PARASHOT MATOT- MASEI: Coleccionistas de memorias

«La lengua determinó en forma inequívoca que la memoria no es un instrumento para la exploración del pasado, sino solamente el medio. Así como la tierra es el medio en el que yacen enterradas las viejas ciudades, la memoria es el medio de lo vivido. Quien intenta acercarse a su propio pasado sepultado tiene que comportarse como un hombre que excava. Ante todo, no debe temer volver una y otra vez a la misma circunstancia, esparcirla como se esparce la tierra, revolverla como se revuelve la tierra. Porque las “circunstancias” no son más que capas que sólo después de una investigación minuciosa dan a luz aquello que hace que la excavación valga la pena, es decir, las imágenes que, arrancadas de todos sus contextos anteriores, aparecen como objetos de valor en los aposentos sobrios de nuestra comprensión tardía, como torsos en la galería del coleccionista.” Walter Benjamin «Cuadros de un pensamiento»

Todo este bello texto me permite introducir el final de libro de Bemidbar- Números, ya que, lejos de las narrativas colmadas de personajes y situaciones conflictivas, el cuarto libro de la Torá nos obliga a leer una tediosa lista de lugares recorridos durante los 40 años de travesía en el desierto. Ese camino serpenteado, que nada tenía que ver con el destino sino con la experiencia. Cuarenta y dos paradas hicieron desde que dejaron atrás Egipto. Y un ejercicio que no es geográfico sino existencial. Enseñarle a un pueblo entero el valor de la memoria y recorrer cada una de sus capas de tiempo y de sucesos como el mejor de los excavadores.

“Estas fueron las marchas de los israelitas que partieron de la tierra de Egipto, tropa por tropa, al mando de Moisés y Aharón. (2) Moisés registró los puntos de partida de sus diversas marchas según las instrucciones de Adonai. Sus marchas, por puntos de partida, fueron las siguientes:” BemidvarNúmeros 33:1-2

Así comienza parashat Masei que este año se une a la anterior, Matot dado que se debe terminar de leer el cuarto libro de la Torá el Shabat previo a Tishá Beav – el noveno día del mes de av, en el que culminan las tres semanas de tristeza y duelo al evocar la total destrucción del Beit Hamikdash y el exilio del pueblo de Israel.

El sabio italiano Rab Ovadia ben Iaakov Sforno (s.XV) repara en un detalle muy interesante para pensar lo modos de la memoria.

Vayamos al texto y luego a su exégesis

אֵלֶּה מַסְעֵי בְנֵי-יִשְׂרָאֵל, אֲשֶׁר יָצְאוּ מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם–לְצִבְאֹתָם: בְּיַד-מֹשֶׁה, וְאַהֲרֹן. וַיִּכְתֹּב מֹשֶׁה אֶת-מוֹצָאֵיהֶם, לְמַסְעֵיהֶם–עַל-פִּי יְהוָה; וְאֵלֶּה מַסְעֵיהֶם, לְמוֹצָאֵיהֶם.

“Éstas son las estaciones (etapas, destinos) que recorrieron los israelitas cuando salieron de Egipto, agrupados por regimientos, bajo la conducción de Moshé y Aharón. Moshé consignó por escrito el punto inicial de cada etapa, por orden del Señor. Estas, pues, son sus jornadas de acuerdo con sus puntos de partida.”  Bemidbar- Números 33:12

Sforno repara en un detalle aparentemente poco trascendente.

“Escribió el nombre de los lugares hacia los que se dirigían, así como el nombre de los lugares desde donde habían comenzado ese viaje en particular.”

Moshé está escribiendo la narrativa que acompañará a las generaciones que no vivieron el desierto. En general, cuando a uno le preguntan a dónde viaja, se menciona sólo el/los destinos. Viajo a París. Voy a Jerusalem. Mi destino es Washington con escala en Dallas…

No es usual que cuando uno relata un viaje, nombre de dónde sale como parte de la información requerida.

Y no estamos hablando de turismo. Sino de memoria.

¿Cómo se construye la memoria de un grupo de personas, de una sociedad, de una nación? ¿Qué elementos nos sirven para acceder a lo vivido?

La memoria tiene sentido si nos guía hacia un propósito, si nos impulsa para adelante. Un “delante” que se constituye en los puntos de partida; las salidas. Van a llegar al próximo destino y no van a olvida de dónde han venido.

Sforno nos sigue hablando:

“La razón por la que encontramos a veces el objetivo mencionado primero y otras veces el lugar de partida, se debe a que a veces la gente se alegraba de alejarse de cierto lugar donde había ocurrido el desagrado, mientras que otras veces se simplemente estaban contentos de llegar a un nuevo destino con la esperanza de una estancia agradable en su nuevo campamento. Uno de los aspectos más desconcertantes de todos estos viajes fue que el nuevo objetivo nunca había sido anunciado de antemano, por lo que la gente siempre estaba a oscuras sobre lo que traería el día siguiente. A pesar de todas estas incertidumbres, nunca se negaron a seguir la nube y levantar el campamento en cualquier momento cuando fuera necesario. La razón por la que tanto el levantamiento como el armado del campamento se mencionan por separado es que ambos implicaban una cantidad considerable de incomodidad.”

Me quiero detener en varios aspectos de este comentario del maestro italiano.

A veces elegimos no recordar porque el lugar del que venimos nos ha dejado un sabor amargo. Sin embargo, Moshé no deja de mencionarlos.

Otras, no iniciamos la marcha porque no tenemos totales garantías de hacia dónde nos dirigimos. Y quien no camina no llega a ninguna parte.

Moverse, crecer, vivir, -en definitiva-, implica una cantidad considerable de incomodidad. Y sí, de esto se trata la marcha a nuestras próximas promesas. A pesar de que este tiempo de la facilitación y el hedonismo nos haya convencido de que lo único que importa es la satisfacción personal y la búsqueda de la felicidad a toda costa; Moshé nos está enseñando que nuestras historias personales y colectivas han tenido y seguirán teniendo momentos de dificultad en sus orígenes, que no debemos negarlos porque es desde allí de donde venimos. A veces de fracasos, otras de desengaños, muchas de equívocos. Y si hemos podido salir de allí, la invitación es a seguir explorando caminos que no siempre estarán prolijamente trazados. Quizás nuestras marchas vayan marcando las huellas que nosotros no hemos encontrado.

Tomamos conciencia del caleidoscopio de emociones y situaciones que nos han traído hasta acá. No escondemos nuestros errores. No nos avergüenzan nuestras fallas. No le tememos al esfuerzo. Nos da orgullo el haber sorteado incomodidades.

Vuelvo al comienzo: la memoria no es un instrumento de exploración del pasado; sino que el modo en el que recordamos define una narrativa que nos presenta. Con todas nuestras salidas y nuestras llegadas. Con lo que nos dio placer y lo que nos costó enojos y disgustos. Somos luz y sombra y eso hace que sigamos de pie hacia nuevos horizontes. Cada una de las estaciones los hizo más sabios, ya que acumularon en la hostilidad del desierto la oportunidad más preciosa de sus vidas; hacer camino al andar.

Jazak Jazak venitjazek.

Hemos terminado el libro de Bemidbar- Shabat Shalom

Rabina Silvina Chemen.