En el versículo 10 del capítulo 23 del libro de Vaikra (Levítico), la Torá nos relata acerca de varias mitzvot (preceptos) que los hijos de Israel tenían que cumplir cuando entrasen a la tierra de Israel.
Primero nos dice que debemos traer el sacrificio del Omer, la primicia de la cosecha. Luego nos pide que contemos a partir del primer día que trajimos el Omer, siete semanas completas y por último nos dice que debemos ofrecer al día siguiente (el día número 50), una ofrenda nueva.
El Sacrificio del Omer
El sacrificio del Omer constaba en una medida de capacidad equivalente a aprox. 2500 cc de cebada (un Omer)
Después de que el Omer era contado, se llevaba al Templo y se lo ponía sobre el fuego en un recipiente de cobre. Después de que la cebada era tostada se la esparcía en una parte del Templo para que el viento la secara rápido y luego se le granulaba en un molino. Se mezclaba con aceite y se quemaba un poco del Omer en el altar y el resto era comido por el sacerdote. Esta era la ofrenda del Omer que se le acompañaba con el sacrificio de un cabrito y con una ofrenda de vino que se esparcía sobre el altar.
Lamentablemente, en nuestros días no podemos cumplir esta mitzvá por cuanto que el Templo de Jerusalén está destruido. Sin embargo, si podemos cumplir la mitzvá de la cuenta de Omer que consiste en contar los días y las semanas que van pasando desde el día en el que se debía llevar la ofrenda del Omer hasta la fiesta de Shavuot, en la cual recordamos la entrega de la Torá.
Es por eso que a partir de la segunda noche de Pésaj (16 de Nisan,) contamos el Omer durante 49 noches seguidas, después de recitar la bendición:
בָּרוּךְ אַתָּה יְהֹוָה אֱלֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם. אֲשֶׁר קִדְּשָׁנוּ בְּמִצְוֹתָיו וְצִוָּנוּ עַל סְפִירַת הָעוֹמֶר:
«Baruj Ata Adon-ay, Elo-heinu, Mélej ha’olam, asher kidshanu be’mitzvotav vetsivánu al sfirat ha’omer
Bendito eres Tu, Señor, D-s nuestro, Rey del Universo, quien nos santificó mediante Sus preceptos y nos ordenó sobre la cuenta del Omer.
A modo de ejemplo: La segunda noche de Pesaj: «hoy es el primer día del Omer», el séptimo día de la cuenta: «hoy son siete días del Omer», el octavo día: «hoy son ocho días del Omer, que son una semana y un día» y así sucesivamente hasta la noche anterior a la fiesta de Shavuot donde contaremos el día cuarenta y nueve.
Días de Preparación
El autor del «Sefer Hajinuj» (Barcelona siglo XIII) no explica que lo principal para el pueblo de Israel es la Torá, y que la razón por la que fueron redimidos y salieron de la tierra de Egipto fue para recibirla en el Monte Sinaí.
La Torá es más importante para el pueblo judío que la salida de la esclavitud física hacia la libertad. Y puesto que lo secundario se lo utiliza para señalar lo principal, fuimos ordenados a contar los días que van desde el segundo día de Pesaj hasta el día de la entrega de la Torá. De esta manera demostramos que deseamos llegar a ese día, de la manera en que alguien que desea mucho llegar a una fecha o a una situación importante en su vida, cuentan los días que le faltan para llegar a aquella fecha.
A través de la cuenta del Omer demostramos que estos días son especiales, pues son días en los que nos preparamos espiritualmente para recibir la Torá.
Leyes de la Cuenta del Omer
Se cuenta día por día y, a partir del séptimo día, se cuentan los días y las semanas.
Se cuenta el Omer de pie. Sin embargo, se cumple con la obligación si se cuenta sentado.
La obligación de contar el Omer empieza a partir de la caída de la noche (aparición de las estrellas) Sí por error se contó el Omer durante el crepúsculo, ante de la aparición de las estrellas, según cierta opinión de nuestros sabios, se cumple con la obligación, pero se recomienda en este caso volver a contar a la caída de la noche sin repetir la brajá.
Se cuenta el Omer hacia el final de Arbit, al cabo de la Amidá. Si ya es de noche, se cuenta el Omer antes de la oración de Arbit.
El oficiante empieza por decir la brajá seguida de la cuenta del Omer. Luego cada uno de los fieles repite la y dice la cuenta él/ella mismo/a, pues el deber de contar es personal.
Se dice la siguiente bendición:
בָּרוּךְ אַתָּה יְהֹוָה אֱלֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם. אֲשֶׁר קִדְּשָׁנוּ בְּמִצְוֹתָיו וְצִוָּנוּ עַל סְפִירַת הָעוֹמֶר:
«Baruj Ata Adon-ay, Elo-henu Melej Haolam, asher kidshanu be’mitzvotav vetzivanu al sfirat ha’Omer».
Bendito eres Tu, Señor nuestro D-s, Rey del mundo, que nos has santificado con Tus preceptos y nos ordenaste lo que refiere al cómputo del Omer.
Luego se menciona el número del día, y el número equivalente de semanas y días que representa, por ejemplo:
– Hoy son cinco días del Omer.
– Hoy, son catorce días, que son dos semanas del Omer.
Si no sabe contar en hebreo, se cuenta el Omer en cualquier otra lengua que conoce.
Si antes de contar, nos preguntan cuál es la cuenta del Omer, hemos de responder: Ayer era tal día del Omer, pues si mencionamos la cuenta de hoy, ya habremos cumplido con la obligación y no podríamos contarlo normalmente.
Si se olvidó de contar al principio de la noche, puede hacerlo toda la noche. Si omitió de contar durante la noche, puede repararlo durante el día, y en las noches siguientes seguir contando normalmente.
Pero si omitió de contar aún durante el día, la cuenta de 49 días ya no será completa y, no habiendo observado la condición de siete semanas enteras, ya no podrá decir la durante el resto del período de Omer y tendrá que contarse pidiendo cada día a otra persona cuando bendiga, lo incluya con su pensamiento en su brajá.
Antes de decir la, hay que saber qué día se va a contar.
Si se equivocó una noche en la cuenta y sólo a la noche siguiente se dio cuenta del error, es como si no hubiese contado aquel día y ya no puede decir la los días siguientes. Esto se aplica en el caso que está seguro del error, pero ante la duda si se equivocó o no, puede seguir contando los demás días con brajá.
Las mujeres están tradicionalmente exentas de contar el Omer. Existe la costumbre de que en este periodo, las mujeres no hagan labores a partir de la caída de la noche durante todo los días en que se hace la cuenta del Omer. Actualmente debería ser aplicado a hombres y mujeres, tanto la obligación de contar, como no hacer labores del hogar.