Acá estamos. Transitando las lecturas de la Torá, semana a semana y cuanto más pasa el tiempo, aumenta nuestra perplejidad y dolor por lo que nos está pasando como pueblo judío y por lo que sigue sucediendo en la tierra de Israel.
¿Y tienes que seguir hablando siempre de lo mismo? – me preguntan algunos que buscan en las superficies de la autocomplacencia.
Y yo me pregunto: – ¿Acaso hay espacio para hablar de otros temas que liguen esta narrativa a enseñanzas morales generales o prácticas rituales particulares?
Necesitamos hablarnos para no enloquecer. Necesitamos simbolizar con palabras para no doblegarnos ante el infortunio. Necesitamos respuestas que no nos permitan resignarnos. No me basta con análisis históricos del derrotero de desgracias y sobrevivencias de nuestro pueblo. No me sirve una versión triunfalista, acerca de que siempre podremos, como los macabeos “los pequeños frente a los grandes”. Me desespera que aún en este tiempo del desarrollo de las ciencias sociales, la filosofía y la política, se siga focalizando en buscar argumentaciones para culpabilizar a quienes están siendo víctimas de un escarnio generalizado. Me preocupa el “silencio de los buenos”. Me aterra la deglución acrítica de axiomas enlatados sobre nuestro pueblo y nuestro lugar en la historia. Me asquea el ensañamiento y la ignorancia que necesita vomitar violencia para calmar sus monstruos.
¿Cómo voy a hablar de otra cosa?
Abro el texto bíblico para encontrar algún mensaje que me siga hablando y encuentro el ideal de shnat hayovel traducido como el año del jubileo.
וְקִדַּשְׁתֶּם, אֵת שְׁנַת הַחֲמִשִּׁים שָׁנָה, וּקְרָאתֶם דְּרוֹר בָּאָרֶץ, לְכָל-יֹשְׁבֶיהָ; יוֹבֵל הִוא, תִּהְיֶה לָכֶם, וְשַׁבְתֶּם אִישׁ אֶל-אֲחֻזָּתוֹ, וְאִישׁ אֶל-מִשְׁפַּחְתּוֹ תָּשֻׁבוּ.
“Y santificaréis el año cincuenta, y proclamaréis libertad (dror -en hebreo) en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia”. Vaikrá- Levítico 25:10
El yovel es un año que se celebra una vez cada 50 años, después de siete ciclos de shmitá o años sabáticos de siete años. Al igual que el año de shmitá, en el yovel no se debe realizar ningún trabajo agrícola y la tierra debe permanecer sin ser sembrada.
Además, en ese año de libertad, los esclavos también acceden a ella, volviendo a ser dueños de sus vidas al mismo tiempo que cada tierra regresa a sus dueños originales.
El requisito de devolver la tierra a sus propietarios originales significaba que la tierra no podía venderse ni arrendarse a perpetuidad y con esto se aseguraban de que no hubiera concentración de tierra en manos de unos pocos. También tenía un significado espiritual: la tierra es de Dios y él “nos la presta” para que nosotros gocemos de sus bendiciones.
Desde el punto de vista agrícola dejar que la tierra descansara durante un año era crucial para garantizar que siguiera siendo productiva a perpetuidad. Por su parte, desde la visión de la ética económica tanto la shmitá (el año séptimo de descanso de la tierra) como el yovel implican cierto tipo de reinicio social, que impide la concentración excesiva de la tierra y la riqueza en unas pocas manos.
Hasta acá las explicaciones para entender de qué estamos hablando. Ahora volvamos al versículo que cité anteriormente.
וְקִדַּשְׁתֶּם, אֵת שְׁנַת הַחֲמִשִּׁים שָׁנָה, וּקְרָאתֶם דְּרוֹר בָּאָרֶץ, לְכָל-יֹשְׁבֶיהָ; יוֹבֵל הִוא, תִּהְיֶה לָכֶם, וְשַׁבְתֶּם אִישׁ אֶל-אֲחֻזָּתוֹ, וְאִישׁ אֶל-מִשְׁפַּחְתּוֹ תָּשֻׁבוּ.
“Y santificaréis el año cincuenta, y proclamaréis libertad (dror -en hebreo) en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia”. Vaikrá- Levítico 25:10
Ukratem DROR baaretz- proclamaréis libertad en la tierra.
Rashi explica que “dror” tiene la raíz del verbo “ladur” que significa “habitar”.
“Rabí Iehudá dijo: “¿Cuál es la etimología del término דרור (dror), libertad? Un hombre libre es como una persona que puede morar (דור-dror) en una posada, lo que significa que puede residir en cualquier lugar que desee y no está bajo el control de otros. (דרור-dror por lo tanto, implica libertad de residencia)” Rosh Hashaná 9b.”
Es la libertad de vivir donde vos decidas aceptando que cada uno elige dónde vivir libremente.
Sin embargo, esta libertad está ligada a una situación que a nosotros hoy nos quita el sueño. No es simplemente una aspiración ideal de una humanidad sin sujeciones.
Fíjense cómo el profeta Yeshaiahu- Isaías usa esta misma palabra:
רוּחַ אֲדֹנָי יְהוִה, עָלָי יַעַן מָשַׁח יְהוָה אֹתִי לְבַשֵּׂר עֲנָוִים, שְׁלָחַנִי לַחֲבֹשׁ לְנִשְׁבְּרֵי-לֵב, לִקְרֹא לִשְׁבוּיִם דְּרוֹר, וְלַאֲסוּרִים פְּקַח-קוֹחַ.
“El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad (dror) a los cautivos y liberación a los prisioneros.” Yeshaiahu- Isaías 61:1
Afligidos, quebrados, cautivos, prisioneros. No son palabras asociadas a una época pasada. Es nuestro presente. Es la imagen en las retinas que tenemos de estas cinco chicas en el video que circuló esta semana, del día en el que las sometieron a las atrocidades más innombrables. Son esos cuerpos rotos, esas caras de desolación, la sangre en sus rostros, sus huesos quebrados y sus humanidades vejadas.
En la época del profeta, Dios lo llama para sanar las heridas, liberar a los cautivos y vendar las afligidos.
¿Quién se siente hoy llamado por el valor supremo de la dignidad de la vida para exigir la libertad de los secuestrados en Gaza después de casi 8 meses de infierno? ¿Quién se siente hoy llamado al menos para leer con compasión lo que estamos viviendo? ¿Qué voces se escuchan que hablen de libertad para vivir, creer, amar, crecer en libertad? ¿Dónde está ese llamado al DROR (libertad) que recupera el sentido del derecho a la vida, de quien sea, y donde sea?
“Y proclamaran la libertad para la tierra”.
Exigimos la liberación de los cautivos. Ya.
Necesitamos que las políticas de la región encuentren liderazgos que contemplen el dolor y el quebranto.
Clamaremos hasta quedarnos sin voz para que todos aquellos que no han perdido contacto con la piedad y la misericordia se unan en un solo grito para confrontar a los cultores del odio y la extinción.
Estamos en peligro. Peligro de resignar nuestras libertades. De acostumbrarnos a la ferocidad. De callarnos cuando es a otro al que le duele. De aceptar discursos de odio como verdades indiscutibles.
Ukratem dror baaretz. Proclamemos la libertad para Liri Albag, Karina Ariev, Agam Berger, Daniela Gilboa y Naama Levy. Y para todos los que están viviendo el infierno del cautiverio en manos terroristas.
La historia nos juzgará por nuestras proclamas o por nuestros silencios.
De cada uno depende. Tú eres uno de ellos.
Rabina Silvina Chemen.