SHAVUOT: Las mujeres y el Matán Torá

¿Por qué Hashem ordenó que las instrucciones concernientes a matán Torá fueran dadas primero a las mujeres y sólo después de ello a los hombres?

Existen varias razones:

1. Así como las mujeres se vuelven obligadas a observar mitzvot a los doce años de edad, un año antes de que los hombres lo estén, así a ellas les fueron dadas las mitzvot primero en matán Torá.
2. Si las mujeres fueran de tal modo distinguidas, ellas ejercerían el más grande esfuerzo para proveer a sus hijos de una educación de Torá.
3. HaShem dijo, Cuando Yo di la primera mitzvá a Adám y no a Javá, ella en consecuencia pecó. Ahora a todas las mujeres les será dirigida la palabra primero para que no crean que sus transgresiones de las mitzvot son menos serias que aquéllas de los hombres.
4. Serles dirigida la palabra primero fue también un honor especial para las mujeres. Les fue concedido porque los Benei Israel fueron redimidos de Egipto en el mérito de las rectas mujeres.

HaShem predijo a Moshé, Yo Me presentaré a ti en una densa Nube y todo el pueblo escuchará cuando Yo te hable, para que ellos todos crean en ti y en los profetas que te sucederán por todo el tiempo después. (Las palabras de HaShem implicaban que en Har Sinai, todo K’lal Israel escucharían cómo HaShem se dirigía a Moshé. Esto los convencería a ellos de la verdad, que Moshé era verdaderamente el mensajero de HaShem.)

En aquel mismo día, Moshé también recibió el mandamiento de fijar límites para el pueblo al pie de la montaña. Moshé retornó a los Benei Israel al anochecer y transmitió las palabras de HaShem a los Ancianos en la presencia del pueblo íntegro.

Subsecuentemente, él les describió el gran castigo por transgredir las mitzvot y la recompensa por cumplirlas. Todo K’lal Israel estaban deseosos de aceptar la Torá y contestaron, Naasé – todo lo que HaShem dijo, nosotros haremos.

A pesar de que el pueblo accedió a permanecer dentro de los límites fijados para ellos al pie de Har Sinai, no estaban enteramente satisfechos con el mensaje que Moshé había confiado. Ellos deseaban escuchar a HaShem Mismo y no meramente ser dados prueba del hecho que Moshé era Su mensajero.

¡Quien aprende algo de un mensajero no es lo mismo al que lo escucha del Rey! exclamaron. Nosotros queremos ver a HaShem y escuchar las palabras de Su boca. En aquel tiempo, no eran conscientes del impacto aterrador que la revelación de la shejiná tendría sobre ellos. Más tarde lamentaron su pedido original y solicitaron a Moshé continuar hablándoles en lugar de HaShem.

En la temprana mañana del cuarto día de la semana, Moshé retornó al Cielo para informar a HaShem de su réplica. (En verdad, HaShem no tenía la necesidad de escuchar la respuesta de Moshé. Moshé demostró por su conducta que es correcto para un mensajero llevar una respuesta a alguien quien encargó tal respuesta). Él confió en que mientras el pueblo había accedido a permanecer al pie de la montaña, ellos habían expresado su deseo de ser dirigidos la palabra directamente por Él. HaShem respondió a Moshé, Yo concederé su petición. Yo Mismo descenderé sobre Har Sinai a la vista de la totalidad de K’lal Israel. En aquel día, Moshé fue solicitado de instruir al pueblo a prepararse ellos mismos para matán Torá separándose de sus esposas, tevilá (inmersión), y lavando sus vestimentas.

Estas purificaciones debían durar dos días, y en el tercer día, HaShem les entregaría la Torá.A pesar de que HaShem había designado sólo dos días de purificación, Moshé entendió Su verdadera intención – que era correcto añadir un tercer día como una precaución especial. Por consiguiente, ordenó al pueblo prepararse para matán Torá durante un período de tres días. Al retornar al pueblo al anochecer del cuarto día de la semana, él les ordenó a ellos, «Preparáos vosotros mismos hoy y también en el quinto y sexto día, porque en Shabat, la Torá os será entregada.»

HaShem concordó con la decisión de Moshé.

Después de haber pronunciado la palabra naasé (nosotros haremos) y purificarse ellos mismos por tres días, los Benei Israel parecían ángeles. Ellos alcanzaron nuevamente el nivel de Adám antes de que él pecara y estuvieron listos para recibir la Torá. Antes de matán Torá, HaShem curó todos los defectos físicos de K’lal Israel. HaShem examinó a los Benei Israel quienes partieron de Egipto y los encontró imperfectos. Algunos de ellos eran impedidos de algun modo. Dijo HaShem, ¿Cómo puedo Yo entregar Mi perfecta Torá a una nación que es imperfecta?  No obstante, en lugar de esperar a que la próxima generación crezca y demorar matán Torá, ¡Yo curaré a este pueblo!

HaShem entonces curó a todos sus impedidos, un hecho el cual es derivado del pasuk (versículo) respecto a matán Torá, el pueblo íntegro vio (Shemot 20:18). Él curó a aquéllos que eran sordos, como está enunciado que todos contestaron todo lo que HaShem diga nosotros haremos y oiremos (íbid. 24:7). Todos aquéllos quienes eran rengos fueron también curados, como está enunciado, (íbid. 19:17), y ellos estaban parados al pie de la montaña. Asimismo HaShem los curó de toda otra incapacidad. Todos ellos tenían que estar en posesión de todas sus facultades para una perfecta aceptación de la Torá, porque si algunos de ellos no hubieran visto u oído a la shejiná (Presencia Divina), su experiencia de matán Torá hubiera sido incompleta.

Cuando HaShem seleccionó la montaña sobre la cual la Torá iba a ser entregada, una discusión estalló entre las montañas. Cada una insistía, La Torá será entregada sobre mí. Har Tabor vino saltando desde Beit Eilam y Har Carmel desde Aspamia, clamando, ¡Soy yo la que HaShem quiere! HaShem, no obstante, las rechazó a ellas todas, diciendo, ¿Montañas, por qué vosotras discutís? Sóis todas defectuosas. Fueron erigido ídolos sobre la cima de cada una de vosotras. Har Sinai es bajo y por consiguiente nunca sirvió como un lugar de adoración de ídolos. Por lo tanto, es digno de recibir a la shejiná. HaShem consecuentemente descendió sobre Har Sinai.

Fuente: El Midrash dice/ editoria Shemot Bnei Sholem