Parashat Noaj contiene dos episodios que quedaron marcados en la literatura universal, casi patrimonio de la humanidad, más allá de la pertenencia religiosa del lector: el diluvio universal y la torre de Babel.
Y debe ser así porque ambas historias condensan aspectos fundantes de lo humano; como las ansias de poder, la indiferencia, la ambición, la salvación, la fe…
De acuerdo con la perspectiva que les demos a estas historias, algunos serán héroes y otros villanos, alguna vez creeremos que hay finales felices y otras no. Y como los cuentos populares, estas narraciones fueron mutando de acuerdo con las versiones de sus relatores y las intenciones de sus transmisores.
Ésta es una gran pregunta para hacernos en los albores de un nuevo recorrido de la Torá completa. ¿Qué significará ser fieles al texto? ¿Cuánto damos por sentadas ciertas operaciones del lenguaje y de la memoria cultural que hacen que recordemos u obviemos ciertas partes del relato o que demos por cierto versiones que son sólo interpretaciones?
Hoy vuelvo a leer la el relato de la Torre de Babel que sigue desafiándome.
Una torre que llegue al cielo, para que los hombres que habitaban la tierra y de los que sabemos que hablaban un solo idioma, se transformen en personas de renombre.
Dicha construcción se frustra y Dios los dispersa sobre la faz de la tierra provocando que hablen diferentes lenguas.
Vayamos al Talmud. Necesitamos entender más qué es lo que pasó.
Nota 1: Entre paréntesis los agregados al texto talmúdico para que se entienda la redacción de este texto.
Nota 2: Cuando se preguntan por la generación de la dispersión se refiere a los que frustradamente no pudieron construir la torre y fueron dispersos por la tierra.
Nota 3: Los sabios del Talmud intentan descubrir cuál fue el gran pecado que llevó a Dios a dispersarlos, dado que la Torá no lo explicita.
“(La Mishná enseña que los miembros de) la generación de la dispersión no tienen participación en el Mundo Venidero. (La Guemará pregunta) ¿Qué (transgresión) cometieron? (Su transgresión no está detallada explícitamente en la Torá.) La escuela de Rabí Sheila (Rabino de Babilonia) dice (que los constructores de la Torre de Babel dijeron:) Construiremos una torre y ascenderemos al cielo, y lo heriremos con hachas para que fluyan sus aguas. Se rieron de (esta explicación) en Occidente, (los rabinos residentes en la tierra de Israel, y preguntaron:) Si (ese era su objetivo), que construyan (una torre) en una montaña;¿Por qué lo construyeron específicamente en un valle (ver Génesis 11:2 )?
Más bien, el rabino Yirmiya bar Elazar dice: Se dividieron en tres facciones; uno dijo: Subamos (a la cima de la torre) y habitemos allí. Y uno dijo: Subamos (a lo alto de la torre y) adoremos ídolos. Y uno dijo: Subamos (a lo alto de la torre) y hagamos la guerra. (Con respecto a) esa (facción) que decía: Subamos (a lo alto de la torre) y habitemos allí, Dios los dispersó. … Y (con respecto a) esa (facción) que decía: Subamos (a lo alto de la torre) y adoremos ídolos, está escrito: “Porque allí confundió Adonai el lenguaje de toda la tierra” ( Bereshit- Génesis 11:9 ).
…
El rabino Yojanàn dice: El tercio (superior de la) torre se quemó, el tercio (inferior de la torre) fue tragado (por la tierra y el) tercio medio permaneció (intacto). Rav dice: La atmósfera de la torre causa olvido…” Sanhedrin 109ª
Tenemos mucho por analizar de esta maravillosa interpretación.
Primero; los motivos que los llevaron a querer hacer esa construcción: herir el cielo a hachazos y cambiar el curso de la naturaleza. Habitar una superficie pequeña en lo alto sobre todos los demás que quedarían abajo. Llegar a una cima para idolatrar a las alturas. Alcanzar lo alto para que, desde el mayor de los poderes y el control, hacer la guerra.
Una construcción entonces, como las de ahora, en las que usando la mano de obra barata de los que menos tienen, se erige por sobre los demás para abusarse de los recursos, del poder, e idolatrar las posiciones superiores sometiendo por la fuerza a todo lo que no entra en ese edificio corrupto.
¿Cómo es posible que este relato no haya dejado una huella de enseñanza como para que los modelos económicos que regulan la mayor parte del mundo hayan optado por este modelo que genera desigualdad, deshonestidad, sufrimiento y desazón?
Y ante esta pregunta, los rabinos siguen contestándose:
De toda la torre sólo quedó un tercio. Uno de ellos se quemó, el otro fue tragado por la tierra y el último permaneció intacto. Pero esa permanencia no fue inocua. La atmósfera que rodea a esa parte de la torre que no llegó a desaparecer, es el olvido.
Me emociona la poética de un texto tan antiguo.
La torre -símbolo de lo impiadoso y codicioso- genera olvido. Y es a su vez esa falta de memoria la que hace que sigamos ponderando aquellos sistemas que persisten en construir torres desde donde, siendo sólo unos pocos, se manejan los hilos de todos los que jamás llegarán a ninguna altura.
Dios nos dispersó, pero no como castigo.
Y nos hizo seres parlantes en diferentes lenguas tampoco como castigo.
Interesante es cómo operaron los relatos en nuestras memorias. Decidimos que la rotura de la torre, que la diseminación de las familias por sobre la faz de la tierra y la posibilidad de hablar diversas lenguas fue el modo de Dios de vengarse por la construcción de la torre.
¿Y si lo miráramos de otro modo? Nos dio una nueva oportunidad.
Como a Noaj, con el que intentó volver a crear una humanidad.
Como con la dispersión y la multiplicidad de lenguas, con lo que intentó generar espacios propios para que cada grupo pudiera instalarse sin pedirle permiso a los que están atornillados en sus poderes superiores y habitar sus lenguas, sus culturas, sus maneras de creer y de amar, de criar y celebrar, de llorar y desear.
Pero la obstinación nos hace siempre volver al mismo lugar; a ese tercio de torre herrumbrada y llena de musgo, de recuerdos infames y ladrillos que siguen llorando las manos explotadas que los construyeron, y nos olvidamos de todo. Y volvemos a apostar a que mejor es más alto, y que mejor es más fuerte, y que mejor es más poderoso, y que mejor es lo homogéneo, y que mejor es la masa, y que mejor y que mejor… porque nos olvidamos que cada uno de nosotros tiene derecho a habitar su mejor espacio y su mejor lenguaje sin tener que pedirle permiso a los que nos marcan la agenda y la voluntad- a sabiendas o inconscientemente.
Volvamos a celebrar el final de la historia de la torre de Babel que es la mejor forma de honrar el proyecto de Dios sobre la tierra. Una tierra bendita, repleta de seres que habitan todas sus geografías, todas sus superficies, que hablan los idiomas que más les permitan expresarse, crear y crecer.
Y si estás de turismo por Babel, no hace falta que busques las ruinas de la torre… no vaya a ser que vuelvas a olvidarte.
Shabat Shalom
Rabina Silvina Chemen