RaMBaM o Maimónides, luz en el medievo


Moshé ben Maimón (en hebreo: משה בן מימון‎), también llamado desde el Renacimiento Maimónides («hijo de Maimon») o RaMBaM (el acrónimo de sus iniciales en hebreo, רמב»ם), conocido entre los cristianos como Rabí Moisés el Egipcio (1135, Córdoba -1204, Fustat, Egipto), fue el médico, rabino y teólogo judío más célebre de la Edad Media. Tuvo una enorme importancia como filósofo en el pensamiento medieval.

Nació en Córdoba, el 30 de marzo de 1135, en el seno de una distinguida familia, por vía paterna, de jueces rabínicos, estudiosos y dirigentes comunitarios, documentada desde el siglo X y que pretendía descender del Rabí Yehudá ha-Nasí, (segunda mitad del siglo II), redactor de la Mishná. Su familia materna, por el contrario, era de humilde condición; su madre era la hija de un carnicero que murió al darle a luz, y su padre se volvió a casar. Su padre era un erudito, formado en Lucena por Rabí Yosef ha-Leví ibn Migash.

Moshé inició de pequeño sus estudios bíblicos y talmúdicos en la ciudad de Córdoba, pero en 1148 una ola de fanatismo almohade hizo que su familia tuviera que aparentar su conversión al Islám y cambiar a menudo de residencia por la España musulmana. Vivió en la ciudad de Almería, donde dio cobijo a su maestro Averroes. Finalmente, en 1160, se trasladó con sus hijos a Fez. Allí residió durante sólo cinco años, debido a la intolerancia almohade que les obligó nuevamente a exiliarse, primero durante unos meses, en Eretz Israel y finalmente en Egipto. Maimónides residió allí el resto de su vida junto a su familia, en la ciudad de Alejandría y después en Fustat (hoy El Cairo, Egipto), donde a raíz de la muerte de su hermano, que era el proveedor de la familia por su condición de comerciante, se ganó la vida ejerciendo la medicina en la corte del visir Saladino, y luego en la del visir al-Fadl, hijo mayor de Saladino. Con este oficio obtuvo una gran fama y admiración popular. En 1177 fue nombrado dirigente de la comunidad judía de Egipto. Murió en Al-Fustat el 13 de diciembre de 1204. Posteriormente su cuerpo fue trasladado a Tiberíades, Israel.

Su fama en la cultura europea se debe a su obra filosófica. Aunque ésta fuera muy discutida por el judaísmo, entre otras razones por su fuerte oposición al misticismo de los cabalistas y su influencia aristotélica, se le considera la mayor figura post-bíblica (entre los judíos se dice «De Moisés (Moshé rabeinu) a Moisés (Moshé ben Maimón), no hubo otro Moisés»). En ciertos ámbitos más conservadores se le llegó a considerar hereje, en especial, por ser el responsable de convencer a los caraítas de apartarse de sus prácticas originales, y acercándolos al judaísmo rabínico.

Fue muy conocido por sus coetáneos como médico, dejando una importante huella en la tradición popular que muestra a Maimónides, sobre todo, como un médico a quien se atribuyen milagros que le intentan elevar al nivel de sabio juez y rabino.

Sus obras mayores de tema rabínico (talmúdico) son dos: un comentario en árabe de la Mishná, «El Luminar» (1168), también titulado «Libro de la elucidación», y la Segunda ley o Repetición de la Ley (Mishné Torá) del año 1180, que constituye su obra magna y consiste en una amplia y minuciosa recopilación por materias de todas las leyes y normas religiosas y jurídicas de la vida judía (es decir, del Talmud).

Estas obras tuvieron mucha fama y le otorgaron numerosos discípulos. También es autor de obras filosóficas de gran peso en el pensamiento medieval, escritas durante los últimos años de su vida, como el «Tratado sobre la resurrección de los muertos» (1191).

«La guía de perplejos» (1190), mal llamada «Guía de los descarriados», es la clave de su pensamiento filosófico y ejerció una fuerte influencia en círculos tanto judíos como cristianos, y sobre todo escolásticos.

En ella establece una conciliación entre la fe y la razón dirigida a quienes vacilan entre las enseñanzas de la religión judía y las doctrinas de la filosofía aristotélica que entonces imperaban, demostrando que no hay contradicción en los puntos en que fe y razón parecen oponerse. Es decir, una conciliación entre el sentido literal de las escrituras y las verdades racionales, acudiendo a la interpretación alegórica en casos de conflicto.

Fue así que surgieron polémicas por parte de «antimaimonistas» — básicamente, por parte de un grupo de musulmanes que pretendían una lectura literal del Corán, los mutallajim — que lo tacharon de racionalista. A pesar de ello fue una obra muy comentada y de gran influencia en el mundo musulmán y la escolástica cristiana, por ejemplo, en Tomás de Aquino.

Como judío en territorio islámico tuvo una vasta formación en ambas culturas: la tradicional judía y la árabe profana, con sus incorporaciones de la griega, a partir de las enseñanzas de su erudito padre Maimum, por lo que escribió obras tanto en hebreo como en árabe, en una prosa que se caracteriza sobre todo por la sistematización y la claridad expositiva.

De Maimónides surge el movimiento intelectual judaico de los siglos XIII y XIV que se extendió por España y el sur de Francia. Partidario del realismo teológico ha llegado a ser considerado precursor de las ideas de Spinoza, pero filosóficamente no se le considera muy original por seguir básicamente a Aristóteles, apartándose de él en puntos que parecen contradictorios a las creencias y tradiciones judías. Por lo tanto, su carácter es conciliador.

