Nos llenamos la boca hablando de justicia. Los manuales de derecho la invocan. Las religiones la veneran. Cada colectivo social la reclama.
La Torá también habla de justicia; en definitiva, es un compendio legal que pretende regular la vida de una nación, una vida que aspira a relaciones justas, a comercio justo, a un contacto con la naturaleza, justo…
¿Qué es lo que define la justicia? ¿Cómo reconocer fehacientemente que lo que decimos, lo que actuamos, lo que proponemos es justo? ¿Acaso habrá alguna posibilidad de comprender objetivamente esta dimensión tan amplia, tan contundente y a la vez, tan controvertida?
Creo que la Torá en Parashat Emor nos trae una perspectiva interesante al respecto:
Hacia el final de parashá está escrito:
“משפת אחד יהיה לכם כגר כאזרח יהיה כי אני יהוה אלהיכם”
“Mishpat ejad ihié lajem kaguer kaezraj ihié, ki aní Adonai Eloheijem”
“Ley única será para ustedes, como para el prosélito, como para el ciudadano será, porque yo Adonai tu Dios” Vaikrá 24:22
“Una ley será para ustedes, y cuando dice “ustedes”, es para todos los que están allí, ¿verdad? Mishpat Ejad, una sola y única ley, para todos ustedes.
Pero como si esto no bastara, agrega, porque conoce la naturaleza humana: tanto como para el prosélito, es decir, el guer- aquella persona que no nació en el seno del pueblo pero que vive en él, así como para el ciudadano, el ezraj, es decir quien ha nacido en las familias del pueblo de Israel, porque Yo soy Adonai tu Dios.
Es un versículo interesantísimo:
Una sola ley. Para todos. Para lo que nacieron dentro. Para los que quieres estar dentro. Y ¿por qué esto? Porque esa es – si se me permite – la naturaleza de la ley de Dios. Porque nosotros creemos en Dios, es que la ley es, definitivamente, una para todos; sin distinción.
Ser creyente y excluyentes, es un contrasentido. O mejor dicho, una profanación. En nuestros términos, es un acto de injusticia. Fíjense:
… kaguer kaezraj”, como el prosélito, como el ciudadano…
Nuestros maestros místicos interpretan esta formulación:
“Como”, en este versículo se dice “ka”, en hebreo es sólo una letra: כ, la kaf.
¿Casualidad o mensaje? La palabra Kaf también significa palma, como la palma de la mano, y platillo, como los de una balanza.
“… kaguer kaezraj”, tanto para uno como para otro. Si alguno falta, la balanza se desnivela. Y así, cuando unos están amparados bajo la ley y otros quedan afuera, la injusticia aparece, y la ley deja de ser para todos.
Y esto es aplicable a todos los órdenes:
El comunitario, el político; en nuestras casas, en las escuelas… la justicia tiene su razón de ser en tanto pueda concebir en una dimensión de igualdad a todos; sin distinción. Para el que aparentemente pertenece a “nuestro círculo” como para el que aparentemente “está afuera” e intenta de todos modos ser parte.
No nos incomoda el concepto de prosélito. Nos es una categoría alejada de nuestros vocabularios. Sin embargo, hoy esa categoría del que “no nació dentro del seno” tiene otros nombres, otros rostros: es el que está en las márgenes, el que se pretende tapar con una muralla, el que no puede llegar a la costa para encontrar refugio, el que no puede estudiar, el que no consigue trabajo…
“… kaguer kaezraj”, no nos confundamos y creamos que si la ley nos protege a nosotros desprotegiendo a otros, nosotros estamos a salvo.
Quizás el tiempo de las desigualdades sociales nos ha hecho insensibles a la grandeza de este versículo.
Les propongo volver a pensarlo.
Shabat Shalom,
Rabina Silvina Chemen