SHABAT JOL HAMOED PESAJ: ¿Qué celebramos el séptimo día de la festividad?

El desafío de vivir una fiesta que dure 8 días es encontrare el sentido aún cuando haya pasado la efervescencia de los primeros días, sus preparativos y celebraciones. Recordemos que la Torá indica celebrar el primer día y el séptimo y que luego, una vez que salimos al exilio, esta fiesta duplicó sus días sagrados, por lo que fuera de Israel celebramos el primero y el segundo día y luego el séptimo y el octavo. De todos modos el contenido es el mismo.

Volvamos al séptimo día, a la fiesta dentro de la fiesta, sin una indicación particular más que es el final de la semana de Pesaj, día sagrado.

וּבַיּ֤וֹם הָרִאשׁוֹן֙ מִקְרָא־קֹ֔דֶשׁ וּבַיּוֹם֙ הַשְּׁבִיעִ֔י מִקְרָא־קֹ֖דֶשׁ יִהְיֶ֣ה לָכֶ֑ם כָּל־מְלָאכָה֙ לֹא־יֵעָשֶׂ֣ה בָהֶ֔ם אַ֚ךְ אֲשֶׁ֣ר יֵאָכֵ֣ל לְכָל־נֶ֔פֶשׁ ה֥וּא לְבַדּ֖וֹ יֵעָשֶׂ֥ה לָכֶֽם׃

“El primer día habrá convocatoria santa, y asimismo en el séptimo día tendréis una convocatoria santa, ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer.” (Shemot- Éxodo 12:16)

¿Qué pasó el séptimo día? Sabemos que el primero celebramos la posibilidad de salir de la esclavitud a la libertad; la epopeya de la liberación. Y ¿luego?

Recordemos que Moshé y Aharón le mintieron al Faraón diciéndole que los esclavos saldrían por tres días a adorar a Dios al desierto.

En Shemot- Éxodo 14:5 se cuenta que se le dice al rey de Egipto que el pueblo escapó

. וַיֻּגַּד לְמֶלֶךְ מִצְרַיִם כִּי בָרַח הָעָם

Y SE LE DIJO AL REY DE EGIPTO QUE EL PUEBLO ESCAPÓ.

Rashi explica, trayendo un midrash, cómo se cree que sucedieron los hechos.  “Envió funcionarios públicos con ellos, y tan pronto como llegaron al viaje de tres días que les había fijado para ir y regresar, estos se dieron cuenta de que no volverían. De regreso a Egipto, vinieron y se lo dijeron a Faraón al cuarto día (como lo explica la Mejilta d’Rabí Yishmael 14:5:1). El quinto y sexto los persiguieron: en la noche del séptimo día descendieron al mar y a la mañana siguiente (los israelitas) cantaron el cántico de alabanza y este fue el séptimo día de Pesaj. Y es por eso por lo que leemos “La Canción del Mar- Shirat Haiam” (Shemot- Éxodo 15:1) como la lección bíblica del séptimo día de la fiesta. (como está indicado en el Talmud en Meguilá 31ª)

Sería una posible explicación. Nos salvamos nuevamente de las garras del opresor, a los siete días de iniciada la travesía y por eso celebramos esta segunda redención. Y eso se ve reflejado en la liturgia en la que cantamos la gratitud por haber podido sortear este peligro leyendo el capítulo 15 del libro de Shemot, “el Canto del Mar”.

Sin embargo, si hilamos fino nos deberíamos preguntar, ¿Cómo se sabía ya en Egipto, que el séptimo día nos salvaríamos de la persecución de los egipcios? Aún no habíamos salido y ya se había prescrito que la fiesta de siete días tendría dos días sagrados, el primero y el último. Sigamos buscando…

Hay otras opiniones. Por ejemplo, Rabí Shimshon Rephael Hirsch (s.XIX) explica

“Un ciclo de siete días representa un período en el que se completa el proceso de alcanzar un nivel nuevo o renovado. Siempre que dicho ciclo semanal se dedique al tiempo, las ideas y actitudes que surgieron durante la fase de vitalidad del primer día y que alcanzan la cima de su claridad y validez en el séptimo día. Luego, una vez que hayamos sido bendecidos con esta trascendencia y vitalidad, debemos regresar a la vida cotidiana para poner estas ideas en acción. Ésta es la razón por la que «este llamado a Dios y a su templo» llega con toda su fuerza el primer día y el séptimo día: el primer día, que nos llama a salir de nuestra vida cotidiana normal, y nos infunde en nuestra conciencia la idea de que debemos renovarla y revivirla; y el séptimo día, lo que nos permite adherirnos tan completamente a esta idea que la llevamos con nosotros en nuestro regreso a la vida cotidiana.”

Me parece tan sabio este comentario. No sólo para la festividad sino para la vida. Con el mismo entusiasmo y dedicación que ponemos para entrar a la fiesta, esta semana en la que somos desafiados a cultivar y acrecentar sus sentidos, nos pide que el último día, lejos de amenguar nuestras fuerzas, redoblemos la apuesta, y con esa sensación de ciclo cumplido (lejos del deterioro de los finales) salgamos a la vida cotidiana. La sabiduría de la santidad es conseguir mantenerla y alimentarla aún cuando la festividad culmine.

Sigamos buscando. Un último esfuerzo.

