en especial en Alemania, que se transformó en una potencia de la memoria por sí misma (en competencia con Israel).
La importancia triunfante del historiador James Young en la caliente discusión alrededor del monumento de la Shoa en Berlín, afirma que fue mejor que una sola solución final.
El libro de Gutterman, en forma de álbum, se edita al cumplirse 60 años de la ley Yad Vashem. Su virtud, la recorrida histórica sobre el camino que hizo la visión hasta convertirse en “Centro Mundial y Foco de Identificación”, tal como dice en el libro. La investigación se basa en información pero no se desvía de la crónica ni la narrativa de Yad Vasehm. Como mucho hay registros distintos sobre su perspectiva, contexto histórico, entendimiento, critica, política, etc.
El libro es un álbum de victoria de los días de álbumes victoriosos; con una gráfica antigua que recuerda, en algo, el anterior y tan emotivo Museo de la Shoa de Yad Vashem, antes de transformase en el espléndido edificio actual.
Fuente: Haaretz