En el texto de «Mishné Torá» se agregaron con el correr de los años numerosos errores como en el texto de cada precepto, en sus divisiones o en algunos comentarios. Las razones de los errores son de transcripción, que quedaron fijos en el texto. Ediciones en las cuales algunos de los transcriptores “corrigieron” el texto según su entendimiento. También la censura de la Iglesia católica en ciertas naciones europeas (sobre todo en Hashkenaz, lo que es hoy Alemania) que alteraron todas las referencias a ella y a sus puntos de vista (por ejemplo, en las relaciones matrimoniales) del texto original. Si agregamos a esto el hecho de que el propio Maimónides corrigió el texto en varias ocasiones, nos encontraremos con que el texto actual no es exactamente el original escrito por Maimónides.

Con el propósito de dilucidar el texto correcto y exacto, es necesario basarse en manuscritos y ediciones exactas, que no fueron influenciadas por los transcriptores ni por la censura. En numerosas oportunidades las versiones incorrectas fueron la causa de interrogantes sobre las palabras de Maimónides en la obra “El Código de Maimónides”, y en cuanto se dilucidó el error en el texto las interrogantes pasaron a ser irrelevantes.

Desde mediados del siglo XX se han impreso cuatro ediciones científicas de la obra:

– La edición de Sabetai Frenkel. Edición en la cual hay comentaristas clásicos junto con otros, y asimismo un conjunto complejo de índices. Hasta ahora se han impreso todos los libros (la obra está dividida en 14 partes según temas. Cada una es llamada “libro”) excepto el libro del Amor (Ahava).

– La edición del Rabino Yosef Kapaj. Edición basada fundamentalmente en manuscritos yemenitas a la que le fue agregada un resumen de los esclarecimientos de los comentaristas de Maimónides en el transcurso de las generaciones.

– La edición “Mano Simple” (Yad Pshutá) del Rabino Nahum Eliezer Rabinovich. Edición basada en varios manuscritos (que cambian de tomo en tomo según su exactitud) con un agregado de comentarios originales. Hasta hoy se ha impreso aproximadamente la mitad de la obra.

La edición “El Código de Maimónides exacto” del Rabino Itzjak Shilat. Edición sin comentarios en la cual se encuentran las versiones más conocidas contrapuestas y revisadas. Hasta el momento se editaron cuatro tomos. El plan original es editar dos tomos por año.

– La edición que presenta las versiones basadas en manuscritos sin ningún comentario, con numerosos índices y en un único tomo (1000 páginas) de Mishne Tora, fue editada por “Yeshivat Or VeYeshua” con 8 índices. Esta edición presenta la versión exacta y revisada del texto basada en la edición del Rabino Yosef Kapaj e incluye las diferencias de versiones más importantes respecto de las ediciones más renombradas.

En el marco del “Proyecto Mishné Toré (El Código de Maimónides)” de la Yeshivat Or VeYeshua, está planeada la edición de una versión de bolsillo, comentada según distintas obras de Maimónides. Hasta el momento fue editado el Libro del Conocimiento.

Todo su pensamiento filosófico se encuentra en «La Guía de perplejos». Las ideas que muy probablemente influenciaron a varios filósofos y pensadores son:

Que Maimónides distingue tres grupos de seres creados:

– Los minerales, las plantas y los seres vivos (incluyendo al hombre), están compuestos de materia y forma perecederas; Las esferas y las estrellas, en las cuales la forma es permanente; y finalmente los seres dotados de forma, pero sin materia, como son los ángeles.

– Admite la creación como un acto conforme a la esencia divina, el cual abarca a todos los seres, que no tiene otro fin que a sí mismo y por lo tanto su duración es ilimitada.

– Prueba la existencia de Dios a partir de argumentos aristotélicos, y afirma su unidad e incorporeidad.

– Para Maimónides, el alma es una esencia, pero tiene cinco facultades: la fuerza vital, los sentidos, la imaginación, el apetito (pasiones y voluntad) y la razón (libertad y entendimiento).

– El entendimiento es la facultad que caracteriza al hombre, pero las demás le son comunes con la mayor parte de los animales. Éste puede ser pasivo (entendimiento material que sufre la acción de la vida orgánica, es inseparable del cuerpo e individual) o activo (adquirido o comunicado, separado del cuerpo).

– Habla del estado profético, constituido por una iluminación superior a lo que cada uno puede aspirar, que produce el máximum de ciencia y dicha, entendiendo la profecía como una emanación de Dios que se extiende por medio del intelecto a la facultad racional y después sobre la facultad imaginativa.

– El hombre es libre y la libertad es una función de la inteligencia, y este intelecto, como forma del alma humana, es inmortal porque no necesita del alma para sus operaciones, sino que entiende separado absolutamente del cuerpo.

– La resurrección de los cuerpos se debe a la fe, pero la razón no la puede demostrar, aunque tampoco negar y la admite como un milagro compatible con la creación.

– El entendimiento constituye el verdadero fondo de nuestro ser, la parte inmortal del hombre y por eso el hombre debe encaminar todos sus actos a obtener la perfección suprema de esta facultad mediante el conocimiento de Dios; conocer y amar a Dios es el fin último de la vida.

– El hombre es libre y esta libertad, actuando como tal, puede por sus solas fuerzas realizar el bien desinteresadamente.