Sólo leyendo el texto de la Torá, encontraremos otra explicación:

וּשְׁמַרְתֶּם֮ אֶת־הַמַּצּוֹת֒ כִּ֗י בְּעֶ֙צֶם֙ הַיּ֣וֹם הַזֶּ֔ה הוֹצֵ֥אתִי אֶת־צִבְאוֹתֵיכֶ֖ם מֵאֶ֣רֶץ מִצְרָ֑יִם וּשְׁמַרְתֶּ֞ם אֶת־הַיּ֥וֹם הַזֶּ֛ה לְדֹרֹתֵיכֶ֖ם חֻקַּ֥ת עוֹלָֽם׃

“Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua.”  (Shemot- Éxodo 12:17)

Salimos de a tierra de Egipto. Muchas veces el capítulo 12 de Shemot menciona “la tierra de Egipto”- “eretz mitzraim”.

Y cuando leemos el capítulo siguiente:

וַיֹּ֨אמֶר מֹשֶׁ֜ה אֶל־הָעָ֗ם זָכ֞וֹר אֶת־הַיּ֤וֹם הַזֶּה֙ אֲשֶׁ֨ר יְצָאתֶ֤ם מִמִּצְרַ֙יִם֙ מִבֵּ֣ית עֲבָדִ֔ים כִּ֚י בְּחֹ֣זֶק יָ֔ד הוֹצִ֧יא יְהֹוָ֛ה אֶתְכֶ֖ם מִזֶּ֑ה וְלֹ֥א יֵאָכֵ֖ל חָמֵֽץ׃

“Y Moshé dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues el Señor os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado”. (Shemot- Ëxodo 13:3)

וְהִגַּדְתָּ֣ לְבִנְךָ֔ בַּיּ֥וֹם הַה֖וּא לֵאמֹ֑ר בַּעֲב֣וּר זֶ֗ה עָשָׂ֤ה יְהוָה֙ לִ֔י בְּצֵאתִ֖י מִמִּצְרָֽיִם׃

“Y le contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Adonai hizo conmigo cuando me sacó de Egipto.”. ((Shemot- Ëxodo 13:8)

¿Notan la diferencia? Salimos de la tierra de Egipto, y cuando recordamos, evocamos y enseñamos cuando nos sacaron “de Egipto”. ¿Será una sutileza innecesaria del lenguaje o habrá algún sentido en esta formulación?

El rabino de Cracovia Avi Baumol nos enseña algo fascinante al respecto:

“Mi abuelo notó que la frase predominante en el capítulo 12 es «éxodo de la tierra de Egipto», mientras que la frase predominante en los capítulos siguientes ya no es un éxodo de la tierra sino del propio Egipto. El viaje de una semana representa el proceso de deshacerse de una idea física versus deshacerse de un concepto, el «Egipto dentro de ellos».

Y me quedo pensando en salir “de la tierra de Egipto” y evocar cuando nos sacaron “del Egipto”. En el contexto de Pesaj significa no sólo rememorar la epopeya de la liberación física, sino el arduo trabajo que significó sacarnos a Egipto de nuestras mentes y de nuestro espíritu. No basta desamarrar cadenas para saber ser libres. No basta caminar sin ataduras visibles por la vida para tomar decisiones con independencia. Hay dos libertades; la física y la espiritual. Y más de uno/una aduciendo libertad sigue amarrado a sus esclavizadores. Ese es el sentido de los siete días de Pesaj. Salir de la tierra para aprender a vivir sin los opresores dentro de nosotros. Un gran trabajo de la conciencia. Un desafío que no se agota en siete días, sino que es un paradigma para vivir nuestras dignidades.

Lo mismo sucede en este mundo. Cuando se tiene una idea tatuada en la mente, fruto de la insistencia constante de ciertas verdades inamovibles, por más que se demuestre que no es así, hay una fuerza tanática que no permite que esto se revierta. ¿Cómo meternos en las mentes de los antisemitas que no pueden moverse de ese Egipto de odio indiscriminado, de esa voluntad de desprecio más allá de toda razón o evidencia? ¿Cómo intervenir en ese proceso en el que, a pesar de lo que se dice y se ve, se desparrama un Egipto soberano que pretende seguir callándonos, doblegándonos hasta no dar más? ¿Cómo influir con respeto, con amor y con fuerza para que se ablanden los corazones de los que no nos pueden ni ver, aún sin conocernos? ¿Con qué herramientas trabajar para aportar a que esta humanidad toda enfrentada, toda blanco o negro, toda excluyente comprenda la imperiosa necesidad de la pluralidad y el respeto mutuo? ¿Cómo decirles que un abrazo a tiempo sana siglos de prejuicios heredados? ¿Cómo no caer en la tentación de responder con la misma bronca sin dejar de afirmar taxativamente y a viva voz lo que nos corresponde que es simplemente vivir en paz nuestro judaísmo en cualquier parte del mundo? Los palos de los esclavizadores hoy son los que se enarbolan amenazantes en las marchas que pregonan la muerte de nuestro pueblo, las universidades a las que no dejan pasar a los alumnos y profesores judíos, los gritos en las calles ante un símbolo religioso o la virulencia con la que se arrancan las fotos de los secuestrados por Hamas, como si el dolor judío no fuera el mismo dolor que otros, tantos otros, que duelen en la carne sin distinción.

Llego al séptimo día de Pesaj con una amarga sensación y a su vez una férrea determinación. Fuimos redimidos de la tierra de Egipto. Y seremos redimidos de la opresión de todos los Egiptos. Cruzaremos todos los mares y volveremos a cantar. Apartaremos el miedo y recuperaremos la confianza. Y seguiremos caminando y contándoles a nuestros hijos que nos libramos una vez más de la maldad de Egipto…

Rabina Silvina Chemen