Durante la experiencia los tiempos son diferentes que en la conmemoración. Sufrir la esclavitud y sentir la libertad, dan una sensación diferente que evocarla. Quien no estuvo en Egipto y quien no pudo salir no siente lo mismo. De allí las diferencias en los tiempos de conmemoración respecto de lo acaecido en Pésaj de Egipto. Quien está todavía hoy en el Egipto interior, necesita de más tiempo para liberarse.
La cocción de la matzá debe terminarse en muy pocos minutos. No debe leudar. No sería símbolo de libertad si no fuera celosa de su tiempo. Cuestión de prioridades. El manejo del tiempo para la obtención de la libertad no se debe malograr.
Debemos «guardar las matzot-mitzvot», para no desperdiciarlas, para no desaprovechar la ocasión. El mismo verbo del sustantivo jametz indica fermentar, agriar, acidificar como desperdiciar, malgastar, desaprovechar, perder. Jametz significa pues, desperdiciar el tiempo de la libertad, en otras palabras: regresar a la esclavitud.
No había tiempo, dirán algunos, en la salida. Había que dedicarse a surgir. Ello no es fácil. Salir de la esclavitud no da tiempo de expresar la alegría aun si se sabe que es importante. Las acciones responsables, cuando se toman, se hacen seriamente. Además, no podía haber júbilo cuando hay seres humanos que sufren. «No te alegres por la caída de tu enemigo, no se goce tu corazón cuando se hunde», leemos en voz del Rey Sabio en Proverbios 24:17.
Pésaj nos obliga a aceptar la tarea de organizar nuestro tiempo y de descansar según nuestro deseo. Pésaj nos enseña a sacudir de nosotros a los caporales que nos empujan constantemente con sus vejámenes a servirlos deprisa hasta que vuelven intolerable nuestra existencia y nos impiden dedicarnos a lo importante.
Pésaj nos invita a guardar las matzot y las mitzvot, para gozar nuestra unión con nuestro propio espacio, en nuestro encuentro doble con Macom, el Omnipresente, y nuestro macom-lugar soberano sobre la faz de la tierra, al que pudimos llegar después de recibir la Palabra y vagar por el desierto. Hace corpórea la noción de la realidad incorpórea, como concesión derivada de la libertad para lograr que el espacio imaginario se convierta en real. Pésaj da sentido a nuestra existencia en cuanto nos permite ubicarnos tanto en el tiempo espiritual como en el espacio, con identidad propia, esta vez por nuestra voluntad.